La Semana Criolla suele asociarse a las jineteadas por ser estas el mayor atractivo de los diversos espectáculos que se realizan, pero criollo es un concepto mucho más amplio que también hace referencia a bailes, música, comida, vestimenta y otras costumbres, algunas cada vez más perdidas u olvidadas como el juego de la taba.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | ABC, la publicación oficial de la Intendencia de Montevideo afirmó que la Semana Criolla es “la más tradicionalista del año”.

La afirmación es totalmente cierta y seguramente no ha de haber ciudadano que no la comparta más allá de las connotaciones o significados religiosos que tienen su propio peso con una historia de casi 2.000 años conformando una tradición religiosa mundial, pero en cuando a la tradición como país, no hay otra semana ni festividad que sea capaz de robarle esa condición.

Pero atendiendo al título y sin ignorar los aspectos religioso mencionados, o incluso los deportivos que también tienen suyo con el ciclismo, el lado criollo tiene su propio peso y trascendencia. No es errado afirmar que lo criollo le ganó a lo religioso y deportivo.

Sin embargo, no tiene por qué haber y no hay contradicción entre las naturalezas de los diferentes eventos que se desarrollaron en la semana que finalizó, teniendo en cuenta que no hay una tradición aislada de otras, sino que todas hacen a un conjunto social del que formamos parte como país y sociedad.

Respecto a lo criollo que es lo que nos ocupa hoy, la semana suele asociarse a las jineteadas por ser estas el mayor atractivo de los diversos espectáculos que se realizan, pero criollo es un concepto mucho más amplio que también hace referencia a bailes, música, comida, vestimenta y otras costumbres, algunas cada vez más perdidas u olvidadas como el juego de la taba.

La Semana Criolla es nacional, se celebra en todo el país, y en los 19 departamentos, siendo en Montevideo la de mayor importancia. Lejos de mi intención está tener una visión capitalista (por Montevideo como ciudad capital) de nuestras tradiciones, pero lo que en verdad sucede es que cada año cientos de gauchos llegan de todo el país y países vecinos para celebrar “las domas” como mucho le llaman, y por una semana entera las instalaciones del Prado y sus alrededores se llenan de público que se arrima para disfrutar de las habilidades y agilidades, además del coraje de los jinetes.

Que Montevideo organice la Criolla más famosa e importante del país tiene por lo menos dos explicaciones posibles. La primera que se trata de la capital del país y eso genera un plus que otros no tienen, ni siquiera las Criollas del Parque Roosevelt; y la segunda es la cantidad de ciudadanos del interior que habitan la capital trayendo con ellos el gusto y la pasión de sus costumbres locales.

La dinámica de la jineteadas es simple, montar el caballo y resistir sobre él. Con los años se han agregado reglamentos y lo que empezó en los campos de la Banda Oriental como un pasatiempo se convirtió en un deporte donde hay mucho profesionalismo, sin perder su colorido. En ese proceso también se pasó a cuidar la salud de los participantes, hombre y caballo, evolucionado de tal forma que no se ha perdido en absoluto esa belleza perfecta que forman el caballo y quien lo monta.

El resultado es que al público en general le gusta cada vez más, incluyendo en esto a los turistas que también se los vio o escuchó con sus idiomas o formas de pronunciar.

Este año se realizó la 96ª edición de la Semana Criolla en Montevideo, que logró ser tan multitudinaria como las anteriores. Es el público lo que hace que la Semana Criolla sea la semana más tradicionalista del año, y la más popular. En abril de 2019 un titular de la prensa montevideana afirmaba que las jineteadas estaban en “camino a desaparecer en la capital” pero que se mantenían “firmes en el interior”, afortunadamente, cuatro años después, podemos decir que eso no ha sido así.

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