El cambio es inevitable, pero hay cosas que no se pueden cambiar: Los 9 meses de gestación y que las vacas tienen que estar en buen estado para ser preñadas y parir un ternero.

Horacio Jaume | Las cosas no cambian de un día para otro, no tienen fecha de vencimiento, simplemente van cambiando. Uno puede apoyarlos, resistirse o, porque no, incidir en los mismos.

El mercado de haciendas es un buen ejemplo de esa realidad, si analizamos y lo comparamos cómo era y cómo es, podemos llegar a la conclusión que se comercializa lo mismo pero de una forma diferente. Los propios actores si bien se parecen no son iguales, el mundo cambió y la tecnología juega un papel preponderante.

Si bien esto es verdad, hay cosas que no se pueden cambiar: Los 9 meses de gestación y que las vacas tienen que estar en buen estado para ser preñadas y parir un ternero.

La tecnología puede jugar en la velocidad de engorde, también exige que un productor esté más preparado para poder cumplir con la oferta en el momento de la demanda.

Los remates por pantalla se multiplican por todo el país y hay por lo tanto buenos y malos ganados en todo el territorio. Las noticias corren más rápido; sabemos en qué momento abren los mercados para determinada calidad de carne.

Antes los tiempos eran otros y la comercialización más lenta. Capaz que el esfuerzo fuese mayor pero los resultados más lentos.

En definitiva, realidades distintas exigen un aumento del porcentaje de extracción, eso provoca que las categorías sean cada vez más nuevas y que el engorde a corral está llamado a tener un papel más preponderante.

La agricultura forrajera le queda mucho terreno por recorrer, principalmente en el tema reserva. Se abre un tiempo nuevo para la ganadería, quiera Dios que sepamos aprovecharlo.

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