Informe parcial de la Organización Mundial de la Salud al 12 de enero de 2023.

Montevideo | Todo El Campo | Se detectó un caso de leishmaniasis en Durazno. La enfermedad afecta a los perros, pero se transmite al ser humano. En enero de este año la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó el siguiente informe al que accedió Todo El Campo publica de forma parcial.

DATOS Y CIFRAS.

Hay tres formas principales de leishmaniasis: la visceral (la más grave porque, a falta de tratamiento, casi siempre resulta fatal), la cutánea (la más común, que en general causa úlceras cutáneas) y la mucocutánea (que afecta boca, nariz y garganta).

El patógeno de la leishmaniasis es un protozoo parásito del género Leishmania que se transmite por la picadura de flebótomos hembra infectados.

La enfermedad, que afecta a algunas de las poblaciones más pobres del planeta, está asociada a factores como la malnutrición, los desplazamientos de población, las malas condiciones de vivienda, la debilidad del sistema inmunitario y la falta de recursos económicos.

Se calcula que cada año hay entre 700.000 y 1 millón de nuevos casos.

Solo una pequeña parte de las personas infectadas por el parásito acaban padeciendo la enfermedad.

PANORAMA GENERAL.

La leishmaniasis (o leishmaniosis) es causada por más de 20 especies del género de parásitos protozoarios Leishmania. Se conocen más de 90 especies de flebótomos que transmiten el parásito. La enfermedad se manifiesta en tres formas principales:

Leishmaniasis visceral (también denominada kala-azar): a falta de tratamiento, es mortal en más del 95% de los casos. Se caracteriza por episodios irregulares de fiebre, pérdida de peso, hepatoesplenomegalia y anemia. La mayoría de los casos se dan en Brasil, el este de África y la India. Se calcula que anualmente se producen en todo el mundo entre 50.000 y 90.000 nuevos casos de leishmaniasis visceral, de los que solo se notifican a la OMS entre un 25% y un 45%. Puede desencadenar brotes y resultar mortal.

Leishmaniasis cutánea: esta forma, que es la más frecuente, provoca lesiones cutáneas, sobre todo ulcerosas, en las zonas expuestas del cuerpo, que pueden dejar cicatrices de por vida y causar discapacidad grave o la estigmatización de la persona. Alrededor del 95% de los casos se producen en las Américas, la cuenca del Mediterráneo, Oriente Medio y Asia Central. Se calcula que cada año se dan en el mundo entre 600.000 y 1 millón de nuevos casos, pero solo 200.000 de ellos son notificados a la OMS.

Leishmaniasis mucocutánea: esta forma provoca la destrucción parcial o completa de las membranas mucosas de nariz, boca y garganta. Más del 90% de los casos se dan en el Estado Plurinacional de Bolivia, el Brasil, Etiopía y el Perú.

TRANSMISIÓN.

Las leishmanias se transmiten por la picadura de flebótomos hembra infectados, que necesitan ingerir sangre para producir huevos. Hay unas 70 especies animales, entre ellas el ser humano, que pueden ser fuente de transmisión del parásito.

DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO.

Las personas presumiblemente afectadas de leishmaniasis visceral deben solicitar atención médica de inmediato. El diagnóstico de la leishmaniasis visceral reposa en una combinación de signos clínicos y pruebas parasitológicas o serológicas (como pruebas de diagnóstico rápido). Las pruebas serológicas son de poca utilidad en el caso de la leishmaniasis cutánea y mucocutánea, cuyo diagnóstico se confirma cuando los análisis parasitológicos corroboran las manifestaciones clínicas.

El tratamiento de la leishmaniasis depende de varios factores, en particular la forma de la enfermedad, la presencia o ausencia de patologías concomitantes, la especie del parásito y la localización geográfica. La leishmaniasis se puede tratar y curar, pero para ello es necesario un sistema inmunitario competente porque los medicamentos, por sí solos, no eliminarán el parásito del organismo. De ahí el riesgo de recidiva en caso de inmunodepresión. Hay que administrar de inmediato un tratamiento completo a todo paciente al que se haya diagnosticado leishmaniasis visceral. En el número 949 de la Serie de Informes Técnicos de la OMS, dedicado a la lucha contra la leishmaniasis, así como en las más recientes directrices publicadas sobre la leishmaniasis y el VIH en el este de África y Asia Sudoriental y en las directrices para el tratamiento de la leishmaniasis en la Región de las Américas, se ofrece información detallada sobre el tratamiento de esta enfermedad.

PREVENCIÓN Y CONTROL.

La prevención y el control de la propagación de la leishmaniasis es una empresa compleja, que requiere el uso de muchas herramientas. Las principales estrategias reposan en los procedimientos enumerados a continuación.

El diagnóstico precoz y la rápida administración de un tratamiento eficaz reducen la prevalencia de la enfermedad y previenen la discapacidad y la muerte, ayudando a reducir la transmisión y a vigilar la propagación y la carga de morbilidad. Existen fármacos muy eficaces y seguros contra la enfermedad, especialmente contra la forma visceral, aunque a veces son difíciles de utilizar. El acceso a estos medicamentos ha mejorado sensiblemente gracias a un mecanismo de precios negociados por la OMS y a un programa de donación de medicamentos por conducto de la Organización.

La lucha antivectorial ayuda a reducir o interrumpir la transmisión de la enfermedad reduciendo el número de flebótomos. Entre los métodos de lucha destacan la fumigación con insecticidas, el uso de mosquiteros tratados con insecticida, la gestión de las condiciones del medio y la protección personal.

La eficaz vigilancia de la enfermedad es importante para seguir de cerca su evolución y actuar rápidamente en caso de epidemia o cuando se registren elevadas tasas de letalidad en personas bajo tratamiento.

El control de los reservorios animales es una tarea compleja, que conviene adaptar al contexto de cada lugar.

Para la movilización social y fortalecimiento de las alianzas se requieren intervenciones eficaces de movilización y formación de las comunidades que induzcan cambios de comportamiento, adaptándolas siempre a las condiciones locales. Las alianzas y la colaboración con diferentes interlocutores y con otros programas de lucha contra enfermedades transmitidas por vectores son un aspecto absolutamente esencial.

RESPUESTA DE LA OMS.

La labor de la OMS para combatir la leishmaniasis se concreta en lo siguiente:

  • Apoyo técnico y económico a los programas nacionales de lucha contra la leishmaniasis para actualizar directrices, procurar acceso a medicamentos de calidad garantizada y concebir planes de lucha, dispositivos de vigilancia y sistemas de preparación y respuesta frente a epidemias;
  • Vigilancia de las tendencias epidemiológicas y evaluación del efecto que surten las actividades de lucha por medio del sistema mundial de vigilancia en línea, lo que ayudará a dar más a conocer la carga mundial de leishmaniasis, propugnar medidas de lucha y promover un acceso equitativo a los servicios de salud;
  • Elaboración de normas y estrategias normativas científicamente fundamentadas para prevenir y combatir la leishmaniasis, lo que incluye actividades de creación de capacidad como cursos en línea sobre las enfermedades tropicales desatendidas (openwho.org);
  • Refuerzo de la colaboración y la coordinación entre asociados y partes interesadas;
  • Promoción de la investigación, en particular sobre medicamentos seguros, eficaces y asequibles, herramientas de diagnóstico y vacunas; y
  • Apoyo a la Región de Asia Sudoriental, la única que tiene en curso una iniciativa para eliminar la leishmaniasis visceral como problema de salud pública entre 2022 y 2026, objetivo que se define como menos de un caso por cada 10 000 habitantes, a nivel de distrito en Nepal y a nivel de subdistrito en Bangladesh y la India. Los países aspiran a que la OMS valide la eliminación de la enfermedad para finales de 2023. La región puso en marcha el Marco Estratégico Regional 2022-2026 para acelerar y mantener la eliminación del kala-azar en la Región de Asia Sudoriental.

Foto OMS.

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