En la vid, se dio un claro cambio en el patrón de maduración de las uvas: el desfase, cada vez mayor, entre la madurez tecnológica (acumulación de azúcares dentro de la uva) y la madurez organoléptica (compuestos fenólicos y aromáticos que contiene).

Montevideo | Todo El Campo | Una investigadora del Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino (ICVV) de La Rioja (norte de España), presentó una tesis doctoral en la que logró vinos con menor grado alcohólico sin reducir su calidad sensorial, gracias a la selección de levaduras mediante evolución dirigida.

En su tesis doctoral (titulada “Estrategias de uso de Saccharomyces cerevisiae en fermentaciones aeróbicas”), la investigadora española Andrea Martín Guindal ha demostrado que, a través de una selección, mediante evolución dirigida, de cepas de levadura Saccharomyces cerevisiae capaces de provocar una fermentación aeróbica de la uva con escasa producción de ácido acético, se reduce la transformación de azúcares en alcohol. Y se obtienen así vinos con entre un 2 y un 4% menos de alcohol, sin afectar su calidad sensorial.

CAMBIO CLIMÁTICO Y AUMENTO DEL GRADO ALCOHÓLICO DE VINOS.

La investigación se ocupa del efecto del cambio climático, dado que las mayores temperaturas y las variaciones en el nivel y distribución de precipitaciones, afecta especialmente a los cultivos de las regiones más secas, como el área mediterránea en Europa.

En la vid, se dio un claro cambio en el patrón de maduración de las uvas: el desfase, cada vez mayor, entre la madurez tecnológica (acumulación de azúcares dentro de la uva) y la madurez organoléptica (compuestos fenólicos y aromáticos que contiene).

Ese desfase implica retrasar la vendimia más allá del punto óptimo en la concentración de azúcares: “Este aumento de azúcares se traduce, por el propio proceso de fermentación, en un incremento en la concentración de etanol y, por tanto, en un aumento en la graduación alcohólica del vino”, explicó la científica.

BAJAR EL NIVEL DE ALCOHOL SIN PERDER CALIDAD.

Para solventar este problema, la investigadora se ha centrado en la principal levadura responsable de la fermentación del vino, Saccharomyces cerevisiae. Por una parte, valida la estrategia de la aireación que permite, a través de respiración de las levaduras, que parte del azúcar se convierta en CO2, quedando menos cantidad disponible para la producción de etanol. Consigue así reducir entre un 2% y un 4% el grado alcohólico.

La respiración provoca un exceso de producción de ácido acético por parte de S. cerevisiae, que avinagra el producto. Para evitarlo, Andrea Martín propone la selección de cepas de esta levadura y la aplicación de técnicas de evolución dirigida para lograr una baja producción de ácido acético en fermentaciones aeróbicas.

A lo largo de esta tesis “hemos explorado la diversidad natural de S. cerevisiae en busca de cepas con una menor producción en ácido acético, identificando posibles candidatas para su aplicación industrial y puesto a punto el proceso de aireación para una cepa seleccionada”, precisa la doctora. Han estudiado también el uso complementario de otras levaduras alternativas (como M. pulcherrima) que ayuden a consumir parte del oxígeno.

 La idea de evolución que se propone en la tesis ha dado muy buenos resultados en laboratorio, por lo que “es una buena estrategia de mejora genética para lograr nuestro objetivo -obtener cepas con baja producción de ácido acético en aerobiosis- sin generar GMOS (organismos modificados genéticamente), aunque es todavía una primera aproximación que requiere más estudios para adaptarla a la industria”, concluye Martín.

Fuente: Instituto de Ciencias de la Vid y el Vino de la Univesidad de La Rioja (España).

DOCUMENTO.

Acceda a la tesis doctoral “Estrategias de uso de Saccharomyces cerevisiae en fermentaciones aeróbicas”:

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