La cría de insectos, promovida como una revolución para la sostenibilidad alimentaria, está ahora en el centro de un acalorado debate.

Roma, Italia | Todo El Campo | En Europa se debate sobre la pertinencia de usar insectos en la elaboración de alimentos para la ganadería. Resulta que los insectos -que se suponen llegaron para favorecer la sostenibilidad-, cuando son alimentados con cereales y no de residuos de alimentos, pueden tener mayores impactos ambientales que los ingredientes convencionales como la harina de soja.

Según el Eurogrupo para los Animales, desde 2017, gracias a la mayor permisividad de la normativa europea, nueve especies de insectos, entre ellos la mosca soldado negra y el gusano de la harina, han sido autorizadas para la producción de alimentos, para consumo humano y animal. Sin embargo, a pesar de que sus defensores presentan esta práctica como una solución a algunos problemas relacionados con el sector agrícola y ganadero, cada vez surgen más críticas.

Eurogrupo para los Animales es un grupo activista con sede en Bruselas que a fines de 2024 publicó un documento sobre el cultivo animal, en el que señala que un problema clave refiere al hecho de que la industria de los insectos no se centra principalmente en el consumo humano, sino más bien en el consumo animal, principalmente para su uso en las explotaciones ganaderas.

Ese enfoque no resuelve los problemas ambientales que se asocian a la agricultura convencional. Estudios recientes indican que las proteínas de los insectos, especialmente cuando se alimentan con cereales en lugar de residuos de alimentos, pueden tener mayores impactos ambientales que los ingredientes convencionales como la harina de soja.

Además, a pesar de las afirmaciones de que la cría de insectos contribuye a la economía circular al convertir los residuos de alimentos en proteínas, ese es un concepto difícil de poner en práctica. Debido a los desafíos logísticos y económicos, muchos productores de insectos terminan utilizando materias primas, como granos y subproductos agrícolas, que podrían usarse directamente para el consumo humano o animal.

UNA CUESTIÓN DE BIOSEGURIDAD.

Otra preocupación relevante son los riesgos de bioseguridad.

Los insectos cultivados, a menudo especies no nativas, podrían representar una amenaza para los ecosistemas locales si se liberan accidentalmente, según el informe.

Además, el uso cada vez mayor de técnicas de manipulación genética para aumentar su productividad añade nuevos riesgos, ya que las especies modificadas genéticamente podrían propagarse a la naturaleza, causando posibles daños ecológicos.

La cría de insectos se presenta a menudo como una solución para reducir la dependencia europea de las importaciones de alimento animal. Sin embargo, el documento señala que gran parte de la producción de insectos de Europa se está desplazando a regiones de bajo costo, como el sudeste asiático, lo que socava la autosuficiencia alimentaria de la Unión Europea.

Asimismo, la inocuidad de los subproductos de la cría de insectos, como el excremento utilizado como fertilizante, es objeto de debate. Investigaciones recientes han puesto de manifiesto los posibles riesgos para la salud de las plantas relacionados con el uso de estos subproductos.

En esencia, aunque la cría de insectos tiene beneficios potenciales, al menos para la industria del alimento animal, Eurogrupo para los Animales destaca los numerosos problemas críticos relacionados con la sostenibilidad medioambiental, la seguridad alimentaria y el bienestar animal.

Por lo tanto, antes de fomentar su expansión, se necesita una evaluación más profunda de los impactos reales de esta nueva práctica y un marco regulatorio más estricto.

En base a Carni Sostenibili con adaptaciones para Todo El Campo.

ACCEDA AL DOCUMENTO DE EUROGRUPO PARA LOS ANIMALES.

En la Introducción, el documento llama la atención que no se preste más atención al informe de la FAO de 2021 titulado “Mirando a los insectos comestibles desde la perspectiva de la inocuidad de los alimentos” el cual destaca que “aún no se ha prestado la debida atención a los aspectos de sostenibilidad y los impactos ambientales del aumento de la producción de insectos” y pide cautela en muchos aspectos, como la inocuidad de los alimentos, la manipulación genética y los riesgos de bioseguridad.

Continúa señalando que “en la última década, se han planteado una serie de preocupaciones con respecto a la cría de insectos, que exigen una evaluación más exhaustiva de sus credenciales de sostenibilidad y seguridad, y de su potencial real, antes de flexibilizar aún más las regulaciones para fomentar su expansión en la Unión Europea”.

El informe (en inglés) que se publica a continuación aborda las diferentes partes del problema y proporciona una revisión del potencial del sector de la cría de insectos como revolución alimentaria, sus credenciales de sostenibilidad y circularidad, y los riesgos inducidos por su desarrollo.

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