El mundo occidental está siendo golpeado por la suba del petróleo que afecta toda la economía y empuja la inflación. Hay países, como Francia, que consideran urgente encontrar alternativas.
Hébert Dell’Onte | El presidente francés, Emmanuel Macron, pidió que se permita importar petróleo de Irán y Venezuela para aliviar las tensiones que hay en el mundo respecto a ese producto; además Estados Unidos mantendría conversaciones con Irán con el mismo fin.
Las sanciones que Estados Unidos y la Unión Europea impusieron a Rusia por su invasión a Ucrania podrían resultar favorables a Irán y Venezuela ya que en el marco de la cumbre del Grupo de los 7 (G7) se maneja la posibilidad de que el mundo occidental vuelva a comprar petróleo a esos países que ahora están sancionados.
En ese sentido, el lunes 27 de junio, Macron hizo un llamado a “diversificar las fuentes de abastecimiento de petróleo”, incluyendo entre los proveedores a Irán y Venezuela; otra medida es que, como excepción, los países productores ofrezcan mayor cantidad de barriles para evitar que el petróleo siga subiendo.
Por otra parte, Francia se pronunció a favor de la propuesta de Estados Unidos de limitar el precio del petróleo -lo que se ha denominado “price cap”-.
REUNIÓN ESTADOS UNIDOS – IRÁN.
Por otra parte, Nazanin Armanian, periodista y politóloga iraní exiliada en España, informó que hoy “Estados Unidos e Irán reanudarán las negociaciones en Qatar, para el regreso no de Irán, sino del petróleo iraní a los mercados mundiales.
La oportunidad le llega a Irán cuando una “huelga de los trabajadores de diferentes sectores de la industria petrolífera se extiende por todo el país”. Foto revista Petroquímica.
Lo importante del anunció es que al fin Occidente parece reaccionar ante la paciente y tenaz política de inserción china en todo el mundo. La Casa Blanca dijo que la Asociación busca “cerrar la brecha de infraestructura en los países en desarrollo, fortalecer la economía global y las cadenas de suministro”.
¿Finalmente reaccionó Occidente ante el avance de China en el mundo?, esa es la pregunta que planteó el Dr. en Relaciones Internacionales, director del Instituto de Negocios Internacionales (INI) de la Universidad Católica (UCU) y docente en esa casa de estudios, Ignacio Bartesaghi, en un breve tuit al comentar el lanzamiento de la Asociación para la Infraestructura Global y la Inversión anunciada por el Grupo de los 7 (G7).
“¿Reacción de Occidente a la Franja y la Ruta de China?”, escribió Bartesaghi y agregó: “Miembros del G7 lanzan The Partnership for Global Infrastructure And Investment, lo que implicaría movilizar US$ 600.000 millones de aquí al año 2027 para inversiones en infraestructura sostenible”.
Según un reporte de la Casa Blanca fechado el domingo 26 de junio, esa Alianza implica apoyar proyectos con el fin de “cerrar la brecha de infraestructura en los países en desarrollo, fortalecer la economía global y las cadenas de suministro, además de promover la seguridad”.
La interrogante de Bartesaghi es legítima, junto a las de otros analistas, Esteban Actis, por ejemplo, doctor en Relaciones Internacionales, docente e investigador de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Rosario (Argentina) quien se preguntó si no se trata de una “fachada”. En sus redes sociales escribió: “Hace un año en el G7 EE.UU. lanzó el B3W que tenía ese objetivo. Un año después el B3W nunca arrancó y ahora se lanza otra iniciativa similar con otro nombre. ¿Estados Unidos reacciona o solo son fachadas en un contexto de crisis de liderazgo?”.
En Washington la Casa Blanca dijo que en la cumbre del G7 en 2021, el presidente estadounidense Joe Biden junto a los otros líderes expresaron sus intenciones de desarrollar una asociación de infraestructura de alto impacto para satisfacer las necesidades de infraestructura de los países de ingresos bajos y medios, y apoyar los intereses económicos y de seguridad nacional de Estados Unidos y sus aliados. Ya pasó un año en que el G7 profundizó en las necesidades de infraestructura de occidente, ahora es tiempo de concretar.
Desde el domingo 26 hasta el martes 28 de junio, el G7 -Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido; más la Unión Europea que tiene un representante político- se reúne en Schloss Elmau, Alemania. Ayer los lideres anunciaron el lanzamiento formal de la Alianza para la Infraestructura Global (PGII), con una inversión de millones de dólares. El objetivo es “ofrecer infraestructura sostenible y de calidad que marque la diferencia en la vida de las personas en todo el mundo, fortalezca y diversifique nuestras cadenas de suministro, cree nuevas oportunidades para los trabajadores y las empresas estadounidenses, y promueva nuestra seguridad nacional”, dice el comunicado de la Casa Blanca.
La inversión total será de US$ 600.000 millones en un plazo de cinco años, hasta 2027, en infraestructura globa. “Y esto será solo el comienzo. Estados Unidos y sus socios del G7 buscarán movilizar capital adicional de otros socios de ideas afines, bancos multilaterales de desarrollo, instituciones financieras de desarrollo, fondos soberanos y más”, señala el comunicado.
“LOS CUATRO PILARES”.
Según Estados Unidos son cuatro los “pilares prioritarios que definirán la segunda mitad del siglo 21”, en resumen:
Primero, “abordar la crisis climática y reforzar la seguridad energética mundial a través de inversiones en infraestructura resiliente”.
Segundo, “desarrollar, expandir e implementar redes e infraestructura seguras de tecnología de la información y las comunicaciones (TIC) para impulsar el crecimiento económico y facilitar las sociedades digitales abiertas, desde trabajar con proveedores confiables para proporcionar conectividad digital 5G y 6G”.
Tercero, “promover la igualdad y la equidad de género, desde la infraestructura de atención que aumenta las oportunidades de participación económica de las mujeres, hasta la mejora de la infraestructura de agua y saneamiento que aborda las brechas de género en el trabajo no remunerado y el uso del tiempo”.
Cuarto, “desarrollar y mejorar la infraestructura de los sistemas de salud y contribuir a la seguridad sanitaria mundial mediante inversiones en servicios de salud centrados en el paciente y el personal sanitario; fabricación de vacunas y otros productos médicos esenciales”.