“Mantener el suelo saludable es un componente clave necesario para adaptarse a la crisis climática”
“Mantener el suelo saludable es un componente clave necesario para adaptarse a la crisis climática”, dijo Debjani Sihi, profesora asistente en el Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad Emory, en la ciudad de Atlanta, estado de Georgia (Estados Unidos).
Un estudio publicado en la revista científica Frontiers in Sustainable Food Systems (o simplemente Frontiers) señala que la capacidad del suelo para retener agua será fundamental para determinar el manejo que las chacras podrán hacer para contrarrestar el estrés hídrico y por calor generado a partir de los cambios que está sufriendo el ambiente y el clima a nivel mundial. El artículo se basa en el análisis de 30 años de datos sobre cuatro cultivos principales de Estados Unidos: maíz, soja, algodón y trigo.
Debjani Sihi, autora destacada del estudio y docente Ciencias de la Universidad de Emory, dijo que los agricultores enfrentan una doble batalla simultánea: Por un lado, luchan “contra fenómenos meteorológicos extremos causados por el cambio climático”, y por otro “contra el creciente problema de la degradación del suelo”.
La investigación señala que en 2019 había en el mundo 750 millones de personas desnutridas debido a los efectos del cambio climático, incluida una disminución en la producción de alimentos, aumentos de sus precios y una mayor competencia por la tierra y el agua. Lejos de solucionarse, se espera que el problema de la inseguridad alimentaria se agrave.
Para los próximos 25 años, se estima que los rendimientos mundiales de los cultivos disminuirán en un 25%, lo que pone al mundo en la disyuntiva de más habitantes con menos alimentos.
Frente a esa situación crítica, la Prof. Sihi, que es biogeoquímica que estudia cuestiones ambientales y de sostenibilidad en el nexo del suelo, el clima, la salud y la política, consideró que “mantener el suelo saludable es un componente clave necesario para adaptarse a la crisis climática”.
El suelo sano contiene microbios que proporcionan los nutrientes necesarios para que crezcan las plantas sanas, explicó, al tiempo que ayuda a que los alimentos vegetales que comemos sean más nutritivos.
SECUESTRO DE CARBONO.
Esos microbios también mejoran la capacidad del suelo para secuestrar carbono. Los 30 centímetros superiores del suelo del mundo contienen aproximadamente el doble de carbono que toda la atmósfera, lo que convierte al suelo en el segundo sumidero natural de carbono más grande después de los océanos, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Sin embargo, el aumento de las temperaturas promedio está contribuyendo a la disminución de la humedad del suelo en algunas áreas, lo que puede afectar la producción de cultivos y al mismo tiempo degradar el suelo a largo plazo.
En su investigación, los científicos trataron de cuantificar el impacto a largo plazo del clima y las propiedades del suelo en los rendimientos de maíz, soja, algodón y trigo en todo el territorio continental de Estados Unidos. Se basaron en datos a nivel de condado del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) de 1981 a 2015. El conjunto de datos contenía tasas de precipitación y acumulación de temperaturas diarias promedio durante la temporada de crecimiento de un cultivo, conocidas como días de grado de crecimiento. También se tuvo en cuenta las variaciones del suelo, incluida la capacidad de retención de agua, la textura de la materia orgánica (el porcentaje de arena, limo y arcilla), el pH, la pendiente, la erosionabilidad y la tolerancia a la pérdida del suelo.
¿CÓMO PUEDEN ADAPTARSE LOS AGRICULTORES?
Realizada la investigación, “el mensaje que debemos llevarnos es que los agricultores en regiones que enfrentan estrés térmico adicional para sus cultivos” deberían “enfocarse proactivamente en la capacidad de retención de agua de su suelo”, sintetizó Sihi.
Explicó que los suelos arcillosos y ricos en material orgánico retienen el agua mejor que el suelo arenoso, por lo tanto, las chacras con suelo arenoso, o con suelos que contienen menos material orgánico, pueden querer agregar más enmiendas para mejorar la capacidad de retención de agua de la tierra. Otra posible adaptación es usar más mantillo (abono o capa formada por materia orgánica) para reducir la evaporación.
Los investigadores esperan que sus hallazgos ayuden a los agricultores, especialistas en gestión de tierras y responsables políticos en la toma de decisiones relacionadas con las prácticas sostenibles y a largo plazo de gestión del suelo, el agua y los cultivos.
ARTICULO EN FRONTIERS. El artículo en Frontiers se puede leer siguiendo el siguiente enlace: Fronteras | Suelo. (frontiersin.org)
EQUIPO DE INVESTIGADORES. Además del Prof. Sihi, trabajaron en el estudio Kanad Basu y Abraham Peedikayil Kuruvila de la Universidad de Texas en Dallas; Biswanath Dari de la Universidad Estatal Agrícola y Técnica de Carolina del Norte y Gaurav Jha de la Universidad Estatal de Montana.
En base a artículo de la Universidad de Emory. Foto Universidad de Emory.
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