Para Molino Santa Rosa el decreto del Ejecutivo echa por tierra la estabilidad que ostentaba el sector donde “había un poco de importaciones de harina y de exportaciones” pero “nada significativo” dijo su presidente, Carlos Reyes.
Pérdida de fuente laboral, ruptura en la cadena de pagos y efectos en el desempeño económico de la industria nacional son algunas de las consecuencias denunciadas por las Cooperativas Molino Santa Rosa y Florida luego de conocerse el decreto que rebaja de 12% al 6% los aranceles para la importación de harina proveniente del Mercosur. Preservar las fuentes de trabajo sin tener que incrementar el precio de un producto de la canasta básica familiar estimuló a los industriales a movilizarse para intentar que el poder Ejecutivo revea esta decisión.
La decisión tomada por el Poder Ejecutivo y anunciada en su momento por la ministra de Economía Azucena Arbeleche de bajar del 12% al 6% los aranceles para la importación de harinas de la región, genera tensiones e incertidumbre en el sector molinero del país. Las cooperativas de los molinos Florida y Santa Rosa marcaron distancia a través de un comunicado en el cual puntualizan una serie de perjuicios para las empresas, el sector y las localidades donde se encuentran. Anunciaron en las últimas horas la contratación de una consultoría que les permita conocer con más precisión las consecuencias de estas medidas y “saber dónde estamos parados” señaló Nelson Mas, presidente de la Cooperativa Molino Florida.
En una reunión mantenida con la Cámara Empresarial de Florida que involucra al Centro Comercial, Asociación Rural de Florida y Sociedad de Productores de Leche de Florida y en la cual la Intendencia cumple un papel preponderante, varios legisladores oficialistas nacionales indicaron “que el decreto está por reverse”, aunque los molineros ponen reparos sosteniendo que “el decreto sigue firme y para el caso de la harina es definitivo”.
LA MEDIDA NO BAJARÁ EL PRECIO DEL PAN.
Por la cercanía y la relación comercial entre Uruguay y Argentina, el país vecino es el que tiene las mayores posibilidades de acceder a estos beneficios arancelarios. Mas que “esto de estar expuesto a lo que es la economía argentina” nos deja “en una incertidumbre total”, por tratarse de una de las economías “más fluctuantes del mundo”, publicó el semanario La Mañana.
Para los molineros locales, de habérselos tenido en cuenta podrían haber alcanzado con el equipo económico “una batería de medidas reales y que impacte en el precio final de la harina”. Agregó que esta rebaja arancelaria no “hará que llegue el pan más barato a la gente”.
El cooperativista indicó que las medidas de Economía son “un riesgo latente” para la industria nacional por las pérdidas de fuentes laborales y ruptura en las cadenas de pagos que pueda acarrear. “Hoy los molinos están perdiendo capital de giro” debido a que las subas de las materias primas y sobre todo del trigo, no se ven reflejadas en el precio final de la harina. Además existe un efecto derrame sobre la sociedad donde se encuentran ambos emprendimientos y que beneficia a toda la economía en general.
PARA SANTA ROSA ES UN PROBLEMA CAPITAL.
Para los trabajadores de la Cooperativa Molino Santa Rosa este decreto echa por tierra la estabilidad que ostentaba el sector donde “había un poco de importaciones de harina y de exportaciones” pero “nada significativo” dijo su presidente Carlos Reyes. Agregó que “la incertidumbre” tras esta decisión del Ejecutivo arroja preocupación entre los afectados, aún sin tener un escenario cierto sobre las consecuencias y derivaciones que tendrá sobre el sector.
La industria molinera nacional “ha retrasado los aumentos de harina” para no afectar el bolsillo de los uruguayos, pero “si el trigo mantiene este valor a noviembre y diciembre cuando se cosecha, la industria va a sufrir una fuerte descapitalización”. El no haber transferido todo el valor del aumento de los granos resintió también el ingreso de las empresas. Reyes estima que de no existir un escenario favorable para este fin de año, la empresa molinera de Santa Rosa sufrirá una descapitalización “entre el 20% y 25%” del capital de trabajo. El consumo de harina en el país es muy estandarizado producto del lento crecimiento demográfico. Estos beneficios a las importaciones de harina “obviamente va a redundar en pérdida de puestos de trabajo” manifestó Reyes.
EL RÉGIMEN ARANCELARIO DATABA DEL 2000.
Una consultoría a través de uno de los programas del Instituto Nacional del Cooperativismo que despeje algunas incógnitas y aporte más elementos para toda la industria nacional es el próximo paso en el cual están embarcados. “Nosotros no intentamos generar información solo a los molinos cooperativos sino que le sirva a todo el sector” indicó el entrevistado.
El sistema arancelario vigente data del año 2000 cuando en común acuerdo entre Argentina y Uruguay se dispusieron esos porcentajes “básicamente por las distorsiones que generaba (el vecino país) a los precios de su mercado interno”. Reyes sostuvo que durante todo ese tiempo existió cierta estabilidad que benefició al sector local.
El documento considera que de seguir adelante con lo que establece el decreto habrá pérdida de puestos de trabajo en la industria molinera nacional, efectos negativos sobre el desempeño económico de la industria nacional, restricciones de la industria local en cuanto a su abastecimiento de trigo, afectación en la cadena de pagos y disminución del costo y las exigencias en los controles de calidad que realiza el LATU a los productos importados (harinas, panificados, pastas).
UN ESCENARIO COMPLICADO.
El escenario coyuntural imperante con una guerra de por medio pone un signo de interrogación sobre el sector local, si se tiene en cuenta que el país es tomador de precios. Nelson Mas sostiene que el rubro debe ceñirse a los precios internacionales del trigo, que para el caso de la harina supera el 70% del total del costo de producción de este alimento.
Si bien no se piensa en faltante de materia prima para lo que resta del año, sí las reservas están ajustadas hasta la próxima zafra de trigo respondiendo a la corriente exportadora consecuencia de los buenos precios internacionales. La guerra en Ucrania apuntala este escenario que pone en mala posición a las empresas que deben afrontar el aumento permanente de los insumos. (Artículo de Álvaro Melgarejo en La Mañana).
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