Preocupa cómo cambia el mundo y el sentido en que lo hace, asimismo importa conocer las estrategias que nuestro país está llevando a cabo para no ser arrastrados por el mar embravecido.
Hébert Dell’Onte | Cuánto puede impactar la guerra generada por Rusia en la producción y el comercio exterior de Uruguay aún no está definido, aunque ya se perciben efectos negativos, y con el tiempo vendrán otros.
Por el momento el Instituto Nacional de la Leche (Inale) informó que en los últimos diez años las exportaciones de Uruguay a Rusia han promediado US$ 70 millones y en algunos años superó los US$ 100 millones: “Rusia representa 10% del valor de las exportaciones de lácteos de Uruguay”.
A su vez hay varias incertidumbres que Inale enumeró como las disrupciones del transporte internacional, qué pasará con los embarques encaminados a Rusia, cómo se efectivizarán los pagos, hasta qué punto llegará el aumento de granos, petróleo y fertilizantes que inciden en la producción, o cómo se expandirá la inflación mundial.
Por otra parte, el gerente de Comercio Exterior de Saman, Diego Nicola, dijo que ya se ven cambios negativos en los fletes y complicaciones en los puertos europeos lo que se suma al alza del petróleo y la suba de los fertilizantes.
En esa misma línea el presidente de la Confederación Empresarial del Uruguay (CEDU), Carlos Delfino, ha declarado que se suma como problema la eventual escasez de metales que Uruguay debe importar y que son muy importantes para la metalúrgica, para obras como la papelera o el ferrocarril. Aclaró que aún no hay o él no tiene conocimiento de que haya faltante, pero es una posibilidad que debe analizarse por si la guerra se extiende en el tiempo.
Y podría seguir, porque las sombras son muchas. La pregunta es ¿qué puede hacer y qué está haciendo Uruguay para prever esas situaciones que si no se atienden a tiempo pueden dificultar el funcionamiento de áreas claves del país?
En estos casos es que uno lamenta que el Mercosur no funcione correctamente porque es en los momentos de crisis cuánto más necesitamos de la unidad, y como bloque tendríamos un peso que ninguna de los cuatro países tiene por sí solo. No lo tiene Brasil y mucho menos lo tiene Argentina que al momento de escribir este artículo su Senado debate un préstamo millonario al FMI para no caer en incumplimientos financieros. Y por tamaño tampoco Paraguay ni Uruguay pueden hacer mucho al respecto.
Por tanto, sabemos que con el Mercosur como bloque no podemos contar, pero tal vez sí con algún país miembro, como Brasil que ha manifestado reiteradas veces su preocupación por el alza de precios de los fertilizantes y ha llevado acciones concretas. En ese sentido el Gobierno Federal lanzó, el viernes 11 de marzo, el Plan Nacional de Fertilizantes para reducir su dependencia de las importaciones.
Es una iniciativa que buscará “reequilibrar la producción nacional y las importaciones. La intención es satisfacer la creciente demanda de productos y tecnologías de fertilizantes, con el fin de permitir que Brasil tenga más autonomía, con un porcentaje reducido de dependencia externa para el suministro de fertilizantes al productor”, explicó un comunicado oficial al que accedió Todo El Campo.
Brasil es el cuarto consumidor del mundo e importa el 85% de los fertilizantes que aplica. El Plan es de largo alcance y se espera que en 2050 se haya reducido las compras del exterior de ese 85% a un 45%, considerando que en ese período la demanda se habría duplicado.
Por otro lado, y con perspectivas más cortas e inmediatas, la ministra de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Brasil, Tereza Correa da Costa, se entrevistó en Ottawa, Canadá, con empresarios y exportadores de potasio con el fin de incrementar los envío a su país.
Como la propia ministra lo dijo, la idea es incrementar la compra de potasio a Canadá, principal proveedor mundial.
Para los países agropecuarios es clave acceder a los suministros en las cantidades necesarias, calidades adecuadas y al menor precio posible. El acercamiento de Uruguay a Brasil en ese sentido parece ser la mejor decisión que el nuestro Gobierno podría tomar, sin descuidar otros países sobre los que se ha informado que se han acercado los contactos.
ILUSTRACIÓN. La imagen que ilustra la nota es un óleo del pintor ruso Iván Aivazovsky, pintado en 1875.
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