El déficit hídrico afecta principalmente al departamento de Boquerón, por encima de Alto Paraguay y Presidente Hayes.

Asunción, Paraguay | Diputados paraguayos declararon emergencia para tres departamentos del Chaco donde productores agrícolas como ganaderos han sufrido pérdidas millonarias por falta de agua, además de los problemas que enfrente el consumo humano.

En el debate parlamentario uno de los legisladores dijo que en los departamentos de Boquerón, Presidente Hayes y Alto Paraguay “la situación es bastante delicada; hay que acarrear agua de donde sea, por caminos prácticamente intransitables; hace dos meses que el acueducto dejó de proveer agua del río Paraguay, por problemas técnicos”.

Otros diputados se refirieron que los tanques cisternas de emergencia que no dan abasto, siendo este el tercer año con muy pocas lluvias, lo que ha causado que los pozos se hayan vuelto salinos y por tanto no apto para consumo humano.

A nivel productivo, Matthías Sawatzky, un productor de la zona, dijo que la falta de lluvia causó la pérdida total de los cultivos, el cien por ciento; mientras que en materia ganadera el rodeo se redujo hasta de un 85%.

En declaraciones al diario La Nación, Sawatzky dijo que al menos hace 3 años de sequía, y no queda una sola rama de cultivo, generando así pérdidas millonarias.

Durante esta campaña no se pudo cosechar absolutamente nada, las pérdidas fueron totales.

En esa zona se plantaba soja, maíz, sésamo, maní y chía; pero ahora los campos están vacíos. “Nos quedamos sin nada”, dijo.

“El campo no para, es un dicho que siempre resuena en la agricultura, pero lamentablemente en este caso no se pudo aplicar”, lamentó, porque la falta de precipitaciones obligó a dejar de cultivar.

En materia ganadera, Orlando Penner, productor de Boquerón, planteó a La Nación la caída de la producción. Los animales han bajado de peso que significa gasto doble y menor precio de venta: se llega a tener “fácilmente unos 40 a 50 kilos menos” por animal. La falta de pastura obliga a adquirir forrajes para alimentar a los animales, lo que nuevamente se traduce en un sobrecosto.

Penner señaló que sufrió una reducción del 85% de su ganado.

Foto principal de La Nación.

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