La afectación se da en la agricultura, la producción de alimentos y el turismo. Cabe recordar que en 2022 las altas temperaturas redujeron la cosecha de cereales de la UE en un 10,2% en relación con los últimos cinco años.

Madrid, España | Todo El Campo | El cambio climático expresado a través de los intensos calores que golpean a varios países de Europa repercute negativamente sobre el turismo, haciendo que los viajeros pierdan interés en visitar ciudades con temperaturas sofocantes e incluso perjudiciales -hasta peligrosas- para la salud humana.

Por otra parte, los países europeos sufren una subida de precios en las verduras y el aceite de oliva.

En Grecia, tercer productor europeo de aceite de oliva, las anormales olas de calor han alcanzado temperaturas superiores a los 40°C, provocando enormes incendios que quemaron grandes extensiones de tierras de cultivo, incluso plantaciones de olivos.

Las dos industrias principales de la isla griega de Creta, el turismo y la agricultura, compiten este año por las limitadas reservas de lluvia invernal de la isla mediterránea que la mantienen durante todo el año en temporada de siembra y cosecha.

Productores de hortalizas han expresado que el intenso calor de las últimas semanas ha destruido prácticamente toda la cosecha por lo que se deberá recultivar incrementando el costo del producto final.

Con las frutas pasa igual: Grecia y Europa tendrán un menor suministro de melones tras la ola de calor más larga de la historia del país.

Pero eso que sucede en Grecia (sureste europeo) también ocurre con los países del Mediterráneo.

Un informe de Moody’s Investors Service expresa que el aumento esperado en la intensidad, número y duración de los fenómenos climáticos extremos en los próximos años tendrá efectos crediticios negativos a más largo plazo, incluyendo un menor atractivo como destino turístico de los países mediterráneos, además de un aumento de la presión sobre los precios y las cuentas públicas o una mayor volatilidad de los precios de la energía.

Cabe precisar que Europa es el destino turístico mundial por excelencia. La industria del turismo es una parte vital de la economía de la Unión y representa el 10% de su producto interior bruto, por lo que la Unión está comprometida con la reactivación de este sector.

HAY QUE PREPARARSE PARA LO QUE SE VIENE.

Los cultivos se verán afectados, la sequía amenaza incluso el abastecimiento de miles de poblaciones. El panorama no es el mejor, pero la realidad es esa, que hay que prepararse para calor intenso durante más tiempo cada año.

La calificadora de riesgo advierte: “Si bien los costos económicos y fiscales siguen siendo manejables a corto plazo, el aumento previsto en el número, la intensidad y la duración de los fenómenos climáticos extremos en los próximos años tendrá efectos crediticios negativos a más largo plazo”.

La afectación se dará en la agricultura, la producción de alimentos y el turismo. Cabe recordar que en 2022 las altas temperaturas redujeron la cosecha de cereales de la UE en un 10,2% en relación con los últimos cinco años.

Por otra parte, “las olas de calor pueden reducir el atractivo del sur de Europa como destino turístico a largo plazo” o, al menos, reducir la demanda en verano, lo que tendría consecuencias económicas negativas dada la importancia del sector.

Por otro lado, Moody’s apunta que las condiciones climáticas cálidas y secas también afectarán a los países del norte de Europa, donde las cadenas de suministro se ven afectadas por la bajada del caudal en las principales rutas de transporte fluvial, lo que ha impulsado al alza los costos de transporte a través del río Rin y causando una caída del tráfico.

GENERACIÓN DE ELECTRICIDAD Y MAYORES APORTES DE LOS PAÍSES.

La agencia también advierte de que la generación de electricidad, en particular la hidroeléctrica, también se ve afectada negativamente por el calor y la sequía.

A todos los problemas antes señalados se suma el aporte millonario que los países deberán hacer a los sectores en problema. Según la Comisión Europea, para limitar el aumento de las temperaturas globales a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales, las inversiones en adaptación rondarán los 40.000 millones de euros al año o el 0,3% del PIB de la UE.

“En ausencia de tales medidas para amortiguar las implicaciones fiscales negativas de los eventos relacionados con el clima, la CE cree que el costo de los eventos climáticos extremos tendrá efectos fiscales consecuentes”, señala del documento de la calificadora.

Con datos del Parlamento Europeo, agencias Europa Press y Sputnik. Foto radio Duna FM.

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