“Una asociación sólida no significa dependencia absoluta; necesitamos equilibrarnos con nuevos mercados y políticas de autonomía en los insumos”.

Brasilia, Brasil | Todo El Campo | Depender mucho de otros países nunca es cosa buena, en especial en un mundo que cambia y se enfrenta permanentemente a nuevos desafíos debido a acciones propias, de socios e incluso de rivales políticos, económicos o comerciales.

En lo macro como en lo micro, el mundo dista mucho de ser un lugar tranquilo y de seguridades, y cualquier asesor financiero y de economía aconsejaría no centrar el crecimiento en un solo sentido, en una sola actividad, y mucho menos depender de un solo socio comercial.

La reflexión vale para el papel que está desempeñando Brasil, en medio de la guerra comercial y arancelaria que ha lanzado Estados Unidos en el mundo entero y que tiene a China como uno de sus objetivos centrales.

Brasil, importante proveedor global de alimento, la mayor potencia del continente, y por eso con la capacidad de liderar en Latinoamérica, se ha convertido en un socio comercial destacado en China, y tiene en China la debida contraparte, y eso preocupa a algunos analistas, observadores y actores del comercio del país.

Un artículo de AgoLink destaca que en 2024, China se consolidó como el principal destino de las exportaciones agropecuarias brasileras, liderando la compra de productos como la soja, carne de vacuno y el algodón; pero también es uno de los mayores proveedores de insumos agrícolas esenciales para el país.

Datos de Biond Agro, basados en información del Ministerio de Fomento, Industria, Comercio y Servicios, indican que el 73,4% de las exportaciones brasileñas de soja se destinaron al mercado chino, moviendo más de US$ 31.500 millones. En total, el complejo sojero generó ingresos por más de US$ 60.000 millones, manteniéndose como el buque insignia de la agenda exportadora nacional.

“China es, sin duda, el principal socio comercial del agronegocio brasilero, pero esta concentración genera fragilidad estructural”, advirtió Felipe Jordy, gerente de inteligencia y estrategia de Biond Agro. “Necesitamos equilibrarnos con nuevos mercados y políticas de autonomía en los insumos”, agregó en declaraciones que publicó AgroLink,

SOJA, MAÍZ, CARNE DE VACUNO Y OTROS.

En 2024 la soja representó el 15% de todas las exportaciones de Brasil, superando incluso al mineral de hierro y al petróleo. China absorbió más del 73% de la producción nacional de soja y mantuvo su participación en la compra de sus derivados, reforzando su papel como el cliente más estratégico del agronegocio brasileño.

El maíz es otro producto que ganó protagonismo, ocupando la segunda posición entre los productos más exportados. El país colocó 40 millones de toneladas del grano, generando más de US$ 10.000 millones en ingresos. En este caso, China fue responsable solo del 6% de esas exportaciones, por unos US$ 465,5 millones, y con una expectativa es de crecimiento, impulsada por la disputa comercial con Estados Unidos, que puede abrir espacios para ampliar la participación brasilera en el mercado chino.

La carne de vacuno también mostró un desempeño significativo en 2024. Brasil exportó más de 2,2 millones de toneladas, generando US$ 10.000 millones. De ese total, el 59% se destinó a China, que también compró el 19% de la carne de cerdo brasilera y el 10% de la carne de pollo.

El algodón brasilero superó a Estados Unidos y se convirtió en el principal producto exportado del sector en 2024. Más del 90% de la producción exportada está certificada y es trazable. China adquirió un tercio del algodón sin cardar o peinado vendido por Brasil, moviendo US$ 1.700 millones.

DEPENDENCIA DE BRASIL EN INSUMOS.

China fue el segundo mayor proveedor de fertilizantes de Brasil en 2024, con exportaciones de US$ 2.100 millones.

En productos fitosanitarios, la dependencia es aún más crítica: el 100% del glufosinato, el picloram y el clorotalonil que se consumen en Brasil provienen del mercado chino, además del 85% del glifosato y el 78% del acefato.

PREOCUPANTE.

A pesar de los beneficios de la asociación comercial, el grado de exposición es preocupante.

Los cambios geopolíticos, las barreras comerciales o las crisis sanitarias pueden afectar directamente a los ingresos del sector.

Jordy comentó: “Una asociación sólida no significa dependencia absoluta. El futuro de la agricultura brasilera requiere autonomía estratégica y resiliencia internacional”.

Con datos de AgoLink. Foto mfa.gov.cn

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