¿La influente China tendrá algún peso sobre Irán para que éste actúe?; y de actuar, ¿podrá Irán hacer que cesen los ataques a buques comerciales?

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Todos damos por cierto que China es un país fuertemente influyente con el que nadie quiere tener ningún tipo de problemas. Siendo una potencia con la cual todos quieren llevarse bien, todo lo que el gobierno chino diga por lo menos es escuchado y analizado. A nadie le conviene ni nadie quiere estar enfrentado al motor económico del planeta, porque una medida burocrática que dificulte el normal flujo de bienes con determinado país sería un problema económico y financiero inmenso para este último.

Recientemente vimos lo que sucedió entre China y Australia, una disputa comercial generada en diferencias diplomáticas que implicó la afectación de muchos miles de millones de dólares en exportaciones debido a las restricciones comerciales que el gobierno chino impuso.

Pensemos que solo una menor demanda china significa un menor mercado global.

¿Qué puede llegar a pasar si por un conflicto diplomático -como pasó con Australia- o de otra naturaleza, China dejara de comprar a Uruguay los US$ 100 millones de enero? Lo mismo podemos preguntarnos de Argentina, Brasil y tantos países del mundo, salvo contadas excepciones que no tienen vínculos con China.

No obstante, esa potente influencia china fue puesta a prueba debido al accionar armado de los hutíes en el mar Rojo, los que se repiten desde noviembre y son cada vez más frecuentes.

Como informáramos, la situación en el mar Rojo constituye un grave problema para el comercio mundial con los rebeldes hutíes ejecutando acciones armadas no contra buques de guerra, sino de carga que transportan alimentos.

El mar Rojo es uno de los puntos más importante del globo en el comercio mundial uniendo Asia con Europa, y los hutíes constituyen un grupo armado vinculado a Irán al que éste suministra armas. El punto es que desde Estados Unidos -cuyo peso internacional no es menor al de China- han pedido al Gobierno chino que reclame a Irán el control de los hutíes.

Las solicitudes desde Washington se dieron en una reunión realizada el 27 de enero, en Bangkok, entre el canciller chino, Wang Yi, y el asesor de seguridad nacional estadounidense, Jake Sullivan (en la foto de portada).

Sullivan reclamó a su interlocutor que haga valer la “influencia china sobre Irán” y cumplir así un “papel constructivo” al detener los ataques sobre buques de mercancías.

Según algunas agencias de noticias China instó a Irán a presionar a los hutíes, de lo contrario peligraría la cooperación comercial futura de China, pero sin respuesta positiva.

World Energy Trade comentó que China enfrenta una situación compleja que equilibra su relación con Irán y los hutíes, sus propios intereses económicos y las implicaciones geopolíticas más amplias de la crisis.

Asimismo, hay sobradas razones para creer que China querría poner fin a los ataques que la perjudican de varias formas: los hutíes han perturbado el transporte marítimo mundial avivando temores de inflación global y mayor inestabilidad en Medio Oriente. Los ataques también están aumentando los costos de transporte y poniendo en peligro las decenas de miles de millones de dólares que China ha invertido en los puertos egipcios cercanos.

Hasta el momento no se sabe qué influencia puede tener China sobre Irán, ni el peso de una posible mediación. Y si Irán escuchara a China y llamara al orden a los rebeldes hutíes, surge el problema de que tampoco se sabe qué fuerza tendrá el gobierno teocrático de Teherán sobre sus protegidos, pero eso ya sería tema otra columna.

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