Un posible regreso del kirchnerismo al Gobierno o su fortalecimiento en el Parlamento, frenarían los progresos de la economía que han costado mucho esfuerzo a los argentinos. De ahí la importancia de los vínculos entre política, política electoral y economía. Unos determinan otros, eso lo sabemos todos.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Argentina está pasando por un momento económico de “mejoría evidente”, escribió el Ec. Javier de Haedo en la última publicación de sitio web Economía para todos, creado en 2023, donde publica comentarios y datos económicos con el fin de “contribuir a la difusión de la economía de modo de hacerla más accesible a los no economistas”.
Em su último artículo, De Haedo señala que “Argentina mejora, pero es todavía muy temprano para festejar”, y lo dice desde el título.
Hace referencia a la caída de la inflación, donde los logros son claros, pero queda mucho por hacer, advierte.
El riesgo país es otro factor que ha mejorado con una baja importante, aunque se mantiene alto.
Al parecer, Argentina va por el camino correcto, así lo demuestran los resultados, pero es un camino que aún tiene “por delante varios hitos”, entre los que De Haedo menciona: “Acumular reservas, terminar con el cepo cambiario, poder prescindir de las retenciones sobre las exportaciones (que hacen que el “atraso cambiario”, para algunos, sea extraordinario) y avanzar en reformas estructurales pendientes desde hace añares (tributaria, laboral, previsional, entre otras)”.
Pero no todo es economía, también “hay, en ese camino, hitos electorales que deben ser superados y de cuyo resultado dependerá la evolución de las reformas”.
POLÍTICA Y ECONOMÍA.
El artículo de Javier de Haedo se publica completo al pie de esta nota, pero antes un comentario sobre el final del mismo.
El economista hace referencia al factor político, más precisamente el factor político electoral (“hitos electorales”), que son claves para que los ciudadanos determinen con su voto si las reformas del presidente argentino, Javier Milei, continúan en ese camino, o el país vuelve a lo que ha sido durante varias décadas.
Un posible regreso del kirchnerismo al Gobierno o su fortalecimiento en el Parlamento, frenarían los progresos de la economía que han costado mucho esfuerzo a los argentinos, en especial a los escalones medios y bajos. De ahí la importancia de los vínculos entre política, política electoral y economía. Unos determinan otros, eso lo sabemos todos.
En Argentina, la política y la sociedad se divide en dos grandes bandos cada vez más nítidos, diferenciados y distanciados. Por un lado, La Libertad Avanza (LLA) del presidente Milei, y por el otro el kirchnerismo liderado por Cristina Fernández. Entre ambos hay un abismo que impide construir puentes, no ya de acercamiento, sino de diálogo mínimo necesario para que una democracia funcione correctamente.
En esa polarización se van perdiendo otras opciones políticas que en el pasado fueron más poderosas, como el PRO (Propuesta Republicana) de Mauricio Macri, o la histórica Unión Cívica Radical (UCR, o Radicalismo) que lidera el Ec. Martín Lousteau. Nunca la fragmentación social y política como la que vemos en Argentina es positiva para la democracia, eso también lo sabemos. En ese sentido, hace unas semanas, el periodista Juan Turello escribió en La Voz de Córdoba una columna de opinión en la que advertía a Milei que su “ambición política” podía dañar los logros económicos, al no considerar a quienes podría ser eventuales aliados.
Por otra parte, el economista argentino Diego Dequino señaló que “el crecimiento de la economía sigue siendo la única indemnidad que tiene la política para resistir a la coyuntura”. Más adelante agregó que de los problemas que tiene Argentina, hay tres que están directamente relacionado con el funcionamiento económico: pobreza, inflación y salarios, con lo cual agregó otro componente no menos importante que depende de la política y la economía: el social.
En resumidas cuentas: elegir bien determina el camino de la economía, que tendrá sus logros o fracasos según los principios que se apliquen, y de ahí el sustento para mejores políticas sociales. Esa elección es responsabilidad de los ciudadanos. Pero los dirigentes políticos tienen la obligación de generar las opciones más sabias para que el votante cuente con liderazgos y candidaturas reales.
EL ARTÍCULO DE JAVIER DE HAEDO.
Apuntes: Argentina mejora, pero es todavía muy temprano para festejar
Javier de Haedo | Economía para todos* | Ayer jueves 12 se conoció la variación del IPC en mayo, de 1,5%, que redujo a 43,5% la variación interanual. 18 meses antes, en noviembre de 2023, el mes anterior a la asunción presidencial de Javier Milei, el IPC había subido 12,8% y en los últimos 12 meses acumulaba 160,9%.
En la gráfica al pie se presenta la evolución trimestral y anualizada del IPC, que llegó a acercarse al 800% a comienzos del año pasado y hoy está en torno al 40%.
La mejoría es evidente y se hace más contundente si se considera que desde entonces a hoy hubo correcciones de precios relativos que estaban distorsionados desde tiempo inmemorial. Por un lado, el tipo de cambio, que ha dejado atrás la mayor parte del “cepo”, y, por otro lado, los precios de servicios públicos, que están hoy mucho más próximos a reflejar la realidad de los costos respectivos.
Esas correcciones de precios relativos siempre pegan en los índices de precios y por ello se vuelve más positiva la desaceleración de la inflación. La inflación en un fenómeno monetario, pero la variación del IPC no lo es y todas esas correcciones le afectan.
De todos modos, hay que tener en cuenta que siempre es más fácil bajar la inflación de tres dígitos a dos que de dos a uno. Sobre todo, cuando los programas son gradualistas. De hecho, las expectativas apuntan hoy a que el IPC termine este año en 28,6% y el próximo en 16,0%.
Por lo que hay mucho camino por recorrer. Lo mismo que ocurre en el caso del riesgo país, que ha bajado de más de 2.000 puntos básicos a 600 y pico, que todavía es una magnitud enorme y que no facilita el acceso al mercado voluntario de deuda.
Para perseverar en ese camino hay por delante varios hitos todavía: acumular reservas, terminar con el cepo cambiario, poder prescindir de las retenciones sobre las exportaciones (que hacen que el “atraso cambiario”, para algunos, sea extraordinario) y avanzar en reformas estructurales pendientes desde hace añares (tributaria, laboral, previsional, entre otras). Y hay, en ese camino, hitos electorales que deben ser superados y de cuyo resultado dependerá la evolución de las reformas.
Es todavía muy temprano para festejar.
(*) Economía para todos | Javier de Haedo.

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