Es una experiencia de aprendizaje, no solo del oficio de lo que es la huerta, sino también de habilidades sociales, de convivencia, de trabajo en equipo.

Florida | Todo El Campo | Cultivamos es un proyecto con perfil social, comunitario, educativo y laboral desarrollado en coordinación entre Aldeas Infantiles, el Centro Comercial e Industrial de Florida y la Intendencia departamental. Está orientado a fortalecer las capacidades de empleabilidad, fomentar procesos asociativos y cooperativos y promover la participación activa de la comunidad.

Natalia tiene 35 años. Participa del Centro Jacobo Zibil, que atiende a personas en situación de discapacidad, y también de Cultivamos, donde trabaja como vendedora. Va todas las mañanas a la huerta; después ofrece las verduras por comercios de la zona y levanta los pedidos. Esta es su primera experiencia laboral. “Me encanta venir a la huerta. Conocí muchos compañeros”, comenta.

“Es muy buena vendedora”, señala Dora Pimienta, colaboradora de Aldeas Infantiles y encargada de la parte administrativa del proyecto y del acompañamiento de los participantes. “Nosotros vamos buscando las habilidades de cada joven. Ella también plantó y cosechó. Después nos dimos cuenta de que no le gustaba la tierra, pero es muy buena vendiendo. La idea es ir rotando para que todos aprendan todo y ahí vamos clasificando quién tiene más habilidades y para qué”, agrega.

Dora se incorporó a Cultivamos en 2022: “Llegué de casualidad y me quedé. Pensé que iba a estar un tiempito, como para dar una mano en ese momento que se necesitaba. Después me enamoré del proyecto”.

El emprendimiento surgió en 2020 como respuesta a una creciente tasa de desempleo en el departamento y un aumento en la desigualdad social, que afecta principalmente a las poblaciones más jóvenes.

Tiene como objetivo la gestión de una huerta orgánica por parte de jóvenes en situación de vulnerabilidad o en situación de discapacidad y jóvenes que participan de la modalidad de Cuidado Residencial de Aldeas Infantiles.

Los participantes intervienen en todo el proceso de gestión: desde el cultivo hasta la posterior comercialización de la cosecha.

COMO UNA COOPERATIVA.

La huerta funciona como una cooperativa. La producción se vende y con el dinero recaudado se autosustenta el proyecto y se reparte entre los/as cooperativistas. Si la producción no es suficiente para los pedidos que se recogen, se solicita a otros emprendedores, así como se asiste a otros proyectos cuando hay sobreproducción de alguna cosecha. Es una oportunidad para aprender, adquirir herramientas vinculadas al mercado laboral y también para el encuentro.

Aldeas Infantiles apoya desde el acompañamiento de los jóvenes y provee materiales de trabajo. La Intendencia de Florida, por su parte, otorgó el predio, asumió costos operativos y el asesoramiento técnico y profesional. La huerta está ubicada en el barrio Prado Español de la ciudad de Florida, en las instalaciones del antiguo Lavadero Municipal, una zona de alto crecimiento poblacional debido a la expansión de las cooperativas de viviendas.

“Consideramos que es una propuesta muy positiva y enriquecedora para todas las partes por todo lo que aprenden y lo que les puede servir a corto y largo plazo para sus proyectos de vida. Es una experiencia de aprendizaje, no solo del oficio de lo que es la huerta, sino también de habilidades sociales, de convivencia, de trabajo en equipo”, afirmó Carolina Rey, de la Intendencia de Florida.

“TRANSMITIMOS QUE ESTABAN HACIENDO UN BUEN CAMINO”.

La Intendencia acercó la propuesta al Centro Comercial e Industrial de Florida (CCIF), que apoyó desde la capacitación para la administración y gestión del proyecto. Para esto se realizaron talleres, en los que se trabajó con los participantes en conceptos como qué es una empresa, la diferencia entre presupuesto fijo y variable, cómo se hacen los registros, en qué consiste un fondo de reserva, cómo se calcula el IVA, qué implica la atención al cliente y el marketing, qué características tiene la venta, entre otros.

Otro aspecto positivo que ellos han adquirido fue el manejo del dinero. Al principio, cuando llegaba fin de mes, repartíamos todo. Una de las cosas que nos enseñaron es que siempre es bueno tener un saldo para eventualidades o cosas que vayan surgiendo”, comenta Dora.

En esas instancias también se fueron consolidando los perfiles y los roles de los participantes y se fue afianzando su responsabilidad y compromiso con el proyecto.

“Nos interiorizamos en conocer a los participantes para ver cómo los podíamos apoyar. Lo primero que hicimos fue transmitirles que estaban haciendo un buen camino y que lo tenían que valorar. El objetivo primario es que ellos aprendieran el oficio de la huerta, pero también eso tenía que estar acompañado de la gestión”, afirma Magdalena Urchitano, gerenta del CCIF. Para Urchitano, acompañar el proceso de Cultivamos fue interesante ya que conectaba dos de los propósitos del CCIF: realizar acciones con la comunidad e inculcar la cultura empresarial. “Fue súper enriquecedor. Nosotros aprendimos muchísimo, porque uno aprende de esas instancias. Nos damos cuenta de que a veces hablamos con un lenguaje que ya tenemos incorporado, y cómo hay que parar y arrancar, para explicarles a su tiempo y con su lenguaje. Le pusimos amor”, agrega.

Pin It on Pinterest

Compartir

Comparte este contenido en tus redes sociales!