La mayoría de las veces, cuando los perros atacan a los animales de producción logran escapar después de lastimar, matar o dejar gravemente heridas a un grupo de ovejas, o incluso algún vacuno como ya ha sucedido en nuestro país.

La historia que llegó a Todo el Campo esta vez trata de dos perros que destrozaron parte de una majada causando graves perjuicios para el productor, pero éste pudo aplicar el artículo 125 del Código Rural el cual dice “los propietarios u ocupantes tienen el derecho de matar a los perros ajenos que encuentren en sus poblaciones o cerca de sus ganados, cuando aquéllos no acompañen o sigan a sus dueños o cuando, acompañándolos, se les separen para hacer daño o mezclarse con los ganados y molestarlos”.

Pero capturar o dar muerte al perro no repara el daño que causó.

Las elocuentes fotografías no necesitan explicaciones, el hecho ocurrió en Cerro Largo, a 12 kilómetros de Melo, con un saldo de 8 ovejas muertas, que serán más por las que resultaron mordidas.

En la zona, en realidad en todo el país, siguen los reclamos al Instituto Nacional de Bienestar Animal, porque un país donde se supone se respeta la calidad de vida de los animales, la realidad acaba siendo nefasta para los ovinos pero también para el perro que de haber tenido un dueño responsable no hubiera causado tal daño ni hubiera terminado así mal.

Respecto a los productores, casos como este suman al desánimo y a las pérdidas de inversiones que muchas veces son lo único que tienen y en lo cual pusieron sus ahorros.

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