El promedio final para las toradas de US$ 3.060 y para las vaquillonas de US$ 1.110.

Carlos Sabatini | Mariscala | Tal como estaba programado y rompiendo los paradigmas de que nadie es profeta en su tierra, las toradas de Valle Chico y La Lorencita volvieron a mostrar que su clase y genética sigue siendo de las más buscadas tanto en mochos como en astados, dispersando a ritmo de vértigo el cien por ciento de los reproductores y los vientres.

El promedio final para las toradas de US$ 3.060 y para las vaquillonas de US$ 1.110, dispersando la genética de la familia Bonomi para los departamentos de Río Negro, Florida, Treinta y Tres, Rocha, Maldonado, Canelones y Lavalleja.

La oferta fue de 31 toros PI y H de 2 y hasta 3 años mochos y astados con sangres por demás reconocidas en la cría de los pampas, ejemplares que estaban por demás bien presentados como nos tienen acostumbrados ambas cabañas.

Toros de Bonomi

Completaron la oferta 15 vaquillonas de pedigrí de 2 años, vacías que también derrochaban estado y clase.

La firma encargada de dispersar la selecta oferta era la del escritorio de Juan Carlos Martínez, que acompaña a las cabañas desde hace ya 37 años, primero con la firma De Barbieri y Martínez y ahora en solitario, conduciendo las ventas el martillero Martín De Barbieri.

La actividad comenzó sobre las 15,30 horas con los vientres, 15 minutos le llevó al martillero subastar la oferta con valores que oscilaron entre US$ 80 y US$ 105 la cuota, sumadas las mismas dan US$ 960 de valor mínimo y US$ 1.260 como precio máximo promediando los vientres US$ 1.110.

La misma tónica se dio en los reproductores, los que se terminaron colocando en poco más de una hora con valores mínimos de US$ 2.280 y máximos de US$ 4.320, promediando en US$ 3.060, todo en un marco de suma agilidad.

El valor máximo lo alcanzó un toro Polled Hereford de 2 años, del brete 1, caravana 8874, el que luego de intensa puja se subastó en US$ 360 dólares la cuota (US$ 4.320 de valor total).

El remate transcurrió con valores entre US$ 200 y US$ 300 como los más corrientes la cuota, habiendo muchas preofertas que ya presagiaban que el evento sería por demás exitoso, cosa que se corroboró rápidamente.

Finalizadas las ventas la conformidad era total tanto de parte de los cabañeros como de la firma encargada de subastar la destacada genética, y queda claro que la genética de la familia Bonomi sigue reinando en la zona de Mariscala.

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