El proyecto será financiado a través del Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA) del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria.

Montevideo | Todo El Campo | Con el objetivo de mejorar su capacidad para apoyar a los productores y asesorar en políticas públicas enfocadas en transiciones sostenibles, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) financiará el proyecto “Plataforma para la construcción de herramientas y capacidades para el diseño de transiciones productivas sostenibles en Uruguay”. Como principal institución uruguaya articuladora de fondos orientados a la innovación para el agro, INIA seleccionó esta propuesta del Instituto Sudamericano para Estudios sobre Resiliencia y Sostenibilidad (Saras) en el marco de la convocatoria 2022 del Fondo de Promoción de Tecnología Agropecuaria (FPTA).

El FPTA fue creado por ley con el fin de financiar programas o proyectos de terceros con objetivos de investigación, desarrollo tecnológico, construcción de capacidades físicas y humanas, y articulación de transferencia tecnológica relativos al sector agropecuario, no previstos en los planes de INIA. El Instituto Saras es un centro de investigación interdisciplinaria con sede en Uruguay que busca contribuir a la construcción de futuros sustentables para Sudamérica, mediante el desarrollo de conocimiento y de capacidades.

Como punto inicial, la propuesta de Saras plantea que las transiciones productivas sostenibles en el medio rural pueden mejorar simultáneamente las dimensiones ambientales, económicas y sociales, y crear nuevos mercados y oportunidades de exportación para Uruguay. Sin embargo, para diseñarlas, el país necesita avanzar en el desarrollo de herramientas y capacidades.

Para abordar esta necesidad, la propuesta apunta a desarrollar indicadores y sistemas de monitoreo, evaluación y aprendizaje para las transiciones sostenibles; mejorar la capacidad de INIA y el sistema de ciencia y tecnología para acceder y aprovechar grandes volúmenes de datos de los agroecosistemas, y fortalecer el sistema de gobernanza asociado a las transiciones productivas generando políticas públicas, acuerdos privados y mecanismos participativos, y conformando un observatorio en la materia.

En la firma del proyecto, José Bonica, presidente de INIA, dijo que históricamente esa institución “ha sabido articular esfuerzos y fondos para brindar soluciones y alcanzar metas del sector agropecuario y del país. Hoy Uruguay tiene Objetivos de Desarrollo Sostenible que cumplir y el agro, como principal rubro productivo, debe cumplirlos también. Para lograrlo, la tecnología y el conocimiento disponibles son claves. Por eso INIA decidió invertir en este proyecto, para tener mejores y mayores herramientas para apoyar y asesorar a los productores y también a los hacedores de políticas públicas, y facilitar el proceso de transición sostenible”.

“Es una alegría que este proyecto se concrete en este momento, ya que estamos atravesando una crisis climática y la situación con el agua lo demostró. Hay una urgencia por hacer cambios y esta iniciativa va a ayudar a eso, a buscar soluciones para abordar este escenario en el que no podemos dejar de producir, pero tenemos que hacerlo con un enfoque sostenible”, destacó Patricia Himschoot, directora ejecutiva del Instituto Saras.

El proceso previsto para concretar las metas se extenderá hasta el 31 de julio de 2027 e incluye siete componentes. El primero implica identificar y analizar las transiciones vigentes en Uruguay, mediante un diagnóstico de la sostenibilidad ambiental, social y económica de las principales cadenas agroproductivas del país, y una síntesis de las demandas en el tema. El segundo paso propone codiseñar con los actores claves las transiciones deseables para dichas cadenas.

Con estos mismos actores, el tercer componente propone discutir indicadores y sistemas para monitorear el cumplimiento de dichas transiciones deseables. Esos indicadores se usarán en el cuarto componente para evaluar 100 predios de Uruguay a lo largo de un gradiente de multifuncionalidad. También se usará información satelital en conjunto con encuestas a campo.

En el quinto paso se explorará el rol del hábitat natural y la historia de uso del suelo sobre la productividad de cultivos agrícolas a escala de paisaje, con herramientas estadísticas y de machine learning. El aprendizaje logrado a partir de la implementación de indicadores y sistemas de monitoreo a campo se consolidará en el sexto componente, a través de la incubación de un observatorio que permita evaluaciones de corto, mediano y largo plazo. Este será un espacio e insumo clave para mejorar la elaboración de políticas para las transiciones sostenibles.

Los avances logrados se consolidarán a lo largo del tiempo mediante el séptimo componente, que propone crear una unidad académica integrada INIA-Saras. Esta ofrecerá seminarios y talleres sobre transiciones sostenibles, una comisión mixta de captación y financiación de recursos humanos a través de convocatorias posdoctorales en alianza con otras instituciones asociadas a Saras, un programa encargado de favorecer la convergencia geográfica de esfuerzos de investigación de campo y de ensayo de intervenciones a nivel de paisaje entre INIA, Saras y la Universidad de la República (Udelar), y una comisión mixta para la identificación y desarrollo de capacidades sobre temas estratégicos. 

“Para nosotros es un hito firmar este proyecto por casi cuatro años. Es una iniciativa que surge de los investigadores y sus nexos, y ese va a ser un diferencial, por la cantidad de jugadores de diferentes instituciones que van a poner a disposición su expertise para lograr con éxito los productos previstos”, dijo Carlos Iglesias, presidente del Consejo de Administración de Saras. Entre las instituciones asociadas al proyecto, se encuentran la Udelar, el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable, el Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas, el Instituto de Investigaciones en Recursos Naturales, Agroecología y Desarrollo Rural (Argentina), el Instituto Nacional para la Investigación Agronómica (Francia) y las universidades extranjeras de Río Negro, Buenos Aires y San Luis (Argentina), de Wageningen (Países Bajos), de Sídney (Australia), de Estocolmo (Suecia) y la Carnegie Mellon (Estados Unidos).

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