Es importante entender que el voto es una forma -la más importante- de celebrar la democracia. El día que dejemos de hacerlo deberíamos preocuparnos.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Uruguay cerró la jornada del acto electoral de manera que sabe hacerlo desde hace décadas: en paz y respeto entre todos. Nadie esperaba menos, somos un país de altos valores democráticos y como tal nos reconocen en todo el mundo. Con la votación de ayer todos podemos celebrar los valores democráticos, premisa fundamental para seguir siendo un país libre.
Ese respeto se vio desde las primeras horas de la mañana del domingo 27, con importante movimiento de personas en las calles, cada uno con la bandera que quisiera llevar, sin que eso implicara un choque. Permítanme decirlo otra vez: sin tolerancia, sin respeto por el quien piensa diferente, no hay país democrático posible.
En segundo lugar, hubo una alta votación, lo que reivindica y confirma el compromiso de la ciudadanía con la democracia. Había 2.727.120 uruguayos habilitados a votar, de los que concurrieron el 89,1%, informó la Corte Electoral.
Es importante entender que el voto es una forma de celebrar la democracia. El día que dejemos de hacerlo deberíamos preocuparnos. Se objeta que lo que explica esa alta votación es la obligatoriedad, y sí, también por eso, pero, pero no hay obligatoriedad posible si la gente no estuviera de acuerdo con esa condición, y no faltarían quienes recogieran firmas para derogar esa norma.
Otro punto importantísimo surgido en la jornada de ayer es la no aprobación del plebiscito de la seguridad social (Papeleta blanca) impulsado por los sectores más radicales del Frente Amplio, esto es el Partido Comunista y el Partido Socialista, junto con el PIT-CNT que no se caracteriza por tener una dirigencia moderada.
Tampoco se llegó a los votos para los allanamientos nocturnos (Papeleta amarilla), pero ese cambio constitucional, de haber salido, no hubiera tenido la gravedad del del PIT-CNT, como tampoco es tan grave su no aprobación.
Pero lo que más esperaba la opinión pública era el resultado en la elección nacional, confirmándose el Frente Amplio como el mayor partido político, seguido por el Partido Nacional. Por tanto, Yamandú Orsi y Álvaro Delgado pasarán al balotaje, con el total de la coalición superando por algunos puntos porcentuales a la oposición.
Sin embargo, aunque sea el partido más votado, los datos primarios muestran que el Frente Amplio habría fracasado al no poder lograr la mayoría en Diputados y al al cierre de esta edición no están claros los datos sobre el Senado, de tan pareja que fue la votación. Otro fracaso es el no haber alcanzado el triunfo en la primera vuelta como algunos dirigentes habría querido y manejado como posibilidad, pero en realidad eso era más una expresión de deseo que de posibilidad real.
Estos datos son importantes por lo que significan para la composición parlamentaria, pero también por el ánimo o desánimo que generan en la militancia y el votante común.
Asimismo, hay que aclarar que el Frente Amplio y el Partido Nacional tienen varios argumentos para hoy mismo revertir cualquier atisbo de desaliento.
El Partido Colorado fue uno de los ganadores, ya que habría logrado entre 5 y 6 senadores y unos 15 o 17 diputados, lo que lo convierte en el partido que más creció, y eso genera un sentimiento de triunfo que contrasta con el hecho de no superar a Delgado, muchos votantes y militantes se habían ilusionado con esa posibilidad a impulso de las encuestas.
De todas formas, los colorados saben que si Delgado se convierte en el próximo presidente, su papel dentro de la coalición crece en protagonismo y responsabilidad.
Andrés Ojeda fue claro en su discurso a las 22.30: “Somos el cogobierno”, “sin nosotros no se gana”, “somos coalicionistas” y “vamos a trabajar espalda con espalda para ganar”
La gran novedad es que Cabildo Abierto perdió todas sus bancas (tres) en el Senado y redujo fuertemente el número de bancas en Diputados (de 11 a 2). Guido Manini Ríos, líder de ese partido, aceptó la magra votación y se hizo totalmente responsable por el resultado obtenido.
Otra novedad es la llegada de Gustavo Salle (partido Identidad Soberana) a Diputados. Los analistas dicen que su estilo disruptivo que rompe con la forma de hacer política en Uruguay podría traducirse como un voto antisistema. Hará que ver cómo se comporta en el Parlamento y si es capaz de tejer acuerdos que son fundamentales en la vida parlamentaria y que necesitará si lo que quiere es aprobar alguna de sus propuestas.
La primera conclusión es que aún no está definido cómo se conformará el Senado y Diputados, las próximas horas esa información será conocida. Y la segunda conclusión es que el último domingo de noviembre los uruguayos decidiremos quién gobernará en los próximos años hasta 2030. Orsi y Delgado parten de igualdad de condiciones y mucha paridad.
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