En un congreso sobre ciencia realizado en Colombia se incluyó un panel sobre la comunicación, el acceso y el entendimiento de la ciencia. Los panelistas coincidieron en que el mensaje científico debe llegar a la política de forma clara.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Se realizó en Bogotá, Colombia, el XII Encuentro RedBio 2025, evento que convocó a científicos, no científicos y periodistas especializados en esa temática, y desarrollo diversos paneles, uno de ellos titulado “Políticas públicas para la ciencia, investigación e innovación” que hizo foco sobre el vínculo de la ciencia y la política.
Participaron de la mesa diálogo la diputada colombiana Yulieth Sánchez Carreño, integrante de la comisión de ciencia y tecnología del Parlamento de ese país; Pedro Rocha Salavarrieta, coordinador de biotecnologia y bioseguridad del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura; Diego Villanueva-Mejía, investigador y docente de la Universidad EAFIT; y Alejandra Sánchez Zuluaga, politóloga vinculada al asesoramiento científico en el Parlamento colombiano.
La moderación estuvo a cargo de María Andrea Uscategui, directora ejecutiva de Agro-Bio Colombia.
LA CIENCIA DEBE DAR UN MENSAJE MÁS CLARO.
Sánchez Carreño abrió la participación de la mesa destacando la importancia de que la política y la ciencia puedan trabajar en conjunto, y planteó la necesidad de que los científicos bajen al llano en sus conceptos y terminología para poder ser entendidos.
Dijo que en la ciencia hay personas demasiado estudiosas con aspectos muy técnicos y “los políticos a veces sentimos que debemos bajar toda esa técnica y términos para que la gente pueda entender”, y eso incluye a los políticos que muchas veces son los que trasladan el mensaje.
“La invitación es que los investigadores bajen ese mensaje para que nosotros podamos entender, enamorarnos en los proyectos científicos en los que ustedes trabajan, y nosotros podamos acompañarlos desde el Parlamento, y poder decir que determinado proyecto de ley, trabajado en conjunto entre la investigación la educación y el parlamento, puede convertirse en ley”.
La legisladora reiteró el concepto: “Trabajemos de la mano, pero necesitamos que los científicos nos bajen el mensaje más claro con términos que sean entendibles por la gente. Estamos dispuestos a escucharlos y aprender muchísimo, porque ustedes con la investigación nos ayudan con el desarrollo en nuestro país, y queremos seguir trabajando juntos”.
DIFUNDIR CIENCIA CON SENCILLEZ Y SIN PERDER EL RIGOR TÉCNICO.
Pedro Rocha dijo que “los políticos tienen buenas intenciones, pero no son sabios que lo saben todo, y es ahí donde puede haber una gran desconexión entre la política, la ciencia y los científicos. No hay que dejar solos a los que hacen las políticas y toman las decisiones, porque no necesariamente tienen el conocimiento técnico sobre las cosas donde muchas veces hay que tomar decisiones sobre asuntos específicos”.
Muchas veces cuando uno habla con investigadores, éstos toman distancia de lo político por entender que es “muy burocrático”. En eso “hay un error, porque la burocracia debe existir, aunque hay algo que no se le puede perdonar a la burocracia, y es que no funcione”. Lo correcto es “que la burocracia exista para que las cosas funcionen”. Pero lo importante aquí es que “no se debe dejar solos a los hacen la política y toman las decisiones”, enfatizó.
Comunicar la ciencia en un lenguaje simple es lo que se debe hacer, “pero hay que establecer los canales de comunicación”, planteó. “Cuando se trata de ciencia hay que ser muy consciente del rigor técnico, pero sabiendo traducirlo y entregarlo a los que toman decisiones”.
El trabajo científico no siempre tiene notoriedad en el general de la sociedad, ni en las redes sociales que son hoy un vehículo de comunicación importante, y “una iniciativa científica puede truncarse por el impacto político (negativo) que puede tener alguna decisión, y eso no se da porque los políticos sean malos, sino que es una situación que existe relacionada con el funcionamiento de nuestras democracias”.
Además “hay que reconocer la heterogeneidad de los diferentes miembros de la sociedad y de los distintos países. Es necesario tomar en consideración que hay múltiples grupos, y una de las características de los parlamentos es que deben tomar decisiones, hacer política, incluyendo muchos grupos” de interés o de opinión.
GENERAR MESAS DE TRABAJO ENTRE CIENTÍFICOS Y POLÍTICOS.
Villanueva-Mejía fue consultado sobre las barreras que impiden que la ciencia fluya en lo político, y contestó que esa respuesta “quizá no la tenemos tan clara por parte de los científicos ni de los políticos”.
“Sí hay una limitación en la comunicación científica, pero la ciencia no puede ser un accesorio en la toma de decisiones. La ciencia tiene que ser el pilar fundamental y estructural en la toma de esas decisiones públicas”.
Un problema es que los políticos “son muy reactivos y responde en el corto plazo, cuando hay otros intereses y muchas veces no se piensa en la globalidad o integralidad, sino en lo que está ocurriendo. Eso pasa mucho en Latinoamérica”. En cambio, reflexionó que “la ciencia permite tomar decisiones que nos lleven a un desarrollo oportuno en el mediano y largo plazo, y por eso hay que trabajar juntos y para eso es necesario estar muy conectados”.
Para esa conexión no es necesario hacer foros, aunque “son ejercicios muy valiosos”, pero “una de las cosas que debería institucionalizarse es la existencia de mesas trabajo permanente, en la que los científicos y los políticos conversemos, para que salgan programas, proyectos, declaraciones oportunas”.
Cuando se lanzan “proyectos que regulan y permiten el desarrollo de la región basado en ciencia, no hay tanta restricción ni prohibición, hay más entendimiento sobre lo que hacemos, y por lo tanto el conocimiento, las starup, los emprendimientos y las innovaciones pueden desarrollarse en la región”.
Por el contrario, “cuando los políticos nos asfixian con regulaciones, lo que ocurre es que la starup y los innovadores se van porque no pueden generar desarrollo en la región, y eso nos frena. Es un cuello de botella que hay que atacar, porque la innovación y la ciencia deben permitir el desarrollo de la región”.
INSTITUCIONALIZAR EL ASESORAMIENTO CIENTÍFICO EN EL PARLAMENTO.
Alejandra Sánchez Zuluaga busca institucionalizar la asesoría científica en el legislativo trabajando junto a la diputada Jennifer Pedraza. Al intervenir en el panel, dijo que “el acceso al conocimiento es una disputa en el mundo, porque para miles de comunicades el conocimiento sigue siendo un privilegio, y por eso la necesidad de una divulgación científica y la apropiación social del conocimiento. Pero eso no sucede sin lo mínimo que se precisa para lograrlo que es el presupuesto”.
Advirtió que “hoy en el mundo están triunfando discursos anticientíficos, y es un auge que los políticos han usado para retroceder en la inversión en ciencia, tecnología y educación; y ese auge de discursos populistas y demagogos que está tomando fuerza en América Latina lo tenemos que parar. ¿Cómo?, a través de evidencia científica porque la ciencia, el conocimiento y la educación transforman vidas y resuelven problemas sociales. Ahí está la función social de la ciencia”, enfatizó.
Por esas razones, desde el Parlamento “hemos promovido la creación de una Comisión permanente para hablar, discutir y hacer control político sobre todos los temas de ciencia”.
En Colombia “no ha habido políticos que se dediquen a la ciencia, que pongan la lupa en el presupuesto de la ciencia, y tampoco hay control político”. Sin embargo, no es solo controlar, sino también “generar un puente de interlocución” entre científicos y políticos.
Otro reto es que los parlamentarios no siempre son los que toman decisiones, por tanto “ahora necesitamos que la figura que ya está en el Parlamento como control político, llegue a la rama ejecutiva” con alcance a los alcaldes, los intendentes y por supuesto ministros e incluso el presidente.
Es muy “dramático” y se debe corregir, que “la política llega tarde a la ciencia; necesitamos pasar a la acción”, finalizó.

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