“De nada sirve tener buenos números a nivel país a costa de malos resultados económicos de los productores, como sucedió en los 90. Los mercados están firmes, pero hay que estar atentos a los cambios”.

Ing. Esteban Montes | Plan Agropecuario* | La ganadería de vacunos de carne viene teniendo una serie de cambios que comenzaron a gestarse hace algún tiempo y que están dando sus frutos en estos años. Por eso, nos parece interesante hacer un análisis de lo sucedido respecto a este proceso en este siglo XXI, etapa donde aumentan las exportaciones, los valores de las haciendas, el stock y crece la productividad por hectárea, consolidando una tendencia económica y productiva positiva.

EL INICIO DE LOS CAMBIOS.

Tenemos que remontarnos a 1978, con las medidas que se tomaron en esos momentos y que significaron el inicio de la liberalización del mercado de la carne. Después se complementaron a mediados de 1990 y se le agregó la libre exportación en pie. Todo un proceso de cambios que hemos tratado en revistas del Plan Agropecuario anteriores y que tuvieron sus consecuencias en todo el sector.

Cambios que se fueron procesando, que transformó a la década del 1990 como una etapa nefasta para la agropecuaria y que costó la vida de muchas empresas que venían complicadas de mucho tiempo.

Tras cartón la aftosa de 2001 y luego la crisis económica de 2001-2002, dieron el golpe de gracia a muchas empresas, aunque no todas las que estaban complicadas cayeron, gracias a la mejora en los precios de la tierra. Ventas de áreas menores y/o arrendamientos fueron la tabla de salvación de muchos casos que hoy mantienen la propiedad de la tierra. La invasión de capitales extrarubro, buscando mejores condiciones de negocio frente a un sector financiero con muchas incertidumbres, sumado al ya instalado desarrollo forestal y luego al boom de la soja.

Un combo que hizo explotar el precio de la tierra, multiplicándolo por 10 y las más cotizadas a valores mayores.

Este más que breve sobrevuelo por los hechos de esos momentos nos conducen a la realidad del siglo XXI, periodo que pretendemos desarrollar más adelante.

CAMBIOS EN EL USO DE LA TIERRA.

Lo que veníamos comentando antes sobre los precios de la tierra tuvieron sus repercusiones en el uso de la tierra del Uruguay.

La agricultura comenzó con empujes importantes en 2008/09, llegando a unas 600.000 hectáreas de trigo y cebada y 700.000 en 2009/10. La soja en esos momentos había comenzado a dar sus primeros saltos en 2003/04 con casi 250.000 hectáreas, para llegar a casi 600.000 en 2008/09 y casi 900.000 en 2009/10. Después se mantuvo en esas cifras hasta 2013/2014, que llegó a superar apenas en 50.000 el millón de hectáreas, para en 2014/15 dar el salto llegando a superar 1,3 millones de hectáreas. Luego se mantuvo en el entorno del millón hasta llegar a la zafra 2020/21 con 908.000 y los cultivos de invierno en 400.000 hectáreas.

El área de forestación tuvo importantes movimientos en todo este período y comparando el 2000 con el 2020, vemos un aumento sustancial de más del doble, pasando de 685.000 hectáreas a casi 1,3 millones de hectáreas.

En concreto, esta realidad se plasma en una disminución del área de pastoreo en casi 700.000 hectáreas en el período 2000-2021 (gráfica 1).

Ese es el contexto en el cual se ha movido la ganadería en estos últimos 21 años. Visto así, parece preocupante, pero cuando se analiza hacia la interna lo que tiene una mayor caída es el área de campo natural (626.000 hectáreas), aumenta el área forestada en casi 400.000 hectáreas, así como las tierras de labranza en 126.000 hectáreas. Pero también hay un aumento en el área de cultivos anuales forrajeros en 234.000 hectáreas y de praderas permanentes en algo más de 100.000 hectáreas. O sea que, si bien el área de pastoreo es menor, tiene mayor porcentaje de pasturas mejoradas.

LA RESPUESTA DE LA GANADERÍA BOVINA.

Pero veamos cómo se ha comportado la ganadería bovina en este contexto.

Por un lado, vemos un aumento del stock bovino de algo más de 1,5 millones de cabezas, o sea un 15%. En número gruesos esas cabezas vacunas de más son aproximadamente 1,2 millones de unidades ganaderas. En ese mismo período hubo un descenso de casi 7 millones de cabezas ovinas, lo que equivale aproximadamente a 1,2 millones de unidades ganaderas. Sabemos que hay diferencias en el tipo de pasturas que consumen unos y otros, pero en cierto modo hubo una compensación entre una especie y otra.

Y en ese aumento en el número de vacunos del país, hubo también un cambio en la estructura del stock vacuno. En el año 2000 había 3,5 millones de vacas de cría entoradas e ingresaban al sistema 2,1 millones de terneros, o sea un 60%. El año pasado se declararon 4,3 millones de vacas de cría entoradas e ingresaron 2,9 millones de terneros, o sea 67%.

En novillos, las cifras totales se diferencian en unos 120.000 menos en 2021, en un total de 2,2 millones de cabezas. También la composición de los novillos es diferente. En 2000 había un 26% de novillos de más de 3 años, 33% de 2 a 3 y 41% de 1 a 2. Hoy esa estructura es 18%, 30% y 52% respectivamente.

Las vaquillonas también tuvieron sus cambios, pasando de algo más de 1,5 millones a casi 1,8 millones, con mayor porcentaje de vaquillonas de 1 a 2 años.

La faena total de vacunos en ese período tuvo un aumento de 780.000 cabezas, un aumento del 42%, pasando de 1.853.000 cabezas a 2.683.000 cabezas. Y hay que tener en cuenta que solo el 36% de los novillos que se faenaban en el 2000 eran diente leche y 2 a 4 dientes, y en el 2021 esas categorías representan el 65% de la faena de novillos. También las vaquillonas representan un porcentaje importante de la faena total en la actualidad (13,2%), frente al 8,2% que representaban en el 2000. Es un cambio considerable y más teniendo en cuenta que el peso en pie de faena de toda la especie bovina pasó de 434,7 a 492,8 kilos, o sea un 13% de aumento. Y en este período que estamos analizando la exportación de ganado en pie estuvo bien operativa, con valores muy bajos en 2000 a casi 250.000 en 2021 y pasando por años (2018) con más de 400.000 cabezas exportadas en pie.

La consecuencia de todos estos cambios y mejoras se ven reflejadas en un aumento en la producción de carne bovina, según se puede observar en la gráfica 2.

Hay un aumento de 356.000 toneladas de peso vivo de carne bovina, o sea un 41% en el período analizado. Hay un período inicial hasta 2007/08 de crecimiento muy fuerte y sostenido, 266.000 toneladas de aumento. Recordemos que en 2006 se dio una faena récord, que solo fue 100.000 reses menos a las del año pasado, y también el stock había llegado a niveles de 12 millones de cabezas.

Después viene un período de estancamiento, ciertas sequías, caída del stock en casi 1 millón de cabezas y disminución en la faena en casi 600.000 reses. Solo la exportación en pie tuvo un desempeño interesante, con algo más de 300.000 reses exportadas en 2009. Evidentemente la extracción por parte de la industria frigorífica no estaba siendo el motor en esos momentos. La producción de carne bovina en pie descendió 130.000 toneladas de peso vivo (12%) hasta llegar al ejercicio 2010/11 donde comienza un cambio de tendencia. Desde ese momento hasta ahora el crecimiento ha sido sostenido, con un aumento de casi 220.000 toneladas de peso vivo (21%). Nuevamente se observan aumentos en el stock, la faena y la exportación en pie en todo ese período. La faena solo se vio afectada en el 2020 como consecuencia de la sequía y la pandemia, que sin embargo no afectó la producción de carne bovina en peso vivo porque aumentó el stock.

Cuando se observa todo el período, ese aumento de 356.000 toneladas de peso vivo que aumentó la producción de carne bovina, equivale a un incremento de 28 kilos de carne por hectárea en esos 20 años.

LAS EXPORTACIONES.

El volumen de carne bovina exportada ha tenido un comportamiento similar al observado en la producción. Hay un aumento muy importante y continuo desde el 2000 hasta 2006, pasando de 270.000 toneladas peso carcasa en 2000 a algo más de 480.000 en 2006, o sea 75% más de carne bovina exportada. Luego hay un descenso hasta 2011, para llegar a 339.000 toneladas (caída de 140.000 toneladas), y de ahí en más hay un aumento continuo, solo modificado por la caída del 2020 ocasionada por la pandemia, llegando al 2021 con casi 572.000 toneladas de carne bovina peso carcasa exportada.

También el precio, medido en dólares corrientes, ha tenido un incremento a lo largo de todo este período. Pasamos de US$ 1.372 por tonelada peso carcasa en 2000 a US$ 4.306. Es un aumento de 3,1 veces. Como consecuencia, el total de divisas que ingresaron al país por concepto de carne bovina pasó de 371 millones de dólares corrientes a casi 2.500 millones. Son 6,6 veces más de aumento de ingresos. Obviamente que a lo largo de todo este período ha habido un crecimiento de costos, depreciación del dólar y otros factores que implica otro análisis que permita evaluar el verdadero efecto de todo este cambio en cuanto a capacidad de intercambio con otros productos.

EN DEFINITIVA.

Se muestra un período de 21 años con cambios muy importantes en la ganadería bovina de nuestro país, donde se observa una dinámica muy importante, obviamente con momentos de nubarrones a lo largo de todo ese período.

No hay que desconocer que la decisión como país de liberalizar el mercado de la carne bovina que regulaba todo el proceso de aquel lejano, y no tanto 1978, fue el puntapié inicial de todo este proceso. La ganadería se liberó de las maneas que tenía para comenzar un proceso de mejoras que se gestaron de acuerdo a las señales que se fueron dando.

Obviamente que todos estos movimientos tienen sus vaivenes y más por tratarse de un proceso biológico a cielo abierto y también en la medida que las señales se afianzaran y dieran la confianza suficiente. Y con respuestas diferentes de acuerdo a los diferentes subsistemas que tiene la ganadería.

La invernada responde rápidamente por tratarse de un negocio de corto plazo, donde el productor obtiene el retorno en un período corto de tiempo. En este sentido, las mejoras en los mercados ofician de motor que tracciona, no solo por el precio sino también por el volumen. La cuota 481 es un caso que ha provocado cambios importantes no solo a nivel de la terminación con el componente de los corrales de engorde, sino que se trasladó a la recría, lo que generó más certezas sobre el negocio lo que se tradujo en una mayor inversión y rapidez en ese proceso.

La cría finalmente está mostrando su proceso de mejora, primero con un aumento en el número de vacas entoradas. De ahora en más, es posible que siga ese proceso en la medida que haya menos novillos de más de 3 años y vacas de invernada. También es probable que se den mejoras en la cantidad de terneros logrados por vaca entorada, en la medida que las señales de los precios elevados sigan y sobre todo que mantengan una variabilidad baja como desde 2011, no solo para el ternero sino también para todos los productos de la cría.

Se nos vienen momentos desafiantes, con una ganadería liberalizada de sus ataduras y respondiendo a las necesidades de los mercados con altas demandas. Por fin, estamos pasando por momentos en donde están dadas muchas condiciones favorables para la aplicación de tecnologías para lograr aumentos en la producción, pero también aumentos en los ingresos.

De nada sirve tener buenos números a nivel país a costa de malos resultados económicos de los productores, como sucedió en la década de los 90. Los mercados están firmes pero hay que estar atentos a los cambios que puedan llegar a ocurrir y tratar de ser proactivos para mantenerlos y, en lo posible, lograr mejorar los precios. Uruguay representa un porcentaje muy bajo del total de exportaciones de carne (4 a 5%) y el potencial que tiene no implica grandes aumentos en el total mundial, pero sí es muy importante para el país y su economía.

A nivel del Plan Agropecuario estamos en ese proceso de ajustar aquellas tecnologías que más se adaptan a la realidad del país en todos los sentidos y sobre la base diferencial del campo natural, incorporando aquellos procesos que potencien ese diferencial.

(*) Artículo de la revista del Instituto Plan Agropecuario, N° 183 de setiembre 2022 | Gráfica y foto del Instituto Plan Agropecuario.

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