Este martes no es un día más, Uruguay se reencuentra con la mayor exposición agrícola del país y merece ser celebrado.

Hébert Dell’Onte | El 12 de marzo de 2020 fue lanzada la edición 25ª de la Expoactiva Nacional en un evento que tuvo lugar en la Bolsa de Valores de Montevideo y que contó con la participación del subsecretario del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ignacio Buffa, además de las autoridades de la Asociación Rural de Soriano.

Esa tarde noche también se presentó el libro “Patrimonio del Campo”, en homenaje al campo uruguayo, hubo un espectáculo musical y un brindis final.

Lo recuerdo bien porque fue el último evento al que asistí en un marco de normalidad total, no la normalidad actual sino de prepandemia: sin alcohol en gel, sin mascarilla y con el contacto social de toda la vida.

Ya entonces en todos los medios de comunicación se informaba sobre el avance de la pandemia en el mundo y en los países vecinos, pero como en Uruguay todo tarda en llegar el virus no fue la excepción y demoramos más que otros en confirmar oficialmente el primer caso, que se dio el 13 de marzo de 2020.

La noticia no tomó por sorpresa a nadie, pero a partir de ahí nos cambió la vida a todos.

Desde ese momento se suspendieron o postergaron todas las actividades planificadas para los días posteriores a ese inolvidable 13 de marzo. En el ámbito rural zafaron y por muy poco la Expo Durazno y la inauguración de la cosecha de arroz, todo lo demás se suspendió.

No fue para menos, nos enfrentamos a algo nuevo y peligroso, y las noticias que llegaban del mundo no eran muy alentadoras. Lo concreto fue que aquel lanzamiento en la Bolsa de Valores paso, en cuestión de horas, de una celebración a una frustración.

Con atino y responsabilidad los responsables de la Expoactiva asumieron la gravedad de lo que se venía y no dudaron en postergar la exposición. Aún conservo el comunicado de la Asociación Rural de Soriano informando la postergación de la 25ª edición.

Nos quedó la esperanza de que la postergación no fuera por mucho tiempo y que pronto se pudiera realizar. Pero no fue así, los meses siguieron pasando, llegó 2021 y aunque se hizo todo lo posible para concretar el evento, éste no pudo ser y volvió a postergarse. Como debe ser en situaciones que uno no puede cambiar, solo queda la resignación y los creyentes pedir a Dios para una pronta recuperación de la normalidad.

En todo ese tiempo muchas cosas sucedieron. Buenas y malas. El agro siguió trabajando y mantuvo vivo el motor del país, pero a la vez tuvimos períodos de mucha angustia cuando los enfermos se amontonaban en los hospitales y centros de salud, cuando los CTI amenazaban con colapsar y el personal médico sacaba fuerzas que no sabía que tenía. Sin duda que lo más doloroso es el número de compatriotas que no se sobrepusieron y fallecieron. No debe haber familia que no haya perdido un ser querido o amigo cercano.

Hoy miro esas instancias y me cuesta creer lo que pasamos. Es como si una fuerte tormenta nos hubiera golpeado durante una noche larga hasta que por fin la calma regresa con las primeras luces del amanecer, y allí está, en el predio de la ruta 2, en el corazón agrícola del país, la Expoactiva Nacional, reabriendo sus puertas después de tres años ausente y dos años de postergaciones.

Por eso lo del título: este año será una exposición diferente y lo celebramos. Uruguay se lo merece.

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