La medida no soluciona el problema de fondo, pero sería un alivio para las familias, dijo Joe Biden a través de un comunicado de la Casa Blanca.

Hébert Dell’Onte | La evolución alcista del precio del petróleo ha afectado todas las economías del mundo en todas sus escalas y dimensiones. Los gobiernos, sin importar su tipo ni las políticas económicas que desarrollen, se han visto obligados de subir el precio de los combustibles para cubrir los costos de importación, con lo cual acaban trasladando el peso a los ciudadanos que ven cómo se multiplica el valor de cada litro cada vez que concurren a la estación de servicio. Incluso aquellos que no tienen vehículos deben pagar más por los productos básicos cuya producción y distribución también se ha encarecido por efecto del petróleo.

Para evitar trasladar el precio al consumidor final los gobiernos deben ser imaginativos y generar formas y maneras que alivien a las familias y al sistema productivo.

El precio del combustible está formado por el valor del crudo y otros componentes que incluyen impuestos. Es rebajando esos impuestos, cualquiera sea el destino final que le den, la forma más simple de aliviar a los consumidores.

Con esa lógica y buscando la forma de reducir el precio del combustible en su país, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, propuso a los legisladores suspender por 90 días el cobro de un impuesto que incrementa su valor en 18 centavos de dólar y pidió a los gobiernos estatales que tomen medidas similares.

El mandatario estadounidense se dirigió al Congreso para que suspenda el impuesto federal a la gasolina durante los próximos 90 días. Lo que sucede actualmente es que “cada vez que alguien va a la estación de servicio a llenar el tanque” del vehículo, “el Gobierno Federal cobra un impuesto de 18 centavos por galón” (poco más de 3,5 litros) de combustible, o “un impuesto de 24 centavos por galón de diésel”.

Esos impuestos existen desde hace 90 años “y son importantes”, aseguró, “porque los usamos para mantener nuestras carreteras”. Sin embargo, Biden aclaró que las carreteras se arreglarán igual con otros fondos mientras no se recaude como hasta ahora. La diferencia es que “al suspender el impuesto a la gasolina de 18 centavos durante los próximos 90 días, podemos dar a las familias un poco de alivio”.

A su vez, hizo un llamamiento para que los estados también reduzcan sus impuestos. “Hay otras maneras de reducir el precio de la gasolina”, dijo, y consiste en que “los estados también suspendan el impuesto estatal”, o en su defecto “encuentren otras formas de brindar algún alivio”.

“Los impuestos estatales a la gasolina promedian 30 centavos más por galón”, señaló, y anunció que hay estados que ya han actuado según su pedido, es el caso de Connecticut y Nueva York, entre otros.

Biden reconoció que la media es temporal y no soluciona el problema, “pero proporcionará un alivio inmediato, solo un poco de respiro, a medida que continuamos trabajando para reducir los precios a largo plazo”.

Desde la Casa Blanca se estima que una suspensión por tres meses del impuesto tendría un costo de US$ 10.000 millones.

En la foto Joe Biden | Foto de la Casa Blanca.

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