Hoy Rosina nos deja, mujer de risa fácil que muchos la lloran, el Diario Rural también.

Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | El Diario Rural aglutina en torno suyo a un grupo de gente de distintas procedencias del agro nacional. Pueden ser profesionales, agrónomos, veterinarios, técnicos agropecuarios, productores, periodistas, o simplemente personas relacionadas con el sector. Si hay un hilo conductor, ese es el profundo cariño al campo y la comunicación.

Muchos se acercaron y se fueron solos, pero muchos otros se quedaron, pasaron a ser el cerno del programa.

No importa a que institución pertenecen, son ellos los que formaban parte del Diario.

Rosina fue un buen ejemplo de eso. La conocí en la Rural de Rio Negro, incansable, siempre tenía una propuesta nueva, distinta. Por ejemplo, hizo una biblioteca ambulante recorriendo las escuelas.

Un día certificó a la Rural de Rio Negro, siempre estaba dispuesta para hacer cosas.

Un día El Tejar se la llevó, el Diario fiel a sus principios la siguió. El Tejar armaba exposiciones con aquellas empresas que lo surtían. Se ponían de acuerdo con instituciones de los lugares y en el medio del campo se armaba algo.

Después Rosina se fue al INIA, primero a Colonia, después a Tacuarembó, algo distinto, pero no menos interesante, hasta que la vino a buscar el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, y aunque éste no la dejaba salir al aire (eran otros tiempos democráticos, y otros López) seguíamos en contacto.

Hoy Rosina nos deja.  Una dura enfermedad se la llevó, según tengo entendido, ella dijo antes de irse, que quería ir con Gustavo, su marido, al que había perdido hace algunos años.

Mujer de risa fácil, quiero recordarla en aquel partido de fútbol (de los Viejos Negros, cuadro del Diario Rural), que jugó en Guichón. Ella se vistió de futbolista y después de preguntar para dónde había que patear se metió en el partido.

Hay muchos que la lloran, el Diario Rural también.

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