La pregunta del título se hace necesaria, porque todos sabemos que en política internacional ningún país actúa por simpatía, sino por interés.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El gobierno de Estados Unidos está tan contento con el resultado de las elecciones parlamentarias argentinas como el propio Javier Milei.
El jueves 30, el secretario del Tesoro, Scott Bessent saludó al presidente argentino por el resultado alcanzado en las elecciones del domingo 26 de octubre.
El saludo en sí no llama la atención, está dentro de lo que cabe esperar. Sin embargo lo hizo en un contexto que merece ser observado con atención.
Bessent lo envió a través de un posteo en X de cuatro párrafos, lo que trasciende un mero saludo formal, pero además -y este detalle es de mayor importancia aún-, lo hizo desde Corea del Sur, en el marco de la reunión cumbre entre el estadounidense Donald Trump y el chino Xi Jinping. No hay dudas de lo que Estados Unidos valora a Javier Milei.
EL SALUDO DE BESSENT A MILEI.
Bessent felicitó al mandatario argentino “por la histórica victoria de La Libertad Avanza en las elecciones” del domingo 26. “Su fortaleza y visión infunden esperanza a una nueva generación de argentinos”, escribió.
Gracias al liderazgo del presidente Trump “el mensaje de libertad económica del presidente Milei resuena en todo el hemisferio occidental y marca la pauta en América Latina”, continuó.
Señaló que “los mercados deberían acoger con facilidad y entusiasmo la financiación de la República para 2026”.
Más adelante añadió: “La política del presidente Trump, de Paz a través del fortalecimiento económico, va a transformar América Latina”.
El gesto del secretario del Tesoro es una pieza más del apoyo que Trump y Estados Unidos han dado a Argentina.

MINERALES, PETRÓLEO Y ENERGÍA NUCLEAR.
La pregunta a hacerse es por qué ese apoyo que parece casi incondicional. Todos sabemos que en política internacional ningún país actúa por simpatía, sino por interés.
Por lo pronto es evidente que Estados Unidos tiene un claro interés geopolítico en un país con un potencial productivo excepcional. También es cierto que posicionarse como amigo o socio de Argentina le da espacio en esta parte del mundo y un lugar desde donde poder ejercer influencia en toda la región.
Esa influencia va en interferir la influencia que China tiene en Argentina y la región; pero también hay intereses de otra naturaleza: minerales críticos (principalmente litio y cobre de un total de diez que son cobalto, níquel, manganeso, grafito, zinc, platino, tierras raras, además de cobre y litio ya mencionados), petróleo y energía nuclear.
Sobre el petróleo cabe señalar que el país espera una producción de máximos históricos. La producción argentina de setiembre creció 0,7% respecto a agosto, y tuvo un salto de casi 14% en el comparativo interanual, llegando a acariciar el récord histórico de 1998.
En cuanto a la energía nuclear, medios argentinos han informado que la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA) estima que para fines de la década, la demanda anual de uranio para reactores nucleares será de 60.000 toneladas, mientras que la producción mundial es solo de 48.000 toneladas. Ese déficit pone al uranio argentino en un sitio de atención global.
Wall Street Journal publicó que el Tesoro de Estados Unidos busca ampliar el acceso al uranio argentino, y sobre eso ya hubo conversaciones entre Bessent y el ministro de Economía argentino Luis Caputo, para explorar acuerdos. La administración Trump también busca “limitar el acceso de China a los recursos del país”.
Por otro lado, Argentina construyó una infraestructura científica y tecnológica con tres centrales en operación (Atucha I, Atucha II y Embalse) centros de investigación de referencia y empresas como INVAP, reconocida mundialmente por sus exportaciones de reactores y sistemas de control. Todos temas abordados en un reciente informe titulado “La energía nuclear en Argentina y su encrucijada político-legal”. Ese mismo documento advierte que el desafío de los programas nuclearas argentinos no es de tipo técnico sino político.
Todo esto bien vale el programa de rescate que ha desarrollado Washington, y que incluye la compra de pesos argentinos para evitar que el dólar se dispare, y mantener la volatilidad.

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