Nuestro país no tiene historia como país productor de carne ovina de calidad, siempre primó la producción de lana.

Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | Solamente llega quien sabe a dónde va, que no es otra cosa que saber qué es lo que se quiere.

Hemos estado hablando desde hace bastante tiempo de carne ovina. La razón de ello es que quien opte por producir ovinos, las dos opciones actualmente son carne o lana fina.

Lo que tiene que ver con la lana ya tuvo su respuesta con el Crilú (Consorcio Regional de Innovación de Lana Ultrafina) y el Super Fino. Sin embargo, en la carne la respuesta no está tan clara y a uno le da la impresión de que se buscan más los motivos o las dificultades de la producción, como los perros, el abigeato, el costo de la mano de obra, la bichera, etc., que si bien son valederas también son circunstanciales.

Nuestro país no tiene historia como país productor de carne ovina de calidad, siempre primó la producción de lana.

Tampoco tuvo en cuenta a la carne ovina para abastecer hospitales, cuarteles, cárceles, etc.

No había ni hay cultura para consumir, pero tampoco para legislar.

Nueva Zelanda exporta 20 millones de corderos anualmente y no creo que la industria pierda plata.

Hay muchas cosas para ajustar, modificar y hasta crear, pero todo eso es factible si se está convencido de que es lo que se quiere.

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