El presidente Luis Lacalle está ante una oportunidad única de dar un mensaje correcto y contundente de diálogo y acercamiento a la oposición.
Hébert Dell’Onte | Esta semana el Frente Amplio entregó en la Torre Ejecutiva una serie de propuestas para atender la situación económica del país, las familias y los trabajadores en general. El Gobierno las estudiará y responderá oportunamente.
El primer y gran error que tiene el documento del Frente Amplio es que carece de financiación, pero no es descabellado pensar que algunas de las medidas sean aceptadas y puestas en práctica ya que también es muy probable que muchas de ellas estén siendo evaluadas y estudiades por el equipo económico del Gobierno de forma previa a la presentación de la oposición.
La oportunidad que tienen el presidente Lacalle respecto a la oposición no es contestarle afirmativamente a uno, dos o cinco de las medidas propuestas, sino convocar al presidente del Frente Amplio, Fernando Pereira, a su despacho para tener una instancia de diálogo e informarle allí lo que se resuelva.
En la historia democrática de Uruguay el diálogo y las conversaciones entre los diferentes sectores y partidos ha sido una herramienta primordial y básica. Hoy el mundo nos reconoce ese valor, y si supimos llegar hasta aquí debemos saber conservarlo y tratar de seguir mejorándolo.
Muy cerca tenemos ejemplos de lo que se ha llamado la “grieta”, un concepto que refleja lo que los uruguayos no queremos, pero sobre todo no somos, aunque hay algunos que en su afán de crecer políticamente o de beneficiar a su corriente prefieren la división y la voladura de puentes.
Pero los uruguayos en su mayoría no somos así. Nos gustan los puentes, valoramos cuando los presidentes de Nacional y Peñarol trabajan juntos para erradicar la violencia en el deporte, y valoramos cuando Gobierno y oposición buscan y abren esas ventanas de diálogo que no significa estar de acuerdo, sino plantear puntos de acuerdo para trabajar en ellos.
No recuerdo cuando fue la última vez que el presidente del Frente Amplio y el presidente de la República se reunieron e intercambiaron opiniones. Se sí que el debate sobre la Ley de Urgente Consideración dividió las agua, las encrespó y alguna vez las encolerizó, pero ese debate quedó atrás y estamos en el tiempo de recomponer.
Ya vendrán instancias en las que exponer diferencias y discursos encendidos. Pero no nos adelantemos, sepamos que es tiempo de dialogar. Por el bien del país.
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