En Uruguay el 11% de los alimentos disponibles para consumo humano se pierde o desperdicia cada año, lo que represente cerca de 1 millón de toneladas anuales. Para corregirlo, el Parlamento y la FAO colaboran para reducir las pérdidas.
Cuatro expertos de la Organización de Naciones Unidas para América Latina y el Caribe (FAO) aportaron datos para legislar en reducción de pérdidas y desperdicio de alimentos en la Comisión Especial de Derecho a la Alimentación del Parlamento uruguayo.
“Las pérdidas y desperdicios de alimentos representan un desafío en el trabajo de los países para transformar los sistemas agroalimentarios, especialmente en un contexto de alza de precios de los alimentos y aumento del hambre e inseguridad alimentaria a nivel global”, indicó la oficial superior de Políticas de FAO para América Latina y el Caribe, Daniela Godoy.
“La gran mayoría de los uruguayos no somos conscientes de lo que significa y el grado de importancia que tiene el desperdicio de alimentos en nuestro país. Capaz que el principio de todo, sabiendo lo que queremos lograr, es que tenemos que tratar de comunicar por qué tenemos un problema para después pensar en la solución”, declaró el Coordinador del Frente Parlamentario contra el Hambre de Uruguay y presidente de la Comisión, el diputado Armando Castaingdebat.
Para la FAO, las pérdidas de alimentos hacen referencia a la disminución de la cantidad o calidad de los alimentos como consecuencia de las decisiones y acciones de los proveedores de alimentos en la cadena, sin incluir la venta al por menor, los proveedores de servicios alimentarios y los consumidores.
En tanto, los desperdicios de alimentos son la disminución de la cantidad o calidad de los alimentos como resultado de las decisiones y acciones de los minoristas, los servicios alimentarios y los consumidores.
“Reducir las pérdidas y desperdicios de alimentos debe ser una prioridad en la agenda global y en la de los países de América Latina y el Caribe, porque no solo tiene efectos en la inseguridad alimentaria, también tiene graves consecuencias sociales y económicas, y un gran impacto ambiental” precisó la especialista de la FAO en Pérdidas y Desperdicio de Alimentos, Sara Granados.
También estuvieron presentes para brindar elementos para el trabajo de la comisión, varios integrantes del equipo de la FAO en Uruguay que siguen este tema y, de manera virtual, otros miembros del equipo regional de la organización.
Pérdidas y desperdicios de alimentos en Uruguay: US$ 600 millones.
La experiencia internacional sugiere que reducir la pérdida y desperdicio de alimentos contribuye a mejorar el acceso económico a los alimentos y por lo tanto fortalece la seguridad alimentaria.
La información disponible sobre este tema en el país fue elaborada por la Fundación Ricaldoni a iniciativa de la FAO.
Un estudio publicado en 2017 establece que el volumen de pérdidas y desperdicios de alimentos están en el entorno del 11% de la oferta de alimentos disponible para consumo humano. Esto representa alrededor de 1 millón de toneladas por año, con un valor estimado de 600 millones de dólares, con base en la materia prima.
Además, el estudio publicado por la FAO indica que el 66% de las pérdidas y desperdicios se produce en las etapas de producción y poscosecha. En cuanto a al volumen de esas pérdidas por producto, se estableció que se trata de un 25% de cereales, 20% de lácteos, 19% de caña de azúcar, 15% de oleaginosos, 12% de frutas y hortalizas y 8% carne.
Los últimos datos del Estado de la Seguridad alimentaria y la nutrición relativos a Uruguay indican que la prevalencia de subalimentación (o hambre) pasaron de 3,9% en el periodo 2004-2006 a estar por debajo del 2,5 en 2018-2020 y la inseguridad alimentaria grave se redujo levemente de 6,8 % en 2014-16 a 6,7% en 2018-2020.
Sin embargo, la inseguridad alimentaria moderada o grave aumentó de 21,6% en 2014-16 a 23,5% de la población en 2018-2020.
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