Al desinterés por la cumbre de la ONU que finalizó, le sigue el Mundial que recién comenzó y del cual todos hablan.

Hébert Dell’Onte | Al cierre de la cumbre mundial de la ONU (COP27) el interés de los ciudadanos de todo el país como del mundo, y de los medios de comunicación nacionales e internacionales, tuvo un giro radical, al trasladar las miradas y sus cámaras desde Egipto a Qatar donde comenzó el Mundial de Fútbol.

Las cumbres de la ONU no suelen ser consideradas por la opinión pública en general. Si se hiciera una encuesta sobre qué temas trató la COP27 que comenzó el 6 de noviembre y terminó el 18, muchos no sabrían responder, aunque en ella se define en el acierto o el error, por acción u omisión, el futuro del planeta y de quienes lo habitamos.

Ese desinterés no es por ignorancia, más bien parece ser que todos nos sentimos muy lejos de lo que allí se discute y sobre todo de lo que allí se resuelve. En el caso concreto de Uruguay, si fuéramos una potencia económica tal vez pudiéramos incidir, pero no lo somos, y además tenemos un área pequeña y un insignificante 3,5 millones de habitantes en un mundo que ya tiene 8.000 millones.

Pero hay algo más preocupante, porque en los países grandes y poderosos también parece haber un desinterés importante de la opinión pública. Es que hay descreimiento en lo que la ONU pueda resolver y luego actuar, y lo peor que le puede pasar a una institución es que las personas no le crean, o que no confíen.

Aún están llegando a las mesas de redacción de todos los medios de comunicación del mundo información y reportes sobre los temas tratados y discutidos en Egipto. En esa edición de Todo El Campo compartimos tres artículos que recogen parte de lo que allí sucedió. Pero lo cierto es que, como dije, a la población le importa poco lo que se resolvió, y en ese desinterés ayudó mucho que tras el cierre de COP27 comenzó de forma inmediata el Mundial de Fútbol.

Una periodista argentina que escribe sobre ambiente, sustentabilidad y cambio climático, escribió que aun cuando está en el aeropuerto y analizando los últimos documentos de la cumbre, su familia le hizo llegar fotos e información sobre el Mundial y la selección de su país. Está claro que dicho el último discurso y levantada la última sesión, pocos se acuerdan de lo que se resolvió y sólo la prensa especializada o los involucrados directamente mantienen la atención.

En Montevideo, cuando uno conversa con personas de diferentes intereses, o analizando los comentarios que nos llegan por las redes sociales, queda claro que el Mundial pasó a ser el protagonista. Con un grado de protagonismo que le saca varios cuerpos a la COP27.

Aquí como en cualquier parte del mundo, todos saben que el acto de inauguración fue en el estadio Al Bayt, que participó Morgan Freeman con un mensaje de paz y amistad, que se cantó por unos brevísimos segundos “Soy celeste” y que el anfitrión y Ecuador disputaron el partido de apertura con todas las críticas al primero por su pobre desempeño.

La cumbre nunca interesó, y los medios de comunicación reflejaron -y causaron- que ese cambio de atención fuera más contundente y avasallante aún. “Importa más un juego, que el futuro del planeta”, dijo un amigo, y otro le recordó que el futbol tiene esa “magia, nos hace olvidar de las cosas malas”.

Una pregunta queda en el tintero: ¿En la cumbre, se habrá hablado sobre la huella de carbono del Mundial, de este, los anteriores y los que vendrán?

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