“Turquía ha encontrado un punto equilibrado” que favorece sus intereses “entre Ucrania, la OTAN y Rusia en la guerra: Ankara es proucraniana, pero no antirusa”, con lo cual “crece la imagen de Erdogan” fuera y dentro del país, y cualquiera que sea el resultado final del conflicto, siempre ganará.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Montevideo | Todo El Campo | Turquía no es únicamente un país exótico lleno de lugares hermosos, paisajes sublimes y arquitectura magistral. Eso todo eso, pero también es un país clave para el mejor funcionamiento del mundo.

Las noticias que nos llegan desde ese país no son muchas, quienes tenemos curiosidad debemos dedicar parte de nuestro tiempo en buscarlas en portales de asuntos internacionales porque no se las ve con solo abrir las páginas de los diarios y mucho menos en los mediocres informativos de la televisión. Pero debería ser un país al que miremos con más afán e interés dado el particular protagonismo que desarrolla respecto a la guerra en Ucrania.

Ubicado estratégicamente entre Europa Oriental y Asia Occidental, Turquía forma parte de ambos continentes; y los turcos han sabido mirar hacia ambos lados, en un equilibrio que no es de ahora. La invasión de Rusia a Ucrania ha evidenciado la vocación componedora de este país en ese conflicto que se da en un complejo escenario. Hay quienes han dicho que es una nueva forma de guerra mundial, por lo que ya estaríamos -aunque algunos no lo ven así- en el tercer conflicto bélico global.

Con tercera guerra o no, lo cierto es que Turquía es mucho más que país eslabón que une ambos continentes, y los turcos lo saben. “Es el país de mayoría musulmana que más se acerca a la Unión Europea”, escribió hace años el editorialista de la emisora española COPE.  Sigue siendo así: su actual presidente, Recep Tayyip Erdoğan, juega sus cartas con inteligencia, eso es algo que debemos reconocer.

El 7 de marzo, la revista The Caravan, publicación trimestral especializada en Medio Oriente, publicó un artículo del analista turco-estadounidense Soner Çağaptay en el cual se considera la posición tuca que podríamos definir como de un fino equilibro de trapecista, porque “apoya militarmente a Ucrania, proporcionando a Kiev material defensivo y de ataque esencial, como los drones Bayraktar”, pero al mismo tiempo “mantiene abiertos sus lazos económicos con Rusia, proporcionando a Moscú un acceso crucial al comercio, los mercados y el espacio aéreo globales”.

Políticamente “Turquía ha adoptado una posición neutral entre Ucrania y Rusia”, lo que le ha permitido jugar un rol clave en el acuerdo sobre el corredor de cereales, “un importante logro para Ankara (capital turca) que ha aliviado los riesgos para la seguridad alimentaria de muchas naciones de Oriente Medio y África”.

La definición de Çağaptay es contundente: En la región y en el mundo, Turquía asume de esa forma “un papel de potencia poco común (y necesaria) que puede hablar con Rusia y Ucrania por igual”; y esa política “también sirve en gran medida a los intereses del presidente turco Recep Tayyip Erdogan, que se enfrenta a elecciones presidenciales y parlamentarias en mayo” próximo.

Pero uno de los puntos importantes del análisis de Çağaptay es cuando subraya que “Ankara no permitirá que Kiev caiga bajo el pulgar de Moscú” y por eso “Turquía apoya militarmente a Ucrania y seguirá haciéndolo mientras dure la guerra. Esto se debe a que Turquía considera a Ucrania un aliado importante en el equilibrio de poder en torno al mar Negro. El único acceso marítimo al mar Negro es a través de los estrechos turcos (el Bósforo, a lo largo del cual se encuentra Estambul y los Dardanelos)”.

LA IMPORTANTE CONVENCIÓN DE MONTREUX.

El analista recuerda la Convención de Montreux de 1936 por la cual Turquía recibió en soberanía los estrechos del Bósforo y los Dardanelos, regulando el tránsito de buques de guerra de otros Estados a través de los mismos, convirtiéndola “en una especie de guardián del mar Negro”. En los hechos y gracias a Montreux, “sólo Rusia y Turquía cuentan con grandes armadas, lo que convierte al mar Negro en un condominio ruso-turco”; y como “Rusia es la némesis histórica de Turquía y una potencia militar mayor en comparación con Turquía, Ankara cultiva buenos lazos con las otras cuatro naciones del mar Negro para construir un bloque de equilibrio contra Moscú en torno al Mar Negro. En este sentido, Ucrania, la tercera nación más importante” de ese mar, por población y territorio después de Turquía y Rusia, y la cuarta por el tamaño de su economía, por lo que “ocupa un lugar especialmente destacado en el pensamiento estratégico de Ankara”.

Desde 1991, año de la independencia de Ucrania, Turquía ha mantenido buenos lazos con su aliada.

TODOS ESTÁN DE ACUERDO CON TURQUÍA.

Cağaptay concluye su análisis con un resumen de los intereses que despierta Turquía en todos los países (o bloques) que de alguna forma participan en la guerra que se desató luego de la invasión rusa a Ucrania: “Todas las partes en el conflicto de Ucrania aprecian a Turquía como el único país con el que pueden hablar sobre la guerra. Al mismo tiempo, ninguna de las partes está completamente contenta con la posición de Ankara en la guerra, pero cada una tiene su propia razón para estar satisfecha con Turquía, por ahora”.

“A Moscú le gustaría ver menos asistencia militar turca dada a Ucrania, pero está contento con el salvavidas económico que Erdogan ha proporcionado a Putin”; paralelamente: “A Ucrania le gustaría que Turquía cortara los lazos económicos con Rusia, pero está contenta con el flujo de Bayraktars y otras armas que fluyen desde Ankara para ayudar con su defensa, el problema más apremiante para Kiev ahora”.

Y a Estados Unidos “le gustaría ver” que Turquía hacer una elección por Ucrania respecto a la guerra, “pero está contento con el apoyo militar crucial que Turquía está brindando a Ucrania, así como con el papel de Ankara como un país intermediario para desarticular durante la guerra cuando sea necesario.

“Turquía ha encontrado un punto equilibrado” que favorece sus intereses “entre Ucrania, la OTAN y Rusia en la guerra: Ankara es proucraniana, pero no antirusa”, con lo cual “crece la imagen de Erdogan” fuera y dentro del país, y cualquiera sea el resultado final del conflicto, siempre ganará.

LA FRUTILLA DE LA TORTA.

Este fin de semana Turquía anunció que se extendió el plazo sobre el acuerdo de exportación de cereales desde el mar Negro, tema que preocupaba porque de no haberse logrado el mundo entero podría sufrir escases de alimentos y presión al alza de los precios (ver nota aparte).

El mérito es, sigue siendo, de Erdogan.

Foto: ciudad de Estambul, Turquía | Pixabay.

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