El Servicio Nacional de Calidad y Salud Animal (Senacsa)  de Paraguay estableció la creación del registro nacional de productores y población ovina y caprina, según una resolución que se firmó el pasado 30 de diciembre.

La resolución responde a que “es necesario contar con un catastro actualizado de los establecimientos y población ovina y caprina a nivel país, para el trazado de movimientos de animales”, se expresó.

También es fundamental para “una correcta aplicación de estrategias de vigilancia epidemiológica que permitan conocer la situación de sanidad ovina y caprina, con miras a la ejecución de planes sanitarios nacionales en dichas especies”.

Por tanto, el Presidente del Senacsa firmó la resolución N° 2338 y la N° 489 para la creación del registro nacional de productores y población ovina, y de productores y población caprina; respectivamente.

La misión de APCO

La Asociación Para­guaya de Criadores de Ovinos (APCO), junto con otros producto­res, se encuentran abocados a concretar un programa de mejoramiento de más razas del sector ovino, con el apoyo de creadores de razas britá­nicas, apuntando a reprodu­cir genética de primer nivel. La noticia fue proporcionada por el presidente de la aso­ciación, el ingeniero Nico­lás Peña, quien aseveró que los logros obtenidos con la reciente exportación de ove­jas por parte de algunas caba­ñas al mercado argentino es el fruto del trabajo de más de 40 años, y desde los años 2000 enfocados en el mejora­miento de la genética ovina.

“La asociación recibió ofer­tas de apoyo del Reino Unido para el mejoramiento de las razas británica Hampshire Down y Texel, y estamos muy interesados junto con otros productores por lo que ya estamos viendo mecanis­mos para que los protocolos puedan ser accesibles”, indicó a La Nación. Mencionó que hace unos días estuvieron en contacto con referentes de Inglaterra, de modo de avanzar en los procesos para que las puertas del mercado británico puedan estar abier­tas con gestiones rápidas, de modo de que los productores puedan importar de forma fácil los embriones para el mejoramiento. Para ello, necesitan que el Gobierno y las autoridades pertinen­tes ayuden en las gestiones, para que se pueda concretar lo que sería un siguiente paso más agigantado para el rubro ovino, que puede fácilmente llegar a ser una alternativa de diversificación de la ganade­ría paraguaya.

Ejemplificó que pese a que la mayoría de los sectores, retraí­dos por el factor sanitario y la crisis, el precio de la oveja todavía se mantiene, y se está pagando G. 22 mil el kilo del cordero al gancho faenado. Para avanzar en las gestiones, señaló que solo es preciso que se liberen las fronteras, por lo que una vez que se pueda reto­mar de alguna manera a la nor­malidad respecto al covid-19, podrían ya concretar la impor­tación de embriones para las razas Hampshire y Texel. Estimó que para un desarrollo y mejoramiento de tales razas y llegar a un nivel de exporta­ción como se logró ingresar a la Argentina con la raza Dorper, podría durar unos 7 años para las adaptaciones requeridas.

Aseveró que tras encontrar ese nicho de mercado en el vecino país, Paraguay se posi­ciona como referente expor­tador en razas carniceras en la región, y más aún lo será una vez iniciado el proceso de mejoramiento también de las razas británicas. “Acá en Paraguay tenemos todas las razas; pero, para mejorarlas necesitamos incorporar san­gre de afuera, y de esa manera luego de las adaptaciones, quedamos como referentes a nivel regional, ya que hoy en día podemos decir que pode­mos reproducir genética de primer nivel”, recalcó.

SECTOR NECESITA TRANSFORMACIÓN

La producción ovina u ovinocultura local tiene que pasar por un proceso de formalización, pues si bien se habla desde la asociación de unas 800.000 cabezas, el titular del gremio estimó que a nivel país entre otros productores independientes llegarían a 1 millón de cabezas de ovino.

Y si el número varía ampliamente con los registros proporcionados por el Servicio Nacional de Salud y Calidad Ani­mal (Senacsa), se debe porque allí solo se contabilizan los vacuna­dos contra la fiebre aftosa, que son propiedad de ganaderos que se dedican también a otros rubros, explicó.

Fuente: La Nacional Paraguay y Valor Agro

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