La sequía y la mala política.

La sequía y la mala política.

En Latinoamérica hay países en los que “unas políticas sensatas podrían impulsar la producción anual de cereales”.

Montevideo | Todo El Campo | “Políticas locas y cambio climático están perjudicando a la agricultura latinoamericana”, se titula un largo artículo de The Economist publicado el martes 4 de abril en el cual se analizan las consecuencias de la sequía en la región, que son más graves de lo que parece a simple vista. Además, se indica la responsabilidad de las malas políticas que llevan a cabo algunos países, como Argentina, que tiene la responsabilidad de ser un importante actor como proveedor de alimentos al mundo. Asimismo, el director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA), Manuel Otero, dijo que “la gran pregunta” es si “estamos a tiempo de salvar el planeta, o estamos corriendo detrás de lo que está pasando en el suelo”.

LA SEQUÍA EN LATINOAMÉRICA ES UN PROBLEMA PARA EL MUNDO.

El artículo no firmado comienza haciendo referencia a la invasión “miles de millones de insectos negros” que en el pasado mes de marzo “invadieron Buenos Aires”, lo que hizo explotar a las redes sociales con consultas de qué estaba pasando y qué eran aquellos animalitos. “Resultaron ser trips, insectos masticadores de hojas que escapan de la sequía argentina campo por jardines urbanos mejor regados. No representan una amenaza para las personas. Pero el clima extremo que provocó su éxodo sí lo hace”.

El articulista se refiere al “cambio climático” que “en toda América Latina está dificultando la producción de cultivos”, lo cual “podría tener dos consecuencias alarmantes”: por un lado “será más difícil aliviar la pobreza rural, ya que a los pequeños agricultores les resultará más difícil ganarse la vida; y podría afectar el suministro mundial de alimentos, ya que Brasil y Argentina por sí solos proporcionan una décima parte del exportaciones mundiales de trigo y un tercio de las de cereales secundarios (cebada, maíz, avena, centeno y sorgo)”.  O sea que la sequía en Latinoamérica es un problema para el mundo.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) proyecta que para 2050 la agricultura regional tendrá una producción “cinco puntos porcentuales inferior a lo que habría sido sin cambio climático. Mientras tanto, se espera que la población de la región aumente en un 14% entre ahora y su pico alrededor de 2056”.

ARGENTINA COMO OBSTÁCULO: “TIENE LAS POLÍTICAS MÁS LOCAS DEL PLANETA”.

La nota periodística indica que “las condiciones para el maíz, un cultivo particularmente sensible al calor, empeorarán en casi todas partes, mientras que los de la soja, una planta más resistente, puede mejorar” y “la producción de trigo puede tener que moverse hacia el sur”.

Alerta que “en términos generales, las partes cálidas y secas de los países andinos, América Central y México (el mayor proveedor de vegetales de Estados Unidos) podrían volverse aún más áridas”, lo que haría que “la vida sea más precaria para los pobres de las zonas rurales, y podría estimular la migración masiva o incluso disturbios”.

“Por el contrario, el templado cono sur de Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay podría volverse más hospitalario para cultivos como la soja y el arroz, creando una oportunidad para grandes agricultores para aumentar los rendimientos”.

Pero hay retos y barreras, y “el principal obstáculo para aprovechar esta oportunidad es que Argentina, el mayor productor del cono sur, tiene algunas de las políticas más locas del planeta. Mientras tanto, en Brasil, la otra potencia agrícola de la región potencia, todo dependerá de lo que suceda con la selva amazónica”.

Ahora bien, “si rendimientos más bajos se traducen en precios más altos, eso golpeará a los pobres urbanos” latinoamericanos.

A su vez, “a los pequeños agricultores pobres les resulta difícil adaptarse, no solo porque carecen de capital sino también porque son racionalmente reacios a experimentar. Durante generaciones la experiencia les ha enseñado que si intentan algo desconocido y fallan, se enfrentan a la indigencia, por lo que tienden a apegarse a lo que ellos saben”. No obstante, “tendrán que adaptarse o encontrar otra línea de trabajo, o unirse a la larga cola de migrantes caminando hacia Estados Unidos”, advierte el texto.

“A los grandes agricultores de las zonas más frías de la región les resultará más fácil adaptarse”. El artículo menciona el caso de Argentina por su importante función como proveedor de soja y maíz en el mundo, pero “el cambio climático hirió a algunos agricultores argentinos, principalmente a los del norte”. De todas formas las mayores precipitaciones “debería aumentar los rendimientos de la soja, el arroz y el trigo de regadío”. “El país debería aumentar la producción”, no obstante, “el estado de ánimo entre los agricultores argentinos es sombrío, gracias a la misma sequía que envió a los trips a Buenos Aires”.

NECESITAMOS POLÍTICAS SENSATAS.

Pero a Argentina le faltan políticas sensatas. Es un país que además de la seca enfrenta “aplastantes impuestos a la exportación”, también “hay varios tipos de cambio para el dólar estadounidense”.

Ahora el “desesperado” Gobierno “ofreció un tipo de cambio especial sólo para las exportaciones de soja” para captar divisas; algo “peor que la tasa del mercado negro pero mejor que la oficial”.

Es importante que los países lleven a cabo políticas correctas para comenzar a transitar hacia lo cambios. El artículo de The Economist indica: “Unas políticas sensatas podrían impulsar la producción anual de cereales desde los 140 millones de toneladas actuales hasta 215 millones de toneladas para 2032, o un 53%, estima FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina). Eso es suficiente para alimentar a 400 millones de personas”.

LOS DESAFÍOS DE BRASIL.

Brasil es el “otro gigante agrícola de América Latina”, con “una gran dinámica”, pero “la agricultura es también el principal impulsor de la deforestación que, además de contribuir a las emisiones de CO, podría afectar los patrones climáticos más directamente. Cada árbol grande en el Amazonas expulsa al aire más de 400 litros de agua al día, lo que se recicla como lluvia que nutre tanto el bosque como grandes extensiones de tierras de cultivo al sur. Si más del 20-25% de la cubierta arbórea original es destruida (una quinta parte se ha ido en los últimos 50 años), este ciclo del agua podría romperse hacia abajo y la selva tropical podría convertirse en sabana. Eso podría significar una catástrofe para agricultura en toda la región”.

El autor del artículo cierra con un par de consideraciones políticas: “Brasil reemplazó recientemente a un presidente que instigó la tala del Amazonas con uno decidido a detenerlo”, dice en relación al saliente Jair Bolsonaro y el regreso de Luiz Lula da Silva.

Y “Argentina tiene una oportunidad, en octubre, para reemplazar su gran gobierno (de Alberto Fernández y Cristina Fernández, presidente y vicepresidenta) que ataca a los productores, con un Gobierno más racional”. Cabe precisar, para que se entienda, que 2023 es para Argentina un año electoral. El proceso comienza con las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) que serán el domingo 13 de agosto. El 22 de octubre serán las elecciones generales. Para ser electo presidente en primera vuelta, el candidato más votado debe obtener el 45% de los sufragios o el 40% y una diferencia de 10 puntos con el segundo postulante. Si no se logra ese porcentaje y/o diferencia habrá segunda vuelta en noviembre.

Volviendo al artículo, éste termina con una reflexión del Dr. Manuel Otero, director general del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) quien dijo que “la gran pregunta que debemos hacernos es: ¿estamos a tiempo de salvar el planeta, o estamos corriendo detrás de lo que está pasando en el suelo?”

Artículo completo de The Economist, titulado “Políticas locas y el cambio climático están perjudicando la agricultura latinoamericana” en el siguiente enlace: El Economista

En la foto, ganado vacuno alimentándose de soja | Foto de Julián Tenaglia – Twitter @elchivoman

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