El animal estaba siendo preparado para el Prado 2023. “Lo único que puede hacer la familia damnificada es denunciar, esperar que no haya otros perros y rezar para que no repita ya que en esto de los perros están solos”.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | El miércoles 12 de abril Todo El Campo publicó una nota del Dr. Pedro Scremini en la cual éste denunciaba el ataque de perros en un establecimiento de San José. Por lo menos 15 animales afectados, pérdidas enormes para el productor y su familia, además del sufrimiento de los ovinos y la desazón de sus criadores o propietarios.

No pasaron 24 horas cuando nuevamente recibimos en nuestra redacción una información similar, pero esta vez desde Treinta y Tres: productor, ovejas, perros, producción perdida y falta de respuestas correctas.

En un breve texto acompañando las fotos que hablan por sí solas, el Dr. Scremini vuelve a transmitir el desgarro que todos los días alguien, o varios, sufren en algún punto del país.

“¿Qué tiene que pasar ?, ¿qué hay que hacer para que los que gobiernan se den cuenta que un productor ovejero es un simple oriental que trata de salir adelante con su esfuerzo genuino, como tantos, y que este esfuerzo muchas veces se ve destruido por un ataque de perros?”, dice el texto que acompaña las fotografías duras y desagradables, pero reales, que compartimos con los lectores de Todo El Campo.

Son preguntas que se hacen en el vacío. Que de tanto hacerlas ya no se esperan respuestas, porque hasta ahora las respuestas nunca han sido en el sentido que creemos correcto.

“En este caso, 30 años de inversión, esfuerzo, expectativas y mucho amor, destruidos por los perros. Son ovejas Suffolk, mayoría de pedigrí, incluso la campeona del Prado 2022 que estaba en preparación para este año, muerta”, además de otras 6 a las que se suman “14 muy lastimadas”.

En respuesta, o mejor dicho en defensa o protección de la producción nacional -que en este como en todos los casos también es producción familiar, se mataron “dos perros de gran porte”.

Nos referimos a cabaña El Capricho de Carlos Viganó, en colonia Dionicio Díaz en ruta 17, departamento de Treinta y Tres.

“La genética que se pierde es invaluable, no hay en Uruguay, pero personalmente lo que más golpea, indigna y revela es pensar cómo estará María Jesús, la hija de Carlos que nos consta el cariño que le pone a este emprendimiento familiar”, concluye.

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