La Bolsa de Comercio de Rosario destaca que “la inversión de los productores de granos en la campaña 2022/2023 se ubicó entre las más altas de la historia”.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | En Argentina existe la idea, como resultado de una continua campaña de varios actores entre los que se encuentra el Gobierno nacional, de que el campo no se comporta de manera solidaria con el resto de la sociedad y que solo se ocupa de su propio enriquecimiento. Algunos en Uruguay piensan igual, más por prejuicios que por sentido común o un análisis objetivo, pero ese es otro asunto. Lo cierto es que tanto en Argentina como en nuestro país, los aportes que el campo hace a la sociedad son fundamentales para el desarrollo de las economías y el sostenimiento de las políticas sociales. Eso también pasa todos los países del mundo donde hay una agropecuaria desarrollada, y explica los subsidios de, por ejemplo, Europa.

En Argentina, que es el caso de este artículo, la fundación FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) ha informado con datos objetivos de lo que económicamente significa la agropecuaria para la economía de ese país. Demás está mencionar el rol social que cumple el campo afincando a la población en el medio rural.

Ahora, un reciente informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destaca que “la inversión de los productores de granos en la campaña 2022/2023 se ubicó entre las más altas de la historia”. Todos sabemos que cuando se dice “inversión” implica derramar y poner en movimiento dinero que bien podrían guardar en un banco. Derramar y mover el dinero genera, por un lado, que la sociedad incorpore esos montos que se vuelcan, además que toda inversión implica un riesgo de pérdida.

La BCR lo explica así: “El financiamiento de las inversiones en el sector agrícola resulta de gran importancia debido a la naturaleza cíclica y prolongada del proceso de producción. Los productores se enfrentan cada año a un desafío financiero, ya que deben realizar inversiones significativas en insumos agrícolas, mano de obra y otros gastos operativos mucho antes de recibir ingresos por la venta de su producción. Los granos para los cuales se estima el costo de insumos, siembra y pulverización en esta nota son soja de primera y de segunda, maíz temprano y tardío, trigo, girasol, sorgo, cebada cervecera y cebada forrajera”.

“En la campaña 2022/23 los costos asociados a la producción fueron particularmente elevados”, agrega, en un escenario parecido al de Uruguay debido a “la conjunción de los altos costos de siembra y el tercer año consecutivo de escenario Niña, que generó una caída cercana al 40% en la producción granaría del país, terminaron de configurar una campaña más que complicada financieramente para el sector productor”.

Los costos de siembra, pulverización e insumos rondaron los US$ 16.456 millones, valor que es “de los más altos de, al menos, los últimos 7 años. Este importe resulta un 23,11% superior al de la campaña pasada, y un 47% mayor al promedio los últimos cinco ciclos agrícolas”.

Los siguientes cuadros muestran el salto dado por la inversión 2022/2023 que tuvo un aumento del 23,12% respecto a 2021/2022, pero además es el mayor guarismo desde 2016/2017.

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