En 2024 Estados Unidos se convirtió en un importante mercado para el arroz de Brasil adquiriendo el 19% del valor exportado de arroz blanco.

Río de Janeiro, Brasil | Todo El Campo | La economía brasileña y todos sus actores están atentos a cómo golpeará en cada eslabón de la cadena, la implementación de aranceles por parte de Estados Unidos.

El arroz sería uno de tantos sectores que saldría perjudicado si no se para la tensión ente Estados Unidos y Brasil. Pero, ¿cómo podría detenerse cuando el mensaje que nos llega por diversas fuentes es el contrario?

La información que llega a los medios de comunicación y que éstos reproducen a su público, dan cuenta de una cada vez más distante relación, pero sabemos que en política hay por lo menos dos niveles básicos de actuación (y este es un conflicto político aunque utilice armas económicas): uno es el que todos conocemos porque se plantea en los medios, a través de diversos debates públicos haciendo partícipe a la sociedad; y dos, el nivel de la discreción, lejos de los periodistas, lejos de los debates abiertos, con negociadores de primer nivel y mucho de diplomacia. ¿Quién sabe si en ese momento no se están tejiendo soluciones que eviten la imposición de aranceles que siempre perjudican a los más desfavorecidos?

Así y todo, no parece haber una salida sencilla, y mientras en los altos niveles políticos buscan una salida decorosa (Donald Trump no puede retroceder en sus dichos y no hacer nada para no quedar como un hablador sin carácter; mientras Lula da Silva no puede ceder a las presiones sin dar la imagen de sumisión y pérdida de soberanía política), los trabajadores brasileños analizan las consecuencias que deberán afrontar.

Ayer (viernes 11), la Asociación Brasileña de la Industria del Arroz (Abiarroz), destacó que Estados Unidos se ha convertido en “uno de los mercados más importantes para el arroz”, comprando en 2024 “el 19% del valor exportado de arroz blanco”.

Con esos porcentajes, es evidente de Brasil depende de ese mercado, y cualquier distorsión sería altamente perjudicial. No ocurre lo mismo visto desde el lado estadounidense, porque este país sí podría reemplazar el arroz brasileño, importándolo desde otro país. ¿Uruguay podría ser una opción?, cabe preguntar, pero la realidad es que en un mundo tan interconectado lo mejor es que todos los países se fortalezcan y no uno en perjuicio de otro.

Volviendo a Abiarroz, esta institución estimó en US$ 25 millones la pérdida anual a nivel de la industria del arroz, solo por los aranceles anunciados (del 50%).

El comunicado concluye instando a la prudencia y la inteligencia: “Es fundamental que las autoridades adopten una postura diligente y orgullosa, pero también cautelosa, considerando la vulnerabilidad de segmentos como el cultivo de arroz frente a una importante relación comercial”.

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