Ec. Barreto: Antes de pensar en una moneda común, el Mercosur debe dar pasos a corto, mediano y largo plazo. Entre ellos negociar más activamente acuerdos de libre comercio con los principales países y bloques económicos del mundo.
Asunción, Paraguay | Todo El Campo | La idea de que el Mercosur tenga una moneda común que sustituya a dólar estadounidense aparece como alocada en un bloque en el cual han despuntado fuertes diferencias entre sus integrantes, además de que en más de 30 años ha sido difícil hacerlo funcionar bien.
Pero la idea de la moneda común no es del todo innovadora ya que Argentina y Brasil, las principales economías del bloque, se han referido con anterioridad a esa posibilidad, pero nunca avanzaron más allá del planteamiento verbal, como una buena idea o un objetivo lejano a alcanzar algún día.
Sin embargo, el triunfo de Luiz Inacio da Silva (Lula) cambió los equilibrios dentro del Mercosur y a pocos días de asumido parecería que hay una relación de cercanía con Argentina fundamentada en una ideología política similar. Esa proximidad es lo que le daría impulso a una idea como la mencionada, con el objetivo de no depender de la moneda estadounidense en el comercio intrarregional.
En Paraguay, el economista, exministro de Hacienda y columnista del diario Última Hora, César Barreto Otazú, aseguró que dadas las condiciones del Mercosur “no tiene sentido pensar en una moneda común”.
En su última columna escribió que la idea de una moneda única es política y que “desde el punto de vista económico, una moneda común creíble que sea efectivamente utilizada en el comercio entre los países miembros es absolutamente inviable” porque “no existen los fundamentos y precondiciones básicos de un área monetaria óptima”.
Se supone que una moneda única aportaría “beneficios de eliminar los costos, riesgos e ineficiencias relacionados a las operaciones de cambio en el comercio de bienes y servicios, y, que los mismos superen a los costos a nivel nacional de renunciar a la emisión de una moneda propia y a implementar políticas monetarias adecuadas para mantener la estabilidad de precios y atenuar los ciclos económicos particulares del país”.
Sobre las precondiciones, el Ec. Barreto señaló: “Se refieren a la existencia de una alta integración entre los países miembros del bloque en términos de destino y origen de los bienes y servicios, de libre movimiento de personas y capitales y una simetría entre las políticas fiscales, financieras y regulatorias”.
Además, en caso de existir tales precondiciones, se requerirá de “un diseño adecuado del Gobierno y la institucionalidad relativos a la emisión de la moneda que garantice la correcta administración y gestión de la política monetaria y financiera común que sería ejecutada a partir de ella”.
Por otra parte, el Tratado del Mercosur firmado en marzo de 1991 fue “muy optimista” proponiendo “la creación de un mercado común entre los países miembros”, “el establecimiento de un arancel externo y una política comercial común” entre otros objetivos que ya tienen casi 32 años, pero “los avances para alcanzar estos propósitos han sido limitados”, escribió. “El Mercosur aún no ha logrado siquiera sus objetivos fundacionales, los cuales son prerequisitos básicos para el éxito de una moneda común”.
LO QUE EL MERCOSUR DEBERÍA HACER A CORTO, MEDIANO Y LARGO PLAZO.
El columnista señala lo que el Mercosur debería hacer a corto y largo plazo. En lo más inmediato, se “debe consolidar la integración comercial interna, liberando efectivamente el flujo de bienes y servicios”.
A mediano plazo, “construir una unión aduanera abierta reduciendo el arancel externo común y negociar más activamente acuerdos de libre comercio con los principales países y bloques económicos del mundo para acceder a sus mercados con productos de valor agregado, no solo con materias primas”.
A su vez, en el largo plazo “debemos avanzar en la coordinación de las políticas macroeconómicas hasta lograr la vigencia plena de una política fiscal y monetaria responsable y confiable, con estabilidad de precios en todos los países miembros y en la liberación del flujo migratorio y de capitales”.
Por lo tanto, “pensar en una unión monetaria en las actuales condiciones, no tiene sentido”.
Foto MarketData
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