Justino Zavala: “En mayo cerraron 20 tambos. Son los que no tienen voz, los que cierran en silencio, dejando en muchos casos una vida de sacrificio y trabajo. Nos debemos la respuesta a la pregunta: ¿No hay nada para evitar esta sangría permanente de tamberos?”.

Hébert Dell’Onte Larrosa | Ante un conflicto sindical con medidas que afectan al rubro en el que se desarrolla, lo primero que se debe hacer es preguntarse cuán legítimos son los reclamos; en caso de serlo -y muchas veces lo son- la pregunta pasa a ser cuán pertinentes y legítimas son las medidas que se adoptan para ser atendidos en esos reclamos; y lo tercero hasta qué punto la sociedad y el país puede soportar esas medidas sindicales.

Los pedidos de aumento de sueldos y mejores condiciones laborales, por mencionar un tema común en las plataformas sindicales, suelen ser legítimos.

Las medidas sindicales también son, en principio, legítimas y pertinentes. En un Estado de Derecho la legitimidad la da la ley y las normas, pero la pertinencia es mucho más discutida porque a veces los gremios, para hacer escuchar su reclamo y lograr el objetivo buscado, toman medidas en momentos de mayor sensibilidad para el rubro en cuestión.

Por ejemplo, en el transporte parar en los últimos días de diciembre es mucho más efectivo a los objetivos de los trabajadores que hacerlo en otra fecha del año. Demos por legítimo el reclamo en sí, la medida de suspensión de actividades también lo es, pero la pertinencia está cuestionada en cuanto que se trata de un momento de mayor traslado de ciudadanos dentro y fuera del país, por lo que la afectación a la empresa es mayor y además se perjudica a quienes compraron sus pasajes y organizaron un reencuentro familiar para esas fechas tan especiales. Otro ejemplo que se me ocurre entre los muchos que hay es el paro de guardavidas en la temporada de playas.

Lo más difícil de medir es hasta qué punto la sociedad puede soportar una medida sindical.

¿Qué sucedería si en la temporada alta del turismo el gremio de los hoteleros parara por tiempo indeterminado cerrando las puertas de los hoteles generando caídas de reservas con el perjuicio millonario para todo el país más allá del sector turístico en sí?

La misma pregunta vale si los trabajadores del puerto pararan las exportaciones o los UTE dejaran de cumplir servicios de mantenimiento. El reclamo tal vez sea legítimo, la medida (suspender las actividades) también, pero no la afectación a todo el trabajo nacional y a sectores ajenos.

Todo esto viene a raíz del conflicto en el sector lácteo -otra vez el conflicto lácteo- que se ha convertido en el paradigma de la torpeza y terquedad sindical, aún en contra de los intereses nacionales.

Aunque parezca alocado el gremio, cuyos representantes supongo fueron elegidos por los trabajadores, tiene todo el derecho de preferir el conflicto a la recuperación salarial. No son los empresarios ni el Gobierno los que deben decirle que están equivocados, esa tarea corresponde a los mismos trabajadores si es que consideran que sus representantes lo están.

El problema es que el conflicto ha escalado al punto de afectar las exportaciones. Para lograrlo anunciaron trabajar con sindicatos afines y dar un paso que escapa de todo sentido común: entrevistarse con embajadores de los países a los que Uruguay exporta productos lácteos para hacerles saber su situación y lógicamente empañar la imagen de nuestro país. Una actitud que de tan baja no tiene calificación.

Mientras tanto el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social se limita a negociar y presentar propuestas que no solucionan nada porque como ha sido claro los trabajadores están dispuestos a todo, incluso perder la recuperación salarial, con tal de no comprometerse a un período de paz sindical.

El sábado 9 de julio recibí un WhatsApp de Justino Zavala en el que puntualizaba sobre los tambos que cierran y cómo se afecta a los productores que son trabajadores como todos los de la cadena láctea con el agregado de que forman parte del eslabón principal sin el cual todo lo demás se desmorona.

“Ayer cerramos una semana más de conflicto en la industria láctea con la información del cierre de 20 tambos en el mes de mayo. Son los que no tienen voz, los que cierran en silencio, dejando en muchos casos una vida de sacrificio y trabajo. Nos debemos la respuesta a la pregunta, ¿No hay nada para evitar esta sangría permanente de tamberos?”, escribió el productor y dirigente gremial de reconocida trayectoria.

Con esa breve reflexión nos plantea el tema y una interrogante que todos nos hacemos, los que están en el sector como los que observamos de afuera.

Se me ocurre un par de interrogantes más: ¿Son los sindicatos -avalados por el PIT-CNT- capaces de hacer todo lo posible con tal de trancar las exportaciones? Ante eso, ¿el Gobierno sólo apela a negociar?

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