Un tambo exitoso no solo tiene vacas, también requiere genética, instalaciones confortables, pasturas de calidad, salas de ordeñe de última generación, caminos adecuados.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | La interpelación al ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Alfredo Fratti, era la oportunidad de que a nivel del Senado y con la atención de todos los medios de comunicación y de buena parte de la opinión pública se debatiera sobre el Instituto Nacional de Colonización, el acceso a la tierra y la lechería nacional.
La interpelación se limitaba a la compra de la estancia María Dolores, únicamente a eso, pero en la línea argumental de el oficialismo y la oposición cabía esperar que se incluyeran conceptos sobre Colonización y el rubro lechero, y así sucedió.
En la larga lista de oradores, los senadores de todos los partidos fueron haciendo sus exposiciones, algunos con conocimiento y otros se notaba que habían leído algo pero muy poco y ese poco muy superficial, antes de ingresar a sala y pedir la palabra para dejar constancia de que allí estuvieron.
Los legisladores pasaron más de medio día hablando sobre esos temas que hacen a la agropecuaria nacional, y no lograron nada. No lo digo porque la interpelación finalizó de forma repentina sin que hubiera una votación final que todos adivinamos cual hubiera sido, sino porque desde entonces, de lo único que habla la gente y lo único que se informa masivamente, es la provocación del senador Nicolás Viera (Frente Amplio) a su colega Sebastián Da Silva (Partido Nacional), y el insulto de este sobre el primero.
De un momento a otro dejó de interesar la compra de la estancia en un monto millonario, dejó de importar si fue o no conveniente esa adquisición, y el centro de atención pasó a ser la actitud de dos senadores que fruto del cansancio perdieron la compostura y el respeto mínimo que se deben tener las personas entre sí.
El resultado final es que Colonización concretó la compra, y ahora realizará el procedimiento para instalar allí las familias colonas productoras. Por el bien de los colonos y del país es de esperar que todo ese proceso se pueda hacer con rapidez y sin inconvenientes, sin necesidad de sumar más gastos que los estimados para las obras que habrá que implementar para hacer de María Dolores no solo una colonia, sino un centro lechero de calidad, que sume producción y que provea de materia prima a las industrias que tanto la necesitan.
Uruguay debe tener una lechería potente, de avanzada, con aplicación de tecnologías de última generación en todos los eslabones productivos, porque no alcanza con tener vacas, se requiere genética, instalaciones confortables, pasturas de calidad, salas de ordeñe de última generación, caminos adecuados.
En el acierto o en el error la compra de la estancia ya está hecha, ahora hay que trabajar para producir más y mejor, y el tiempo dirá cuál de las dos posiciones expresadas en la interpelación es la que tiene razón.
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