De 161,3 millones de toneladas de alimentos producidos cada año en Brasil, 55,4 millones se pierden en la cadena de producción, transporte, comercio y consumo, según la coalición empresarial Pacto contra el Hambre.
Río de Janeiro, Brasil | Todo El Campo | El gran desperdicio de alimentos, mientras millones de personas padecen el hambre, refleja el desajuste del sistema alimentario en Brasil, que variadas iniciativas públicas y privadas tratan de corregir.
De 161,3 millones de toneladas de alimentos producidos cada año en Brasil, 55,4 millones se pierden en la cadena de producción, transporte, comercio y consumo, según la coalición empresarial Pacto contra el Hambre, que hizo un estudio sobre el tema en 2021, antes de poner en marcha sus acciones en mayo de 2023.
“Es una gigantesca incoherencia en un país de capacidad productiva tan grande”, definió Maria Siqueira, directora de Políticas Públicas y Proyectos del Instituto Pacto contra el Hambre.
Brasil es uno de los mayores productores y exportadores agrícolas del mundo. En 2023 su producción de granos alcanzó 316 millones de toneladas, pero gran parte no se destina a la alimentación humana, sino animal, a la exportación y a la industria, especialmente la energética.
El éxito agrícola no impide que 8,4 millones de brasileños sufran hambre, según las Naciones Unidas en su informe Estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo en 2024 (Sofi en inglés), con datos de 2021-2024. Eran nueve millones en el trienio anterior.
La Red Brasileña de Investigación en Soberanía y Seguridad Alimentaria y Nutricional (Penssan), de investigadores académicos, apuntó 33,1 millones en situación de hambre, entre noviembre de 2021 y abril de 2022, además de 58,7 de la población nacional, que alcanza 212 millones de habitantes, en algún grado de inseguridad alimentaria.
VARIADAS CAUSAS DEL DESPERDICIO.
Las causas del desperdicio varían desde las “sistémicas como en estándar de consumo”, como la preferencia por productos “bonitos” que induce el agricultor a descartar parte de su cosecha, a problemas “en las máquinas agrícolas, en la logística, en el envase y la disposición en las tiendas”, dijo Siqueira a IPS por teléfono desde Brasilia.
A eso se suma “un factor importante en Brasil, que es cultural: la inclinación a la abundancia en la mesa, para recibir muchos invitados y que resulta en la mentalidad de poner en la mesa más que lo necesario. Eso genera un desafío a lo largo de toda la cadena alimentaria, no solo en la casa del consumidor”, acotó.
El Pacto opera con la meta de erradicar el hambre en Brasil para 2030 y promover una nutrición adecuada para todos hasta 2040. El estado de Ceará, con 9,2 millones de habitantes en la región del Nordeste, la que concentra la mayor pobreza, es el territorio elegido como muestra de esa posibilidad.
El estado reúne las condiciones para “un primer caso de éxito”, al ya tener en marcha su programa “Ceará sin hambre”, con políticas del gobierno local y adhesión de la sociedad civil y el empresariado, además avances educaciones ya alcanzados y reconocidos nacionalmente, justificó Siqueira.
Contra el hambre y el desperdicio se alzan acciones diversificadas de los sectores público, privado y de las organizaciones sociales. Bancos de alimentos, cocinas solidarias, restaurantes populares, distribución de alimentos en canasta o por tarjetas de compra, son iniciativas que actores variados diseminaron por el país.
Además de la función social, los bancos de alimentos cumplen un rol ambiental, al reducir la basura orgánica, que emite gases del efecto invernadero, destacó.
Esos bancos contribuyen también a reducir el hambre, pero con limitaciones, reconoció. Para erradicar el hambre se necesita empleos y “políticas públicas de verdad, no populistas”, con responsabilidad fiscal y sin concentración del ingreso, afirmó como economista que es. (IPS)
Artículo completo: Erradicar el hambre en Brasil exige reducir desperdicio de alimentos : IPS Agencia de Noticias
Foto de portada: Una cocina solidaria en la ciudad de Sâo Paulo ofrece comida a la población que vive en las calles, con alimentos provistos por el gubernamental Programa de Adquisición de Alimentos, que adquiere la producción de la agricultura familiar para las instituciones asistenciales. Imagen: Paulo Pinto | Agencia Brasil
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