Reflexiones en tiempos de sequía: Si nos endeudamos mirando el futuro y potenciando el mismo, es una muy buena forma de encarar los nuevos tiempos.

Horacio Jaume | Montevideo | Todo El Campo | El agua es vida, nadie lo duda. El desierto se hace fértil cuando esta aparece. Desde lo más profundo de la historia el hombre ha tratado de manejar el agua. Los jardines colgantes de Babilonia, o los sistemas de riego de los romanos, todos pretendían manejar el agua.

Nuestro país es un privilegiado en ese sentido: arroyos, ríos, sangradores y zanjas nos muestran por donde pasa la misma. Tenemos una topografía que nos permitiría pelear mejor la situación cuando las secas se plantan, haciendo represas.

Durante mucho tiempo el solo hecho de hablar de riego era eliminado porque era muy caro.

Hoy nuevamente nos enfrentamos a una sequía. ¿Cuántos terneros nos va a costar, cuántas toneladas de granos vamos a perder, cuánto menos de carne, leche, boniatos, papas no vamos tener?

Hoy nuevamente nos enfrentamos a una sequía y las inquietudes vuelven a aparecer. Si la historia se repite será hasta que llueva, porque en Uruguay llueve, no se sabe cuando ni en qué cantidades, pero llueve.

Por lo tanto, las estadísticas dirán el promedio de milímetros anuales de 1.500 a 1.800. No es lindo meter el dedo en la lastimadura, pero es lo que pasa y es muy triste ver cómo sufren los cultivos o la sed que pasan los animales, y muchos de ellos mueren.

En el agro, siempre los partidos se juegan antes.

¿Qué se puede lograr ahora?, que los impuestos se tiren para adelante, o que el atraso cambiario sea más justo, pero hacer que llueva, eso, no se puede hacer.

La represa India Muerta, hace unos pocos años que se terminó de pagar, es un espejo de agua de 3.000 hectáreas y logra acumular de agua lo que Montevideo consume en un año. Da agua para el arroz y cultivos de verano. Eso significa 6.000 hectáreas de arroz en los cuales están incluidos los regantes del río Cebollatí por un seguro que ellos pagan y 2.900 ha de cultivos de verano se riegan por pívot.

¿Cuántas cosechas se salvaron, cuántos animales no murieron de sed? Si nos endeudamos mirando el futuro y potenciando el mismo, es una muy buena forma de encarar los nuevos tiempos.

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