Argentina se está convirtiendo en una auténtica potencia energética.
El país vecino pasa de ser un importador de gas y petróleo a ser exportador neto. El gasoducto que antes era para importar gas, ahora será para venderlo al exterior. Se ha tenido que revertir el sentido de la inyección de gas del gasoducto.
Montevideo | Todo El Campo | En un remoto y denso desierto de Sudamérica está tomando forma un fenómeno por el que muy pocos habrían apostado hace unos años: Argentina se está convirtiendo en una auténtica potencia energética. El país ha pasado en pocos meses de ser un importador neto de energía a ser exportador, una tendencia que va en aumento y que no parece tener fin a corto plazo. Un hecho que revela este cambio se ha podido comprobar en las últimas horas con la inauguración de la ‘reversión de un gasoducto’ (le han dado la vuelta metafóricamente) que antes servía para importar gas de Bolivia y que ahora será utilizado para exportar gas desde Argentina a hacia sus regiones del norte y Brasil. Todo se debe al boom del gas y el petróleo de Vaca Muerta, (en la provincia de Neuquén)
Argentina inauguró este lunes (4/11) la obra de reversión del Gasoducto Norte, que durante casi dos décadas permitió las importaciones de gas natural de Bolivia y que ahora posibilitará abastecer al norte y el centro argentino y exportar a Brasil gas extraído de la colosal formación de hidrocarburos no convencionales de Vaca Muerta.
La obra, iniciada el año pasado y terminada dos meses antes de lo previsto, implicó la ampliación en 62 kilómetros del Gasoducto Norte, la reversión del sentido de inyección de gas en cuatro plantas compresoras ya existentes, y la construcción de un gasoducto de 122 kilómetros en la provincia de Córdoba (centro).
ARGENTINA DEJA DE COMPRAR GAS A BOLIVIA.
El proyecto demandó una inversión de 710 millones de dólares, de los cuales 540 millones fueron financiados con un crédito de CAF Banco de Desarrollo de América Latina. El cambio del sentido del flujo en las tuberías permite ahora llevar gas desde Vaca Muerta, en el suroeste de Argentina, a las provincias de Córdoba, Tucumán, La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Salta y Jujuy, para abastecer la demanda de centrales térmicas de generación eléctrica, industrias y hogares. Además, hará posible que Argentina exporte gas natural a Brasil, usando primero el Gasoducto Norte y luego la red de ductos que van de Bolivia al territorio brasileño.
Tras dos décadas de contratos de compra de gas a Bolivia, Argentina dejó de importar desde ese país el mes pasado, un paso que fue posible gracias a los crecientes volúmenes de producción en Vaca Muerta, la segunda mayor reserva mundial de gas no convencional y la cuarta de petróleo de este tipo.
El propio Ministerio de Energía lo anunciaba de esta manera: Argentina se ahorrará divisas por 1.000 millones de dólares anuales; se potenciará el desarrollo nuevas actividades industriales como la minería de litio; y, en una segunda etapa, se podrá exportar el gas nacional hacia otros países de la región.
«Argentina eligió dónde invertir 700 millones de dólares para que eso revierta en más riqueza. Con el gas seguro, no intermitente, se va a generar un bienestar que hasta el momento no teníamos. Vamos a usar nuestro gas, a un tercio del valor que usábamos hasta el momento para importar. Hemos venido para celebrar una obra de esta envergadura, que empezó y terminó en tiempo récord el gobierno de Milei», señala el jefe de Gabinete, Guillermo Francos.
Por su parte, el ministro de Economía destacó: «Desde el Ministerio de Economía trabajamos junto a las empresas privadas para destrabar el primer tramo de la obra que estaba sin adjudicar y los otros dos tramos que ni siquiera se habían licitado. Vamos a recuperar el autoabastecimiento energético que fue destruido por la gestión anterior«. Pero no solo eso, Argentina también busca su propia revolución con el petróleo. Crudo y gas hacen tándem perfecto para lograr cientos de millones de dólares en ingresos que pueden ayudar a reconstruir las maltrechas reservas de divisas del país y recuperar la economía.
AHORA TOCA EL PETRÓLEO.
En setiembre, un equipo de 10 personas, que trabajaba en un rincón de la vasta formación de esquisto de Vaca Muerta, en la provincia occidental de Neuquén, terminaron de colocar los gigantes tubos de acero al carbono de 75 centímetros de espesor y los soldaron para construir un oleoducto. El objetivo es transportar crudo casi 600 km hasta el Atlántico. Vaca Muerta es el cuarto yacimiento de petróleo de esquisto más grande del mundo (el mayor de Sudamérica) y el segundo de gas. Está previsto que un oleoducto que se extienda hacia el sur llegue a la ciudad de Allen -al norte de la provincia de Río Negro, a 130 km de distancia- a finales de este año. Un segundo tramo, cuya finalización está prevista para 2026, transportaría crudo otros 440 km hasta Punta Colorada, en la costa sureste, según explican desde el Financial Times.
«Este es el primer oleoducto importante del país diseñado completamente para la exportación», dice Manuel Castillo, que gestiona el proyecto para la empresa energética estatal argentina YPF. «Con el tiempo, aumentaremos la capacidad de transporte de la cuenca en un 70%».
Vaca Muerta está a punto de cumplir la promesa que los sucesivos gobiernos han estado promocionando durante los 14 años transcurridos desde su descubrimiento, ya que la nueva infraestructura alivia los cuellos de botella del transporte que han obstaculizado durante mucho tiempo la producción.
Otro proyecto de un nuevo oleoducto, finalizado el año pasado, permitió reiniciar las exportaciones de petróleo a Chile después de 17 años. Otro, cuya finalización está prevista para 2025, aumentará los flujos hacia la costa de la provincia de Buenos Aires. La producción diaria de petróleo de la cuenca se ha cuadriplicado en los últimos cinco años, de 90.000 barriles por día en 2019 a 400.000 barriles diarios (bpd) en setiembre de 2024 y podría superar los 1,1 millones en 2030, según la cámara empresarial local de hidrocarburos CEPH. Eso permitiría exportaciones de casi 700.000 bpd.
La infraestructura más compleja para exportar mucho gas natural está todavía en marcha. Sin embargo, además del gasoducto inaugurado para llevar gas a Brasil, un nuevo gasoducto que va a Buenos Aires ha ayudado a duplicar la producción desde 2019, llevándola a 70 metros cúbicos por día en 2024, lo que ha aplastado las necesidades de importación. Se espera que este año Argentina, que ha tenido un déficit energético desde 2011, obtenga 5.000 millones de dólares netos por sus exportaciones, en un momento en que sus reservas de divisas están peligrosamente bajas.
No obstante, cabe recordar que la economía aún está sujeta a estrictos controles cambiarios y de capital y el país aún debe resolver sus desafíos macroeconómicos antes de poder atraer la inversión necesaria para convertirse en un exportador significativo, advierten los empresarios. Aun así, la elección, hace casi un año, del presidente Javier Milei, quien prometió levantar esos controles y desregular el sector, ha animado a los inversores.
Artículo de el Economista.