La resistencia a los antimicrobianos es una amenaza creciente para el bienestar animal y humano, afortunadamente tenemos las herramientas para superar el desafío.

Montevideo | Todo El Campo | La Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) ha difundido en las últimas horas un artículo referido a la resistencia a los antimicrobianos.

El texto comienza haciendo un llamado al lector: “Imagina un mundo en el que las infecciones y enfermedades humanas, animales y plantas sean imposibles de tratar. Este peor escenario podría convertirse en una realidad a medida que las bacterias, los virus y los parásitos desarrollen resistencia a los medicamentos que usamos para combatirlos. La resistencia a los antimicrobianos (RAM), se ha convertido en uno de los problemas de salud más apremiantes de nuestro tiempo. Las soluciones existen y todos tenemos un papel que desempeñar en la lucha contra esta amenaza global”.

El extenso artículo de la OMSA enfatiza que uno de los logros “más espectaculares de la humanidad” es la de los medicamentos antimicrobianos, “como los antibióticos que se utilizan para tratar infecciones bacterianas”. Gracias a ellos se “allanó el camino para mejorar las condiciones de vida de los seres humanos y los animales. Antes de la medicina moderna, las infecciones debidas a cortes menores podían provocar infecciones del torrente sanguíneo o la muerte”. Pero cuidado, por “la resistencia a los antimicrobianos es una amenaza creciente para el bienestar animal y humano”.

En la actualidad “los antimicrobianos ayudan a los animales y a los seres humanos a vivir vidas más largas y saludables. Pero, ¿cuánto durará esto?”, es la pregunta que corresponde plantear, porque “muchos de estos medicamentos que salvan vidas están perdiendo su eficacia a medida que los microbios previamente susceptibles (bacterias, virus, hongos y parásitos microscópicos) se vuelven resistentes”.

Es un fenómeno conocido como resistencia a los antimicrobianos o RAM. Esa resistencia llevó a las llamadas “superbacterias”, que son “un desafío para los trabajadores de la salud, los veterinarios y otros proveedores de salud animal debido a la reducción de las opciones terapéuticas efectivas para prevenir, controlar y tratar enfermedades infecciosas”.

“Los animales y los seres humanos se están volviendo indefensos, una vez más, frente a la infección”, advierte la organización fundada en 1924 como Oficina Internacional de Epizootias (OIE), pero a partir de 2003 cambió su nombre a Organización Mundial de Sanidad Animal.

La amenaza no es para el futuro, ya está aquí: “Al revertir décadas de progreso, la resistencia a los antimicrobianos es uno de los mayores desafíos de salud mundial de nuestro tiempo, convirtiéndose en una de las principales causas de muerte a nivel mundial. Es una amenaza creciente para la salud animal y humana, así como para los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria en todo el mundo.

Sin embargo, también hay buenas noticias: “Existen soluciones para frenar la aparición de microbios resistentes a los medicamentos”, pero es importante el compromiso e involucramiento de todos.

Una pregunta que plantea la OMSA es “¿cuáles son los efectos de la resistencia a los antimicrobianos en la salud animal, humana, vegetal y ambiental?”, y responde: “La propagación de nuevas cepas resistentes de bacterias en animales terrestres y acuáticos conduce inexorablemente a un aumento del sufrimiento y las pérdidas de animales”.

ES IMPORTANTE USAR LOS ANTIBIÓTICOS DE MANERA RESPONSABLE.

En los hechos estamos ante “una carrera entre los humanos, que tratan de curar enfermedades, y los gérmenes, como las bacterias, que evolucionan para sobrevivir. Los antibióticos actúan matando o limitando el crecimiento de las bacterias que enferman a los seres humanos y a los animales. Curan enfermedades animales como la mastitis en vacas lecheras, infecciones respiratorias y del tracto urinario en perros o infecciones estreptocócicas en peces y son claves para reducir el sufrimiento y la muerte de los animales. Sin embargo, las bacterias son muy buenas para adaptarse a sus entornos con el tiempo. Mediante mutaciones genéticas aleatorias y la transferencia de rasgos de resistencia a los antimicrobianos, a veces pueden adquirir genes que les permiten sobrevivir a los medicamentos destinados a matarlos. A través de la selección natural, nuevas variantes resistentes pueden prosperar y propagarse”.

Eso no quiere decir que haya que dejar de usar antibióticos, pero “sí significa que debemos usarlos de manera responsable y solo cuando sea necesario”.

Hay muchos casos en que se los usa indebidamente y es ahí cuando “puede surgir la resistencia a los medicamentos”. El uso de un antibiótico para tratar la infección viral de una vaca, por ejemplo, no será de ninguna utilidad para la vaca, ya que los antibióticos son efectivos contra las bacterias, pero no contra los virus. De hí la importancia de la responsabilidad veterinaria y el contar con profesionales de confianza.

 Por eso es clave la “prevención y uso responsable de los antimicrobianos”, porque ante un problema grave como el planteado, lo bueno es que “ya sabemos cómo frenar la resistencia a los antimicrobianos”.

Los animales son más susceptibles a las enfermedades cuando viven en ambientes estresantes o cuando las condiciones de higiene son deficientes. Por lo tanto, es esencial seguir buenas prácticas de manejo animal centradas en la prevención de enfermedades y el uso responsable de los antimicrobianos. Al hacerlo, podemos limitar colectivamente el desarrollo de resistencia a los antimicrobianos y proteger la eficacia de los antimicrobianos para las generaciones futuras de animales y humanos. Un número cada vez mayor de ganaderos y profesionales de la sanidad animal de todo el mundo ya están cambiando sus prácticas para hacer frente con éxito a la amenaza de la resistencia a los antimicrobianos. Estos esfuerzos están inspirando y protegiendo a todos. Sigamos estos ejemplos, ya que aún queda mucho por hacer”, dice la OMSA.

Concluye: “La lucha contra la resistencia a los antimicrobianos es una tarea verdaderamente mundial y debe abordarse mediante el enfoque ‘Una sola salud’. Por ello, la colaboración entre los sectores que se ocupan de la salud humana, animal, vegetal y medioambiental es crucial

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