La guerra comercial UE-China generada en los vehículos eléctricos, impacta en los lácteos.
Montevideo | Todo El Campo | Para desarrollar el comercio de la mejor manera, los países y bloques comerciales necesitan paz y buenas relaciones de amistad en el más amplio sentido del concepto.
Las guerras, que no tienen por qué ser cruentas, pueden ser comerciales y muy feroces, generando incertidumbre y causando pérdidas millonarias a los países, y cuando decimos países quienes pierden también son empresas que no logran concretar ventas, y con ellas se afecta un sinnúmero de personas de mil formas diferentes por una producción que no se comercializó, por puestos de trabajos que se pierden o no se generan, por dinero que no llega al país exportador y por tanto no se distribuye ni derrama en la sociedad.
Pero también el comprador sufre el impacto, porque se restringe el flujo de un producto necesario, porque de no serlo no se compraría.
Es lo que está pasando con China y la Unión Europea respecto al ingreso de vehículos eléctricos de origen chino al mercado europeo, las exportaciones de lácteos europeos al mercado chino.
EUROPA PONE ARANCELES A LOS VEHÍCULOS ELÉCTRICOS CHINOS.
A fines de agosto, el sitio informativo South China Morning Post (de Hong Kong) advirtió sobre “las medidas de China para golpear los productos agrícolas europeos son vistas como un intento de cambiar a los miembros del bloque anteriormente neutrales antes de la votación decisiva sobre los aranceles a los vehículos eléctricos”.
En enero de este año, Forbes España publicó que “China está dominando el mercado del automóvil en Europa”. Cuatro meses después, en mayo, Euro News tituló: “Los puertos europeos, atascados de vehículos eléctricos chinos”, desde entonces el problema no se corregido y la industria automotriz del Viejo Continente siguió decayendo, con las implicancias económicas y laborales que eso significa.
Por ejemplo y como dato significativo, por primeva vez en 87 años, la compañía germana Volkswagen maneja la posibilidad de cerrar fábricas en Alemania.
Lo de Volkswagen en emblemático, pero no es la única firma de renombre que sufre el problema, sino que son varias las marcas que han pedido a las autoridades mayor protección ante la llegada de autos chinos.
La respuesta de las autoridades europeas fue poner mayores aranceles a los coches chinos, con una suba de hasta el 36,6%.
La medida se anunció a comienzos de junio pero se concretó a inicios de julio. Desde Bruselas, la Comisión Europea acusó a Pekín de subvencionar a sus fabricantes, distorsionando los precios a la baja, lo que resulta en una competencia desleal en perjuicio de las fábricas europeas. Mayores aranceles es igual a encarecimiento del producto, y por tanto menor venta.
LA RESPUESTA CHINA: LOS LÁCTEOS.
China respondió por el lado de los lácteos, con señalamientos e investigaciones sobre eventuales subsidios a los productos lácteos europeos, algo muy oportuno dado los problemas que sufre el sector lácteo chino.
El jueves 5, Bloomberg observó que la medida china se da justo cuando el sector lácteo de ese país ve “tambalear” con una “sobreproducción” y “desaceleración de la economía” que “hacen que los precios caigan en picada”.
Por tanto, limitar los envíos desde la UE podría aliviar parte de la presión sobre los productores chinos, pero las cantidades previstas en la restricción son pequeñas y las condiciones internas han empeorado durante bastante tiempo.
Los principales proveedores de lácteos a China son Nueva Zelanda y la Unión Europea, en ese orden.
En fin, las importaciones lácteas chinas ya tuvieron un descenso del 14% interanual en los primeros siete meses de 2024, mientras que las exportaciones aumentaron un 27% durante el período, según datos de Pekín.
En la última década, la producción de leche china aumentó 40%, creando un enorme exceso de oferta a medida que la economía lucha por recuperar su equilibrio y el consumo se contrae.
Foto de portada: Cuenca. Gráfico interior de Bloomberg.
Compartir
Comparte este contenido en tus redes sociales!