Técnicos de INIA elaboraron un documento en el aportan información sobre el achaparramiento del maíz, incluyendo medidas preventivas.
Montevideo | Todo El Campo | El Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) La Estanzuela actualizó la información sobre el achaparramiento de maíz en nuestro país, un nuevo desafío que es causado “por cuatro patógenos transmitidos por la chicharrita Dalbulus maidis, comúnmente denominada la chicharrita del maíz”, que “está expandiéndose desde el norte hacia el sur” en una proporción “mucho mayor, favorecida por las condiciones climáticas”.
En las chacras afectadas de Argentina “se han reportado mermas en el rendimiento del 10% al 90%. Es esencial llevar a cabo un monitoreo constante y aplicar medidas preventivas y culturales para disminuir las poblaciones del vector y proteger los cultivos de maíz”, dice el documento de INIA La Estanzuela cuyos autores son Ximena Cibils y Silvina Stewart (ambas de protección vegetal), Nicolas Baraibar (técnico sectorial), Nicolás Maltese (ecofisiología) y Sebastián Mazzilli (director sistema Agrícola-Ganadero).
El siguiente es el texto completo de INIA.
ESTADO ACTUAL DEL ‘ACHAPARRAMIENTO DEL MAÍZ’ EN URUGUAY: ESTRATEGIAS DE ABORDAJE Y REPORTE DE SÍNTOMAS EN CHACRAS.
INIA | En la actual zafra de cultivos de verano, se han observado algunos casos con sintomatología compatible al achaparramiento del maíz en Uruguay, causada por cuatro patógenos transmitidos por la chicharrita Dalbulus maidis, comúnmente denominada la chicharrita del maíz. Conjuntamente, la chicharrita está expandiéndose desde el norte hacia el sur del país en mucho mayor proporción este año, favorecida por las condiciones climáticas.
La enfermedad causa síntomas como enanismo de las plantas (acortamiento de entrenudos), estrías cloróticas en base de las láminas, proliferación de espigas y macollos y enrojecimiento de márgenes de hojas adultas, lo que reduce los rendimientos de este cultivo en chacras afectadas. En Argentina se han reportado mermas en el rendimiento del 10 al 90%. Es esencial llevar a cabo un monitoreo constante y aplicar medidas preventivas y culturales para disminuir las poblaciones del vector y proteger los cultivos de maíz. Para el monitoreo, debemos tener en cuenta que este insecto se desplaza rápidamente y tiende a escapar ante el menor movimiento.
Por ser una problemática emergente en Uruguay, INIA sugiere algunas medidas preventivas basadas en experiencias internacionales y solicita que productores afectados o que sospechen afecciones por achaparramiento, reporten su situación a INIA con el objetivo de apoyar la generación de información nacional.
MEDIDAS PREVENTIVAS DE CONTROL.
La enfermedad no tiene tratamiento curativo, solo se puede prevenir. Se recomienda:
Evitar la secuencia maíz-maíz.
Mantener la chacra libre de maíces guachos y huéspedes secundarios/accidentales mediante el uso de herbicidas: Es esencial eliminar el maíz guacho, ya que actúa como reservorio no solo para las plagas, sino también para los patógenos. Si bien las malezas gramíneas (huéspedes accidentales), pueden mantener las poblaciones de D. maidis, éste vector se reproduce exclusivamente en el maíz.
Sembrar híbridos que hayan demostrado tolerancia a la enfermedad. Es importante tener en cuenta que la tolerancia no implica inmunidad. Si bien aún falta información, se ha reportado que los maíces tropicales presentarían mayor tolerancia a esta enfermedad comparado con materiales templados.
Evitar la siembra escalonada (concentrar fechas de siembra a nivel de establecimiento y entre productores vecinos) y optar por sembrar en fechas tempranas para reducir el riesgo. Sin embargo, ante una eventual zafra bajo pronóstico en fase «neutro/niña», con siembras tempranas se incrementa el riesgo de déficit hídrico durante el ciclo de cultivo, por lo cual, se sugiere la adopción de estrategias de manejo de tipo «defensivas» (reducción densidad de siembra + híbridos de alta plasticidad reproductiva). El maíz tardío es más susceptible a enfermarse debido a la dinámica poblacional de la plaga. Considerar el cultivo de sorgo como alternativa.
El momento de preferencia del cultivo por la plaga es desde emergencia a V4, por lo tanto, considerar el curasemilla como posible estrategia de protección durante los primeros estadios. En breve, el MGAP estará ampliando el registro de productos curasemillas para estos fines.
Monitoreo continuo: Se recomienda un muestreo semanal aleatorio de los cogollos de 10 plantas consecutivas en 10 zonas de la chacra, desde la emergencia de la plántula hasta el estado vegetativo V7-V8 (Hruska & Peralta, 1997). Además, se establece un umbral de acción para la aplicación de insecticidas foliares (no validado localmente) cuando la población de chicharritas alcance 2 o 3 individuos por cogollo por planta muestreada, especialmente durante los estadios tempranos del cultivo. Sin embargo, la presencia de la chicharrita por sí sola no indica necesariamente la presencia de la enfermedad, ya que la proporción de individuos infectados suele ser del 10% o menos.
Insecticidas foliares: Se ha observado una eficiencia de control de la plaga muy baja. Por lo tanto, es recomendable recurrir a prácticas culturales para evitar daños, como se detalla en los puntos 1 al 5. En breve, el MGAP estará ampliando el registro de productos foliares para estos fines.
Nota: Invierno frío con bajas temperaturas invernales y heladas recurrentes pueden tener un efecto beneficioso para reducir las poblaciones de chicharrita.
FORMULARIO para registrar la presencia de síntomas de «achaparramiento del maíz», disponible en el siguiente enlace: Reporte de enfermedades del ‘achaparramiento del maíz’ en Urugua. En caso de no poder ingresar al formulario puede comunicarse al correo electrónico xcibils@inia.org.uy
Es muy importante reportar si las chacras presentan síntomas de esta enfermedad, para determinar la prevalencia de emergente en la zafra actual en nuestro país.
ANTECEDENTES E INFORMACIÓN AMPLIATORIA
La enfermedad llamada «achaparramiento del maíz», endémica del norte de Argentina, es causada por cuatro patógenos transmitidos por la chicharrita Dalbulus maidis. Esta plaga es la principal amenaza del cultivo en algunos países de América Latina.
Distribución de la enfermedad. Inicialmente documentada en Estados Unidos por Alstatt en 1945 encontrándose principalmente en áreas tropicales o subtropicales del Continente Americano. Se ha reportado su presencia en países como México (Cervantes et al., 1958), Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Colombia y Honduras (Smith & Niederhauser, 1958), Perú (Castillo & Nault, 1982), Bolivia y Brasil (Costa et al., 1971; Costa & Kitajima, 1973), Argentina (Lenardon et al., 1992; 1993; Laguna et al., 1996) y Paraguay (Lezcano Roman & Machado, 1997).
Achaparramiento del maíz: El achaparramiento del maíz es causado por un complejo patogénico que involucra cuatro tipos de agentes causales:
- dos mollicutes o bacterias sin pared celular: Spiroplasma kunkelii y el Candidatus phytoplasma; y
- dos virus, el virus rayado fino del maíz (MRFV) y el virus del mosaico estriado del maíz (MMSV).
Estos patógenos pueden encontrarse en infecciones simples o mixtas, y de ahí lo confuso de la sintomatología.
- Síntomas del achaparrramiento del maíz (Fig. 1). Las plantas infectadas manifiestan distintos síntomas, entre ellos:
- Clorosis foliar que comienza a desarrollarse desde la base de la hoja.
- Enrojecimiento en el borde de las hojas.
- Estrías cloróticas en la base de las hojas (pueden confundirse con deficiencias de Zn y Mg).
- Acortamiento de entrenudos.
- Espiga (inflorescencia femenina) estéril e inflorescencia masculina infecunda.
- Plantas con multiespigas.
- Aparición desproporcionada de vástagos adicionales (macollos).
- Mazorcas deformadas, con falta de grano.
Estos síntomas pueden manifestarse a lo largo del ciclo del cultivo y la expresión depende de múltiples factores, tales como, la infección mixta de patógenos, temperatura, el híbrido utilizado, presión de inóculo y estado fenológico del cultivo al momento de la infección. Las plantas enfermas senescen anticipadamente, interrumpiéndose el llenado granos, lo que se traduce en pérdidas al momento de la cosecha.
Nombre científico del vector de la enfermedad: Cicadélidos (chicharritas) de la familia Cicadellidae, subfamilia Deltocephaline, incluyendo especies como: Dalbulus maidis, Dalbulus elimatus, Dalbulus tripsacoides, Dalbulus gelbus, Dalbulus guevarai, Dalbulus quinquenotatus, Baldulus tripsaci, Exitianus exitiosus, Stirellus bicolor y Graminella nigrifrons (Maramorosch et al., 1968; Ramírez et al., 1975; Maden & Nault, 1983). Siendo D. maidis el principal vector en las regiones productoras de maíz en América Latina (Nault, 1990).
Nombre común del vector: chicharrita del maíz
Importancia, ciclo, identificación y daño del vector (Fig. 2): El macho adulto de Dalbulus maidis mide entre 3,5 y 4 mm, mientras que la hembra tiene una longitud de 4 a 4,1 mm y se distingue por su ovipositor visible bajo el abdomen, ligeramente más oscuro que el resto del cuerpo. Ambos presentan un color amarillo paja con dos manchas negras redondas en la cabeza y alas traseras traslúcidas que se extienden más allá del abdomen. Las ninfas son de color amarillo traslúcido y carecen de estas manchas. En promedio, la hembra pone 132 huevos durante su vida, a menudo en hileras de 8. Depositan sus huevos debajo de la epidermis del tejido foliar (endofíticos), tanto a lo largo de la nervadura central como en la lámina. El huevo es muy pequeño y de forma ovalada, recién puesto es incoloro y se vuelve de color blanco una semana después.
Estos insectos se localizan rápidamente en las hojas de las plantas de maíz recién emergido, principalmente en el envés junto a la nervadura central. Los adultos son muy activos y al más mínimo movimiento se desplazan volando hacia otras plantas, aprovechando también las corrientes del viento para moverse a distancias mayores.
Los daños directos causados por D. maidis se originan principalmente por la succión de savia por parte de los insectos, e incluyen decoloración y deformación de las hojas, retraso en el crecimiento de las plantas y el desarrollo de fumagina debido a la melaza exudada por las chicharritas, especialmente si la población es alta. Esta última puede reducir significativamente la fotosíntesis.
Los daños indirectos causados por D. maidis incluyen la transmisión de enfermedades como el «achaparramiento del maíz». La transmisión de estos patógenos ocurre de manera persistente y propagativa, lo que puede resultar en altas tasas de infestación. Esto significa que el insecto puede mantener (persistente) y multiplicar (propagar) los patógenos dentro de su cuerpo a lo largo de su vida, transmitiéndolos de manera continua a nuevas plantas a lo largo del tiempo. Esta capacidad de transmisión eficiente representa una amenaza significativa para la producción de maíz, ya que puede resultar en daños severos y pérdidas económicas importantes.
Condiciones que afectan su proliferación. Inviernos cálidos, siembras escalonadas de maíz a lo largo de la estación de siembra y la presencia de plantas voluntarias de maíz (´maíces guachos´) fuera del periodo del favorecen su proliferación.
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