El analista Ignacio Iriarte dice que para Argentina los precios del ganado para faena podrían mejorar desde agosto-setiembre, pero condicionados por el complicado contexto económico.

Ignancio Iriarte | Buenos Aires, Argentina | Todo El Campo | Mientras se mantenga esta sobreoferta de carne vacuna es difícil esperar una recuperación significativa de los precios reales. Los valores nominales de la hacienda no alcanzan a acompañar a la inflación y caen mes a mes en términos reales.

El factor más dinámico en la formación de los precios, la exportación, principal responsable de los altos valores de la hacienda del año pasado, hoy experimenta una caída de los precios FOB China (-38% en un año) y un ostensible atraso cambiario. Actualmente se presenta una abundancia de oferta de novillos y vacas, pero la exportación sabe que esto durará dos o tres meses más, para dar luego lugar a un proceso de escasez y retención.

El consumo está absorbiendo 50 kg (equivalente anual), pero a los muy bajos valores actuales al mostrador, muy rezagados con respecto a la inflación.

Puede esperarse una recuperación parcial de los precios reales del ganado a partir de agosto-setiembre, cuando empiece a ceder la actual sobreoferta de ganado gordo, y la recuperación de los campos estimule la demanda por terneros de los invernadores pastoriles.

Habrá una menor faena de vacas y novillos, y comenzará a ceder la sobreoferta de novillitos y vaquillonas que hoy provienen de los corrales.

Pero todo en un contexto económico difícil, con una alta inflación, incertidumbre, caída de la actividad económica, y muchos precios relativos de la economía buscando recuperarse en términos reales: tarifas, expensas, colegios, prepagas, clubes alquileres, seguros, entre otros.

El precio de la hacienda no es el único atrasado. Veremos si con el cambio de precios relativos que se viene en los próximos meses -dólar incluido-, la escasez de ganado alcance a prevalecer sobre los efectos negativos que en el corto plazo se registraría. Cuando se levante la polvareda y haya alguna certeza económica y vuelvan los campos a tener su receptividad habitual, probablemente asistiremos a una rápida recuperación del stock ganadero, una menor oferta de carne, una mayor exportación y un consumo interno cayendo un nuevo escalón, a los 43-44 kg per cápita. (Federación de Industrias Frigoríficas Regionales Argentinas).

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