Un artículo publicado recientemente por la revista de divulgación científica National Geographic, eligió al sorgo como un cultivo preparado para enfrentar el cambio climático, que permite fijar grandes cantidades de dióxido de carbono del aire.

El artículo toma uno de los últimos estudios sobre la capacidad diferencial de este cereal en la lucha contra el cambio climático y la captura de carbono en el suelo, el cual fue publicado por “GCB Bionergy”, a partir de una investigación liderada por el profesor de biología agrícola del departamento de Bioquímica y Biofísica de la Universidad de Texas, John Mullet.

Según la investigación de Mullet, realizada con el fitomejorador de cultivos del departamento de Ciencias del Suelo y Cultivos, William Rooney, indica que los “cultivos energéticos”, como el sorgo, resultan excepcionales a la hora de capturar y secuestrar cantidades significativas de dióxido de carbono atmosférico en el suelo, mejorar su fertilidad y generar potenciales créditos de carbono para los productores.

De hecho, dice el artículo de la National Geographic, ambos han trabajado codo con codo para desarrollar una planta ideal anual, descubriendo en su estudio más reciente una cepa de altos rendimientos de biomasa para la generación de combustible, energía otros productos biológicos.

De acuerdo a declaraciones de Mullet, dice “existe la suposición de que los cultivos bioenergéticos más sostenibles son perennes porque requieren menos insumos y pueden secuestrar más biomasa que las anuales”, pero la agricultura también requiere de variedades “de cultivos anuales” para este objetivo.

Captura de carbono

La agricultura norteamericana ve con mucha satisfacción el desarrollo de nuevas variedades de sorgo energético debido a su excelente resistencia a la sequía, una buena eficiencia en el uso de nitrógeno, pero, sobre todo, por su sistema de raíces profundo susceptible de alcanzar fuentes de agua y nutrientes que otros cultivos anuales no pueden aprovechar y acumular mucha materia seca.

Al respecto, en ese país, los niveles de carbono orgánico del suelo disminuyeron en un 50% durante los últimos 100 años en tierras de cultivos anuales, muchas hectáreas de cultivo se convirtieron en marginales y otras tantas fueron abandonadas.

“Se trata de factores complejos, por lo que predecir cuánto tiempo tardaríamos en reponer el carbono perdido requiere un modelo sofisticado, pero es probable que el proceso de restauración requiera de décadas”, dice el experto.

Fuente: Infocampo

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