Los servicios sanitarios aseguran que la gripe aviar se detectó en una empresa de Corrientes y cuando se preparaban para sacrificar miles de aves se realizó una apelación ante la justicia que frenó el proceso.

Corrientes, Argentina | Todo El Campo | La influenza (o gripe) aviar continúa haciendo estragos en los países a los que llega, y se estima que tarde o temprano llegará a todos los rincones del planeta porque la dinámica de las aves migratorias hace imposible su prevención total.

En Argentina se informó este lunes 10 de abril que el Servicio de Sanidad (Senasa) sacrificará 200.000 gallinas de una empresa avícola correntina. Sin embargo, los empleados de la avícola en cuestión, Santa Ana, han acampado en el ingreso de las instalaciones para evitar el sacrificio y pidiendo que se hagan nuevos exámenes para confirmar la presencia de la enfermedad. En caso de que efectivamente se constate gripe aviar, no se oponen al sacrificio, pero por ahora dudan de los análisis y procedimientos realizados.

Junto con los trabajadores, los titulares de Santa Anta se han manifestado en contra del “rifle sanitario” y han trasladado el tema a la justicia porque, argumentan, las aves no han manifestado síntomas de la enfermedad, y no consideran adecuado que se afecten 300 puestos de trabajo sin pruebas contundentes de que la enfermedad está presente entre las gallinas que se quiere matar.

Senasa por su parte argumenta que posee los resultados de los análisis a 20 aves que dieron positivo a la enfermedad.

Por otra parte, en la estrategia llevada a cabo por las autoridades argentinas el sacrificio inmediato de las aves es fundamental para evitar que se den más contagios. No obstante, Santa Ana presentó un recurso que impide avanzar con esa medida extrema.

Daniel Pazza, director general de Santa Ana, dijo a los medios de comunicación correntinos que trasladaron a la justicia una denuncia con pruebas en video, con lo cual esperan desactivar un actuar “extremadamente irregular” de las autoridades, y subrayo que no se han dado “síntomas ni mortandad entre nuestras aves”.

SERÍA UN GRAN REVÉS PARA EL SENASA.

Desde el punto de vista productivo y pensándolo desde la fuente laboral de quienes trabajan en Santa Ana como los trabajos indirectos que una empresa de ese tipo genera en la región, sería muy buen dato que Senasa se hubiera equivocado y no sea necesario sacrificar 200.000 aves; no obstante, esa posibilidad sería un muy fuerte revés para el organismo, el cual perdería credibilidad en lo interno como internacional.

Debe tenerse en cuenta que los servicios de sanidad de los países son un instrumento fundamental en el proceso de apertura de mercados y en el prestigio sanitario internacional de los países, un erro de esa naturaleza cuestionaría a todo el país y debilitaría cualquier negociación que se desarrolle o compromiso que se asuma en el futuro.

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