Encontrar aceite de oliva con sello uruguayo y extranjero es común en los almacenes y supermercados del país, sin embargo, pocos saben que la calidad de los productos olivareros nacionales es excelente y cuenta con 20 años de investigación científica detrás. Todas estas cualidades despertaron el interés del Consejo Oleícola Internacional (COI), máximo organismo mundial regulador del rubro, que visitó por primera vez Uruguay para inaugurar la cosecha.

Cabe destacar que en 2021, la edición de la revista Olivae que pertenece al COI y es la publicación de referencia para todo el sector en el mundo, estuvo centrada en la producción oleícola nacional, lo que sentó un precedente en la vinculación con el organismo del que Uruguay forma parte hace nueve años.

Tras dos jornadas de encuentros con autoridades oficiales y actores del sector, la delegación liderada por el director ejecutivo del COI, Abdellatif Ghedira, y el jefe del departamento de Relaciones Exteriores, Mounir Fourati, cerró su recorrido en la estación experimental de INIA Las Brujas (Canelones) donde en 2002 comenzaron las investigaciones en olivicultura, acompañando el impulso de los primeros empresarios y grandes productores que iniciaron la producción comercial en Uruguay.

Desde INIA recibieron a la comitiva Paula Conde, referente en olivicultura; José Villamil, investigador que inició los estudios en el rubro en el instituto; Santiago Cayota, director de INIA Las Brujas; Carolina Leoni, fitopatóloga de INIA, y Facundo Ibáñez, responsable del laboratorio de Agroalimentos.

También participaron Mercedes Arias, investigadora de Ecofisiología en olivos de Facultad de Agronomía; Jorge Pereira, referente en Recursos Genéticos del Olivo, y María Noel. Akerman y Leidy Gorga, de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria. Representando a la Asociación Olivícola Uruguaya asistieron Roberto Zoppolo, José Pedro Sánchez y Alberto Peverelli.

“Hace 20 años que comenzó la investigación en olivicultura en el país y el aporte de productores, investigadores y asesores ha permitido aprender en el camino y lograr un producto uruguayo de excelente calidad. Esta visita es un reconocimiento a ese esfuerzo y es un punto de inflexión, porque puede fortalecer a la investigación y al sector en su conjunto”, valoró Conde.

“Cuando se introduce un cultivo nuevo en el país las preguntas iniciales son si es posible hacerlo en las condiciones locales, qué variedades son las más aptas y cuáles son las limitantes productivas. En 2002 Uruguay no podía contestar estas peguntas porque no había experiencia y para tener esas respuestas INIA dio el primer paso instalando un cuadro comparativo de cultivares, que la delegación del COI pudo conocer”, dijo Conde.

Mediante este experimento se pudo obtener información sobre el rendimiento, el comportamiento, la calidad del aceite y la resistencia a enfermedades de cada variedad, y los problemas sanitarios que enfrentan. “El acervo de datos generado por INIA se plasmó en un catálogo que caracteriza 28 cultivares y es de gran utilidad para que el productor pueda elegir qué variedad de olivo plantar en función de sus objetivos”, señala Conde.

INIA también está evaluando la incidencia del riego en el rendimiento y la calidad del aceite, ya que más del 80% de los productores no cuentan con sistemas de riego y los periodos de sequía de Uruguay afectan la productividad del cultivo. “Saber en qué medida esto afecta la producción es muy útil para que el productor pueda hacer números y evaluar los costos para su inversión”, destacó Conde.

Sobre el final del recorrido desde INIA se hizo énfasis en las líneas de investigación que se pretenden abordar a futuro y la inocuidad fue el foco. “Nos interesa trabajar en alternativas agroecológicas para el control de los problemas sanitarios y de la cobertura vegetal que afectan al olivo. Eso nos va a permitir disminuir el uso de agroquímicos y lograr una producción más inocua para los consumidores”, dijo Conde.

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