Según el último informe de la FAO.
Montevideo | Todo El Campo | El último pronóstico de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), respecto a la producción mundial de cereales en 2025, tuvo un incremento de 10,1 millones de toneladas (0,3%), llegando a una producción global de 2.971 millones de toneladas. El aumento refleja revisiones al alza de los pronósticos de producción en todos los cultivos, liderados por el trigo, el maíz y el arroz (en orden de magnitud).
La producción mundial de trigo se pronostica en 809,7 millones de toneladas en 2025, un 0,6% más que el mes anterior y ahora un 1,3% por encima de la producción de 2024. La mayor parte del aumento de este mes está relacionado con Australia, donde las lluvias favorables de julio a agosto, tras un comienzo seco de la temporada en algunas partes, impulsaron las expectativas de rendimiento y elevaron el pronóstico de producción para 2025 a un nivel que ahora está a la par con el promedio de cinco años. Las previsiones para la Unión Europea y Rusia también son elevadas por el aumento de los rendimientos.
La producción mundial de cereales secundarios en 2025 se pronostica en 1.605 millones de toneladas, un 0,3% más que la cifra del mes pasado y ahora 91,7 millones de toneladas más que la producción de 2024. La última revisión al alza se debe principalmente a un pronóstico más alto en Brasil, vinculado a rendimientos mejores de lo esperado.
La producción de maíz también ha aumentado para China, según datos oficiales recientemente publicados, y para Estados Unidos, vinculada a una superficie más grande que superó un pequeño recorte simultáneo de los rendimientos. Con 427,1 millones de toneladas, la producción de maíz de Estados Unidos alcanzaría un máximo histórico y representaría un tercio de la producción mundial, la mayor proporción de la producción mundial de maíz desde 2016. Estos aumentos compensaron los recortes a los pronósticos de producción en la Unión Europea, donde el clima seco y cálido redujeron las expectativas de rendimiento, y en México, donde las cifras oficiales recientes apuntan a un área menor a la esperada.
Los pronósticos para la producción mundial de cebada y sorgo en 2025 también se han elevado marginalmente este mes, debido en gran medida a la mejora de las perspectivas en Australia.
En cuanto al arroz, la FAO ha rebajado provisionalmente su pronóstico de producción para Pakistán en 0,6 millones de toneladas (elaborado), debido a las graves inundaciones en Punjab, la principal provincia productora de arroz del país. Sin embargo, esta rebaja se ve compensada por un aumento de 1,6 millones de toneladas en las expectativas de producción para la India, donde se informa de un fuerte ritmo de siembra de cultivos de Kharif, a pesar de algunos problemas planteados por las lluvias deficientes en algunos estados del este y el noreste y por las inundaciones en las zonas del noroeste. Como resultado de estos cambios y de otras modificaciones menores, se prevé ahora que la producción mundial de arroz alcance un máximo histórico de 556,4 millones de toneladas (elaborado) en 2025/26, 1,0 millones de toneladas más que las expectativas de septiembre e implica una expansión anual del 1,2%.

El pronóstico de la FAO relativo a la utilización mundial de cereales en la campaña 2025/26 indica que esta alcanzará ahora el nivel sin precedentes de 2.930 millones de toneladas tras una revisión al alza de 8,1 millones de toneladas desde setiembre. El pronóstico sobre la utilización total de cereales secundarios en 2025/26, que asciende a 1.575 millones de toneladas, registra un aumento de 7,2 millones de toneladas respecto de la cifra indicada en el informe anterior y 33,8 millones de toneladas (2,2%) por encima del nivel de 2024/25. La revisión al alza de este mes obedece sobre todo a un mayor uso del maíz y la cebada en las raciones de alimento y fines industriales. Según el pronóstico, los abundantes suministros de maíz se destinarán al uso de alimento animal en los principales países productores, esto es, el Brasil y los Estados Unidos de América y en países importadores como Egipto y México. Asimismo, la utilización de trigo en 2025/26 alcanzará el nivel sin precedentes de 804,2 millones de toneladas, previéndose un aumento de su uso como ración y para consumo humano. En este último caso, el aumento está en consonancia con el crecimiento demográfico, ya que el consumo de alimentos per cápita se mantendrá prácticamente invariado de un año a otro. Se estima que la utilización mundial de arroz alcanzará el máximo histórico de 550,8 millones de toneladas en 2025/26, con poca variación respecto de las previsiones de septiembre y un aumento del 2,0 % desde 2024/25.
En cuanto a las reservas mundiales de cereales al cierre de las campañas de 2026, la FAO dice que hubo un alza de 1,6 millones de toneladas respecto del mes precedente, cifrándose en 900,2 millones de toneladas tras las revisiones al alza introducidas en relación el trigo y el arroz, mientras que los pronósticos relativos a los cereales secundarios se han rebajado ligeramente. Se calcula que las reservas de trigo aumentarán 2,4 millones de toneladas respecto de sus niveles de apertura, registrándose cierta acumulación en los principales países productores, como el Canadá y Rusia, tras unas cosechas abundantes. Se prevé una recuperación de las reservas de maíz, debido en gran medida a su acumulación en el Brasil y Estados Unidos, los principales países productores, mientras que las reservas en la UE podrían disminuir al rebajarse los pronósticos sobre la producción; al mismo tiempo, se espera un aumento de su uso como pienso.
En cuanto a otros cereales secundarios, se prevé que las reservas de cebada, sorgo y centeno se mantendrán estables. Según el pronóstico, el coeficiente reservas-utilización de cereales a escala mundial en 2025/26 permanecerá prácticamente invariado desde la campaña anterior, en un 30,6 %, lo que sigue indicando un nivel holgado de la oferta en la nueva campaña. Tras un aumento de 1,1 millones de toneladas, el pronóstico de la FAO sobre las reservas mundiales de arroz al cierre de las campañas comerciales de 2025/26, que ahora ascienden a 215,6 millones de toneladas, sigue indicando que las reservas mundiales de arroz podrían alcanzar un nuevo máximo gracias a su acumulación en los países exportadores e importadores de arroz.
El último pronóstico de la FAO sobre el comercio mundial de cereales en 2025/26 se ha incrementado en 3,7 millones de toneladas hasta situarse en 497,1 millones de toneladas, apuntando a un aumento del 2,5% (12,0 millones de toneladas) respecto del nivel de 2024/25. El comercio mundial de trigo (julio/junio) aumentará un 4,9 % (9,5 millones de toneladas) en 2025/26 y alcanzará los 202,1 millones de toneladas, es decir, 1,2 millones más de lo pronosticado el mes pasado. Las perspectivas de disminución de las exportaciones en la UE, como consecuencia del lento ritmo observado en el primer trimestre, se ven compensadas por las revisiones al alza de las exportaciones de Australia, a causa de la abundancia de la oferta tras una cosecha excelente, y de los Estados Unidos, a raíz de los precios competitivos y la fuerte demanda constante de Iraq y Turquía.
El comercio de cereales secundarios también se ha incrementado en 2,9 millones de toneladas debido a las revisiones al alza en relación con la cebada y el sorgo, mientras que se calcula que el comercio mundial de maíz, cifrado en 189,9 millones de toneladas, se acercará al nivel alcanzado en la campaña 2024/25, ya que los países importadores aprovecharán la abundante oferta y los precios bajos. El comienzo de la campaña 2025/26 ha registrado una fuerte demanda de cereales secundarios por parte de México, Turquía y la UE, mientras que las compras de China siguen siendo moderadas. Según el pronóstico, el comercio internacional de arroz ascenderá a 60,1 millones de toneladas en 2026 (enero-diciembre), ubicándose por debajo del pronóstico revisado de 61,2 millones de toneladas para 2025. Se estima que la reducción anual del 1,8% estará basada en la demanda, ya que la amplitud de disponibilidades derivadas de las buenas cosechas locales y las compras cuantiosas de 2025 podrían impulsar un segundo recorte anual de las importaciones en los países asiáticos, al tiempo que en cierta medida disminuirían las compras de los países africanos.
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