Nuestros campos ya no están poblados sólo por gauchos, también hay algún cubano o venezolano.
Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Falta de relevo generacional, escasa mano de obra calificada, muy poca voluntad por trabajar en el medio rural. Todas esas son realidades que vive el sector agropecuario en general, en Uruguay y el mundo.
Por varias razones, las personas no quieren instalarse en el campo, les encanta la ciudad, y en ellas se sumergen aunque el campo sea imprescindible para la vida humana en cuanto es generador de alimentos.
Es que la agropecuaria es importante para la economía de muchos países que viven y crecen gracias a la producción rural, sin embargo, siempre falta mano de obra, falta quienes quieran trasladarse al campo o a un centro poblado cercano para poder trabajar allí. Durante la pandemia quedó en evidencia lo obvio: que es importante producir alimentos, y ahora que pasó volvemos a mirar para otro lado, como si no fuera un problema de todos.
¿Qué hacen otros países?, toman mano de obra extranjera, en algunos casos como los esquiladores uruguayos que durante la zafra viajan a España, permanecen algunos meses y regresan a Uruguay para volver al año siguiente. España es solo un ejemplo de muchos.
Por otra parte, para realizar tareas permanentes toman inmigrantes, por ejemplo en Estados Unidos, e incluso en Uruguay se ha dado esa situación. Nuestros campos ya no están poblados sólo por gauchos, también hay algún cubano o venezolano.
En 2021, un informe de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), concluyó que en el mundo hay 169 millones de migrantes, de ese total 12 millones trabajan en la agricultura.
Otros dos datos de la OIT es que crece el número de jóvenes que migra en busca de empleo y el sector que más los emplea el de servicios, incluido el agro: “En numerosas regiones, los trabajadores migrantes internacionales representan una parte importante de la fuerza laboral, aportan contribuciones vitales a sus países, sociedades y economías de destino y ejercen oficios esenciales en sectores críticos como la asistencia sanitaria, el transporte, los servicios, la agricultura y el procesamiento de alimentos”.
Esta semana se conocieron en Uruguay los datos preliminares del censo 2023 que aportó cifras preocupantes en cuanto a lo poco que crecemos en población. En esa crisis demográfica un sector envejecido como el rural ve agrandado el problema, porque cuantos menos seamos menor será el número de interesados en trabajar en el campo.
En poco tiempo el Instituto Nacional de Estadísticas profundizará en la información y el censo aportará detalladamente cuántos trabajan en el medio rural y de ellos cuántos provienen de otros países. Tal vez ocurra lo del título: que sean los trabajadores extranjeros los que terminen salvado al agro.
Foto de portada de Martha Ramírez | El Nuevo Sol.
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